Quienes conocen bien a Salvador Illa, recién investido presidente de la Generalitat de Cataluña, dicen que es un espartano en cuanto a su ritmo de trabajo pero que permite trabajar en grupo mostrando un respeto absoluto a sus colaboradores, algo que no es incompatible con exigir niveles de objetivos. Humanamente, hablan de él como una persona educada, afable y sencilla, muy lejos del divismo que otros, con menos trayectoria política, destilan. De él, su ámbito subraya estas virtudes: templanza, honestidad, paciencia y lealtad.
Salvador Illa Roca, nació el 5 de mayo de 1966 en La Roca del Vallès, Barcelona, ciudad de la que fue primero concejal y luego, alcalde. Illa pertenece a una familia de orígenes modestos. Su padre, Josep, fue trabajador de una fábrica textil y su madre, María, ama de casa. Ambos han marcado su vida junto a sus dos hermanos, Ramón y José María, menores que él.
Estudió de niño en los Escolapios de Granollers y sus estudios superiores los cursó en la Universidad de Barcelona, donde se licenció en Filosofía entre 1984 y 1989. En las milicias universitarias alcanzo el grado de alférez en el Cuartel del Bruc de Barcelona. Amplió estudios en la Universidad de Navarra con un máster en Economía y Dirección de Empresas en el IESE.
Sus inicios en la política los compatibilizó con sus estudios. En 1987 es concejal de Cultura en La Roca del Vallès y en 1995 se afilia al PSC. Ese mismo año, es nombrado alcalde de su ciudad natal hasta 2005 por una triste carambola al fallecer en septiembre de este año, el hasta entonces alcalde Romà Planas i Miró.
Su llegada a la política autonómica le llega cuando es designado director general de Gestión de Infraestructuras del Departamento de Justicia de la Generalitat de Cataluña, cargo que ocupó desde septiembre de 2005 hasta 2009. En 2010, vuelve a la política local, pero en el Ayuntamiento de Barcelona como director de Gestión Económica en el Ayuntamiento de Barcelona. Continúa su ascenso y en 2016, es designado Gerente de Empresa, Cultura e Innovación. En ese momento, le llega su primera responsabilidad orgánica de importancia en el PSC como secretario de Organización del PSC, en la práctica el número dos del partido junto a Miquel Iceta de Secretario General. Con el actual embajador de España en la Unesco, mantiene una gran amistad, siendo su mentor hasta su llegada al Gobierno de Pedro Sánchez.
En buena parte por influencia de Iceta y en parte por la fama de buen gestor que se había ganado, es nombrado en 2020 ministro de Sanidad, debutando con una dura enemiga: la pandemia de la COVID. Fue en ese gran reto donde se descubre los valores tanto de gestión como humanos de Illa. En enero de 2021, Pedro Sánchez le propone el reto, nada fácil entonces, de ser el candidato del PSOE a las elecciones autonómicas de Cataluña. Illa, sin reserva alguna, lo acepta y gana las elecciones.
También ha tenido experiencia, ya que entre 2012 y 2016, fue profesor asociado en la Facultad de Comunicación y Relaciones Internacionales Blanquerna de Barcelona donde dio clases de “Introducción a la Economía” y de “Gestión Financiera” en el Máster de Gestión Pública Avanzada de la Universidad de Barcelona.
Su mujer, intimidad y la agricultura como afición
El exministro guarda con celo y mucha discreción su ámbito privado. Se sabe que ha contraído matrimonio en dos ocasiones. Actualmente, reside con su segunda esposa, Marta Estruch y una hija adolescente, en su ciudad natal y de la que fue alcalde, La Roca del Vallès. Su esposa evita la aparición en actos públicos o mítines junto a su esposo. Solo se la ha visto durante el encuentro de su marido con el Papa en el Vaticano. Amante de una vida tranquila, aunque la intensa vida política se lo impide, su casa del centro está rodeada de un amplio jardín y practica una de sus grandes aficiones, la agricultura dedicando sus ratos libres a ayudar en el huerto de su padre y deleitándose recogiendo verduras y hortalizas.
La última declaración de bienes de 2021 revela su carácter moderado y de buen gestor. Tiene un solo coche, un Volkswagen Golf del 2003. Posee una vivienda adquirida en 2005, de la cual es dueño al 50%, valorada en 217.042 euros, y un garaje adquirido en 2004, de su propiedad al 100%. En los bancos, 12.995 euros en cuentas, así como 48.341,91 euros en planes de pensiones, junto a una deuda de 6.611,97 euros de un préstamo hipotecario.
Es muy activo en redes sociales como Twitter, LinkedIn y Facebook. El perfil en Instagram es privado. Aunque su serenidad y templanza es importante, cuando tiene momentos duros sus manos suelen jugar con un clip que le ayuda a tranquilizarse y a mantener a raya sus nervios.
Gran aficionado y practicante del running para mantenerse en forma y desconectar. A esta actividad deportiva se entrega de manera regular a lo largo del paseo marítimo de Barcelona durante los días de diario y en los fines de semana, en su pueblo cerca del río Mogent.
Lector interesado en el ensayo histórico y político sobre la ficción aunque hubo un tiempo en el que devoró obras de historiadores griegos y latinos. También lee ensayos económicos en inglés para no perder el dominio del idioma.
Es creyente y la religión forma parte de su idiosincrasia como persona austero, leal, honrada, y paciente. En su etapa en Madrid, mantuvo una relación cercana con el Arzobispo de Barcelona Juan José Omella, cuando este era presidente de la Comisión Episcopal, habiendo fortalecido esta conexión a su regreso en Barcelona. Vacaciona y se pierde cuando puede en destinos catalanes, especialmente la Costa Brava y Palamós en el Bajo Ampurdán.