Sáenz de Santamaría y Cospedal mantuvieron una audiencia privada con el Papa, que felicitó a la presidenta de Castilla-La Mancha por presidir la tierra donde nació Juan de Ávila. La vicepresidenta del Gobierno se reunió también con el secretario de Estado de la Santa Sede, el cardenal Tarcisio Bertone, con quien trató las relaciones bilaterales.

La gran trascendencia de la Santa Sede
En una cena organizada posteriormente por la embajada española ante el Vaticano Soraya Sáenz de Santamaría dijo que el Ejecutivo español está agradecido "por el papel que las instituciones de la Iglesia están llevando a cabo en nuestro país, para ayudar a paliar los efectos de la crisis económica". La número dos del Gobierno recordó que las relaciones diplomáticas entre España y la Santa Sede se remontan a 1622 y subrayó la "gran trascendencia" que para el Gobierno de España tiene la relación con la Santa Sede.

La cúpula de la Iglesia católica
A la cena asistió una amplia representación de la jerarquía católica española, como los cardenales Antonio Cañizares, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el español con más rango en el Vaticano, y el presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela.

El Gobierno dispuso para la ocasión una amplia delegación oficial, en la que estuvieron el embajador de España ante la Santa Sede, Eduardo Gutiérrez Sáenz de Buruaga; el subsecretario de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Rafael Mendívil Peydró; la directora del gabinete de la vicepresidenta del gobierno, María González Pico; la senadora por Ciudad Real, Carmen Fúnez; y el director general jefe del gabinete de la presidenta de la Junta de Castilla-La Mancha, José Luis Ortiz, entre otros.