Luis Rubiales se encuentra en una encrucijada tras su decisión de atornillarse al sillón de la Real Federación Española de Fútbol. Sobre el presidente de la RFEF pesa, por el momento, una suspensión de FIFA, el máximo órgano rector del fútbol a escala global, por su abuso de poder y conducta machista hacia Jenni Hermoso en Australia. La amenaza de la inhabilitación también arrincona al de Motril, que espera una decisión del Tribunal Administrativo del Deporte tras la denuncia presentada por el Gobierno. La respuesta del por ahora responsable federativo pasa por mandar a una guerra abierta contra el Ejecutivo de coalición por sus “injerencias” en el caso, según ha desvelado Onda Cero y ha podido confirmar ElPlural.com. Rubiales morirá matando y lo hará a través de Andreu Camps y su séquito de fieles, que presentaron el viernes un requerimiento contra la Administración ante la UEFA, poniendo incluso en peligro la participación de los equipos españoles en las competiciones europeas y de la Selección Española en la próxima Eurocopa, que se celebrará el próximo verano de 2024 en Alemania.

La estrategia de Luis Rubiales de huir hacia adelante y arramplar con todo a su paso, contempla una escalada en su pulso contra el Gobierno de coalición. El gabinete presidencial, encabezado por el propio Pedro Sánchez, salió en tromba contra el responsable último de la RFEF el pasado lunes, condenando sus comportamientos en Australia e instándole a unas disculpas más ambiciosas. Ese escenario no se manejó en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. Lejos del arrepentimiento, el de Motril ha emprendido una guerra abierta contra la Moncloa, mandando a su mano derecha, el secretario general de la federación, Andreu Camps, al campo de batalla contra la Administración.

Morir matando

A pesar de la inhabilitación, el presidente de la RFEF ha llamado a filas a sus huestes para combatir las “injerencias” del Gobierno. En su entorno entienden que la presión ejercida por la coalición esta semana, sumado a las denuncias ante el TAD para activar su inhabilitación, suponen una intervención directa a la que deben contestar. La respuesta del séquito de Rubiales la encabeza Andreu Camps, su hombre de máxima confianza y, a la postre, secretario general del ente federativo, que ha presentado una denuncia contra el Ejecutivo ante la UEFA, órgano responsable del fútbol a título continental, según ha publicado Onda Cero.

La maniobra del brazo armado de Rubiales ejemplifica la obstinación de un presidente dispuesto a todo por no abandonar los privilegios inherentes a su cargo. Tanto es así, que el responsable de la salubridad del fútbol español, con esta maniobra, hace peligrar la vida de los equipos nacionales en las competiciones continentales, así como de la Selección española en el próximo gran torneo internacional: la Eurocopa de Alemania de 2024. Camps señala directamente a los miembros del gabinete de Pedro Sánchez que han urgido a la toma de medidas drásticas -véase dimisión o inhabilitación- contra la cabeza visible del órgano. Concretamente, el número dos del presidente apunta a la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, pero también contra los responsables de deportes, el ministro, Miquel Iceta, y su secretario de Estado, Víctor Francos. Este último ostenta la presidencia del CSD, que ya elevó una denuncia contra el exfutbolista ante el TAD.

A tenor de estas informaciones, el fin último de Camps es que UEFA amenace con la exclusión de España y sus equipos de las competiciones europeas. Una jugada que evoca épocas pretéritas, cuando Ángel María Villar hizo lo propio con Joseph Blatter ante el “chantaje” del Ejecutivo, también de signo socialista en aquel momento y encabezado por el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero.

Rocha, ante su primera gran decisión

Los estatutos de la UEFA recogen que sus asociaciones son las responsables últimas de la “gestión” de sus asuntos, eludiendo cualquier “influencia de terceros” y de forma “independiente”. “Cualquier órgano o decisión de un órgano que no haya sido elegido o nombrado de acuerdo con dicho procedimiento, incluso de forma provisional, no será reconocido por la UEFA”, reza el texto sagrado de la organización continental. En este punto, cabe resaltar el mutismo que impera en la sede central del organismo. Ni su presidente, Aleksander Ceferin, ni ningún otro miembro de relumbrón se ha atrevido siquiera a reaccionar a la conducta de Luis Rubiales, quien a la postre ostenta la presidencia del Comité de Licencias de Clubes desde el pasado mes de julio.

En el seno de la RFEF subrayan la estrecha relación que mantienen ambos dirigentes, incluso dibujando un vínculo de “gran amistad personal”, según recoge Onda Cero. De hecho, hay quien apunta que es esta la razón por la que UEFA aún no se ha pronunciado. No obstante, lo cierto es que tampoco hay una decisión ante la denuncia de Camps para salvar a su jefe, aunque sí mandaron a Thierry Favre, director de relaciones con las federaciones, a la Asamblea del pasado viernes.

La suspensión de FIFA provocó la activación de los resortes estatutarios de la RFEF para situar a Pedro Rocha como presidente interino. Ahora, dos días después de su designación exprés, se encuentra ante la primera gran decisión como máximo responsable federativo. Tiene potestad para mantener o retirar la denuncia del secretario general, pero también puede cesar de su cargo al propio Camps.