La segunda jornada del debate de la moción de censura está alcanzando su cénit. El portavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados ha recogido el testigo de su homóloga del PP, Cuca Gamarra, en la tribuna, percutiendo en la idea de que populares y ultraderechistas dormitan en la misma cama. El discurso de Patxi López ha surcado un océano de reproches a sus “adversarios” directos, focalizados en los constantes intentos de los populares de no sofocar a sus futuros socios. “No han aprovechado la oportunidad para decir que no son lo mismo”, deslizaba el exlehendakari, al mismo tiempo que evocaba el papel del otrora jefe de filas de los conservadores, Pablo Casado, en la moción de 2020.

El martes acabó con buen sabor de boca. Al menos a lo que respecta al Gobierno y a Ferraz. El PSOE se dio por satisfecho con el transcurso de la primera jornada de la moción de censura. En el cuartel general de los socialistas se respiraba un triunfalismo contenido, sabedores de que este balón de oxígeno puede ser algo líquido. Las sensaciones se replican este miércoles, sobre todo tras la intervención de Patxi López. El portavoz socialista ha lanzado una salva de misiles contra la línea de flotación de un Partido Popular reticente a combatir a Vox desde el terreno de las ideas. Gamarra orientó su intervención a la confrontación directa con el Ejecutivo de Pedro Sánchez, expiando los pecadillos de Tamames y reprochando a sus socios el regalo a la izquierda.

El grueso del discurso del portavoz socialista se ha centrado en la figura del ausente -y silente- Alberto Núñez Feijóo. El jefe de filas del Partido Popular, que no ha dejado caerse por la Carrera de San Jerónimo, ha optado por ocultarse en las entrañas de Génova. O al menos eso es lo que le han reprochado desde Ferraz y Moncloa durante estas semanas. El martes, el gallego se organizó un encuentro con embajadores en la Embajada de Suecia en Madrid, ajeno por completo al show ultraderechista en la Cámara Baja y arrinconado por una abstención supeditada al escenario postelectoral.

Patxi López: "Abascal dejó claro que ustedes están juntos, son lo mismo, defienden lo mismo y, sobre todo, que su futuro es el mismo"

López ha reivindicado la “esperanza” que representa el Gobierno progresista frente a la “oscuridad” que evoca la ultraderecha, de la mano del colaboracionismo de Tamames. No obstante, aunque a lomos de la ironía, el portavoz socialista ha agradecido al candidato que prestara su nombre a Vox porque estas sesiones han arrojado luz sobre varios asuntos. A su juicio, la extrema derecha parlamentaria no ha presentado una moción, sino tres: una -quizás la más obvia-, a la coalición; otra a Vox y la última, al Partido Popular. Sobre esta última idea ha redundado el dirigente del PSOE, no sin antes verbalizar ese ánimo de victoria contenida al subrayar que no solo el Ejecutivo sale reforzado, sino que ha evidenciado su “enorme recorrido de futuro” frente a la “nada” más absoluta personificada en la derecha.

El PSOE ha percutido en que la tercera de las mociones mentadas es la “real”, la que la ultraderecha ha presentado contra un Partido Popular subyugado a los designios de Vox. El portavoz socialista ha lamentado que el principal partido de la coalición constate su incapacidad manifiesta para desvincularse de la ultraderecha. De hecho, considera que la intervención de Abascal este pasado martes fue la escenificación del “amor” que ambas formaciones se profesan. “No sé si era el abrazo del oso, pero por si alguien no se hubiera enterado todavía, dejó claro que ustedes están juntos, son lo mismo, defienden lo mismo y, sobre todo, que su futuro es el mismo”, insistía un López espoleado por las palmas de la bancada socialista.

Los cálculos de Génova

A partir de ahí, López ha elevado el tono, con reproches constantes a la bancada popular, personificados en la figura de Cuca Gamarra, auspiciados por su discurso “faltón con el Gobierno” y “contemporizador” con Vox. Una intervención sujeta a las cuentas de la lechera postelectorales, sabedores ambos que se necesitan para arrancar autonomías y ayuntamientos de las garras socialistas. El PSOE ha olido sangre y no ha soltado el hueso en ningún momento. Por ello, ha lamentado que la “moderación” de Feijóo conduzca al Grupo Popular hacia la abstención en esta moción, aunque no es sino una demostración de que en su viaje al centro la primera parada está en el “extremo más derecho de la política”. “Con los más reaccionarios de este país”, ha apostillado.

Una de las primeras acciones de Feijóo al frente del Partido Popular fue su bendición al pacto de Alfonso Fernández Mañueco con Vox en Castilla y León. López lo sabe y por ahí ha percutido en su segunda parte de la intervención, con alusiones expresas a una atribuida debilidad de liderazgo. “Cada vez que ha tenido posición propia, los que mandan de verdad en el PP han provocado que cambiara de posición de inmediato”, ha sentenciado el portavoz socialista, desbocado, ante la complicidad de las derechas. “Eso es demostrar un liderazgo solvente, ¿verdad?”, ha continuado, no sin antes recurrir a la ironía de nuevo para cuestionarse cómo es posible que, tras escuchar a Gamarra, no cambien la abstención por un “voto a favor” de la moción. A todo ello hay que añadir –y así lo ha hecho el ex Lehendakari- que Génova ha dado carta blanca a sus barones “para pactar” con la fuerza de Abascal.

López sugiere que “podrían esconderse” tras un voto en contra, pero no lo hacen porque “el futuro de Feijóo está ligado a Vox”. “Ya no engañan a nadie”, ha resumido el portavoz del PSOE en el Congreso, apelando a las constantes llamadas del líder de la oposición a la “moderación”, soterradas por las soflamas de Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid y “una de las que le marca el paso”, o diluidas entre las salidas de tono del portavoz conservador en el Senado, Javier Maroto. “Los hechos y las palabras van por el camino opuesto”, certifica.

López, a Feijóo: "Cada vez que ha tenido posición propia, los que mandan de verdad en el PP han provocado que cambiara de posición de inmediato"

En cualquier caso, el portavoz socialista ha rehuido la etiqueta de “enemigo político” del Partido Popular, diferenciándose así -o al menos así lo ha sugerido- de los conservadores. “Para ustedes no somos sus adversarios porque juegan a la antipolítica”, continúa el portavoz parlamentario del PSOE, al tiempo que censura que el único interés popular se basa en el “poder por el poder” porque “no tienen programa”. Por ello, remarca que la “diferencia” entre ambas formaciones, a pesar de la evidente y perenne discrepancia, es que el PP nunca será un “enemigo” para el PSOE. “Sabemos lo que esto significa y a donde conducen estas políticas”, ha rematado.