Albert Rivera y el bufete de abogados Martínez-Echevarría están separando sus caminos. Lo que parecía un matrimonio idílico en 2020, se ha deteriorado hasta el punto de desembocar en una maraña de filtraciones que no dejan en buen lugar al expresidente de Ciudadanos. Su salida del despacho alimentó los rumores de un posible regreso a la política. Sin embargo, una de las puertas que estaban abiertas se ha cerrado a cal y canto. El Partido Popular ha desestimado el fichaje del exdirigente liberal, puesto que entienden que ya “no aporta nada”.

Los rumores han vinculado a Rivera con el Partido Popular desde el desembarco en Génova del que fuera uno de sus hombres de confianza en Ciudadanos, Fran Hervías. Los conservadores se hicieron con el fontanero de confianza de Rivera en marzo del año pasado para liderar la OPA a la formación liberal. De hecho, incluso se especulaba con que tendría un espacio en la Convención Nacional del PP del pasado otoño, pero finalmente no ocurrió.

Sentimientos encontrados

El interés del PP en Albert Rivera se ha congelado hasta tal punto que en el partido ya no creen que sea un activo interesante para el futuro. Según recoge El Confidencial de voces de peso en la formación, el ex de Ciudadanos “ni está ni se le espera”. La relación del antiguo adversario de los conservadores con la cúpula es cordial, incluso ha almorzado en varias ocasiones con Pablo Casado, Teodoro García Egea y el alcalde de Madrid y portavoz nacional, José Luis Martínez-Almeida. Más allá de esta relación y los debates que comparten, no hay visos a una posible colaboración.

El nombre de Albert Rivera provoca sentimientos encontrados en Génova. El entorno de García Egea le tiene en alta estima, pero hay un sector del partido que no le perdona su afán de sorpasar al PP, ya que, a la postre, ha valido para que Podemos, Bildu y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) sean decisivos para el futuro del país. De hecho, le reprochan que desdeñara un pacto con Pedro Sánchez y enterrara su condición de partido bisagra.

Pero más allá de los prejuicios que conviven en el seno del partido, desde un prisma práctico, los conservadores creen que la figura de Rivera está “quemada” y amortizada. Entienden, por tanto, que poca cosa “podría aportar”.

Próximo destino

De hecho, el propio Albert Rivera ya dejó claro a través de un comunicado que su futuro no pasa por una vuelta a la vida pública. Además, reveló que en los próximos días anunciará cuál será el próximo destino. Tal es su desapego de la política que, desde que verbalizó su dimisión, no ha participado en ningún acto de Ciudadanos, evidenciando, a su vez, su rechazo a la estrategia implantada por Inés Arrimadas. Algunos excompañeros incluso le señalan como el responsable de las fugas hacia el Partido Popular.

Por el momento, Rivera está centrado en liquidar su relación con Martínez-Echevarría. Tanto el expresidente de Ciudadanos como su mano derecha, José Manuel Villegas, reclaman al bufete las remuneraciones que se le deben, amén de los emolumentos que le corresponderían hasta marzo de 2025, fecha en la que expira el contrato.