La derrota electoral sufrida por el bloque de la izquierda en Andalucía ha generado incertidumbre dentro del seno de la coalición de Gobierno. La sensación que transmiten las fuentes consultadas es que no están siendo capaces de capitalizar en votos todo el esfuerzo realizado para proteger a los más vulnerables, dotar de derechos a los trabajadores de este país e invertir en proyectar una agenda social rubricada en el pacto de Gobierno suscrito al inicio de la legislatura. “Queda tiempo y las elecciones autonómicas no son las generales”, transmiten oficialmente. Fuera de cámaras, el mensaje es distinto: hay miedo a que España esté adentrándose en una ola reaccionaria donde el auge de la derecha sea insalvable en la carrera electoral que deberán afrontar los partidos de cara a las generales que tendrán lugar a finales de 2023.

La receta es clara: toca redoblar esfuerzos a golpe de progresismo. No es de extrañar que el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto al resto de los plenipotenciarios en la negociación, hayan decidido adelantar la renovación del decreto anticrisis para paliar la fuerte inflación arrastrada desde el inicio de la guerra en Ucrania. Será este sábado cuando el Consejo de Ministros acometa una renovación integral de la legislación ya vigente para ampliar la protección a las familias que están asumiendo con mayor dureza el incremento de precios de la gasolina, la compra en el supermercado y la factura eléctrica. Por el momento, los pormenores de este decreto son desconocidos y siguen siendo negociados a contrarreloj en la coalición.

Sin embargo, en Unidas Podemos no dudan. La propia vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, hizo públicas sus reivindicaciones este lunes -un día después de la debacle electoral- a través de un hilo en Twitter. Entre sus exigencias, un cheque de 300 euros para las familias que peor lo están pasando, un aumento del impuesto de sociedades a las grandes eléctricas y un descuento del 50% en el abono del transporte público para contrarrestar la subida del diésel.

Si bien las sensaciones entre los ministros morados y los socialistas son compartidas, el análisis de situación varía. Fuentes del entorno de Podemos consideran que, ahora, con la Cumbre de la OTAN monopolizando la agenda pública y Feijóo alimentándose de una victoria electoral que utilizará como excusa para lanzar ataques enfervorecidos contra el Ejecutivo, no es el momento de hacer seguidismo del PP. Hay que dejar de mirar a la oposición y cuidar el bloque de la investidura, sostienen estas fuentes, muy deteriorado en las últimas fechas por diferentes tiranteces legislativas como la Ley Audiovisual, enmendada junto al PP cuando quedaban dos días para su consideración en el Congreso, o la reforma laboral, a la que ninguna de las formaciones que sostienen al Gobierno tuvo acceso por el ultimátum de la patronal.

“Si el PSOE juega a ser Feijóo, elegirán al original”, sostienen estas mismas voces. Una referencia a la necesidad que, consideran, tiene el PSOE de presentar un relato de partido de Estado y que, en no pocas ocasiones, ha provocado fricciones con los socios naturales del Gobierno. Según argumentan las fuentes moradas consultadas por este periódico, hay que reconectar con “toda esa gente ilusionada” que apostó por la renovación en las últimas elecciones generales y que está impaciente por volver a tener motivos para reeditar la alianza de izquierdas.

Frente a la ola reaccionaria, el Gobierno

Es la herramienta más potente que tienen en su mano. Frente a la ola reaccionaria, el ascenso de un PP que consigue reagruparse y tener serias opciones electorales de conseguir un resultado suficiente en las próximas generales y una izquierda desmovilizada y que no conecta con sus votantes, desde Unidas Podemos insisten en que el Gobierno es la única llave para volver a generar la ilusión perdida en las últimas citas electorales.

Con valentía y determinación, explican, y con la necesidad de ser coherentes en su hoja de ruta. Aumentar el gasto en defensa o pactar los jueces con el PP, a nivel electoral, resta. Esta es su síntesis y su balance principal: el bloque progresista debe ser capaz de hacer llegar un proyecto de país definido. El sábado, con el decreto anticrisis, se producirá el primer movimiento de un horizonte legislativo con “rumbo claro”.