Luis Bárcenas tiró de la manta y puso contra las cuerdas no sólo a Mariano Rajoy y a la anterior dirección del Partido Popular, sino también a Pablo Casado y todo su equipo. La cúpula de Génova tiene que liderar la respuesta a los efectos que produzcan las revelaciones del ex tesorero. Para ello, la zona noble ya ha dispuesto de una estrategia que no cuenta con la confianza de los barones.

Según publica La Razón, el plan de Génova frente a Bárcenas ha sumido en un profundo desconcierto a los líderes territoriales. El futuro de las siglas del Partido Popular está en entredicho y es precisamente este el mayor miedo de los barones. Con la incertidumbre adueñándose del partido, recuerdan que Alberto Núñez Feijóo siempre ha mantenido que daría el salto a Madrid si el futuro de la formación se viera comprometido.

El líder del Partido Popular sufre ahora las consecuencias de su llegada al trono de Génova. “Entró como un elefante en una cacharrería”, recuerdan dirigentes del PP a La Razón. Y es que Casado y su equipo “limpiaron” todo recuerdo de la etapa marianista. Una estrategia que evocaba cierto carácter renovador.

Sin embargo, el principal problema para Pablo Casado es el ‘cómo’ impulsó la remodelación para dominar toda la estructura popular. El nuevo equipo arrampló con todo lo que se encontró a su paso y que pudiera destilar efluvios de etapas más oscuras. Una purga que depuró, a la postre, a quienes más conocimientos tenían de la herencia que el líder conservador quiso enterrar.

El problema no es ya lo que pasase en la Caja B de Madrid, sino en todas las territoriales

 Es precisamente este motivo el que explica, según el citado medio, la debilidad de Pablo Casado ante Luis Bárcenas. El líder actúa a ciegas, sin pleno conocimiento del escenario y situando a piezas como Javier Maroto o Rafael Hernando en el disparadero. De hecho, los barones entienden que sendos ataques a Bárcenas “sólo sirven para fortalecer” al ex tesorero.

Quienes conocen el modus operandi de Bárcenas están plenamente seguros de que custodia todo tipo de documentos – e incluso grabaciones – comprometedores para la cúpula del partido. “Puede que los tenga hasta en Suiza. Donde no sólo está su cuenta, son las seis que hay”, admiten entre bambalinas.

En toda la estructura del Partido Popular nadie pone en duda que Casado y su séquito no tienen relación con lo que pueda revelar Bárcenas. No obstante, entienden que cuando se llega a la Presidencia hay que estar “para lo bueno y para lo malo.

En el fuero interno son conscientes de que se juzga un problema estructural en el que “todo el mundo era partícipe” y no sólo en el ámbito nacional. Según expone a La Razón una figura representativa de la anterior etapa, “el problema no es ya lo que pasase en la Caja B de Madrid, sino en todas las territoriales”.

Este mismo escudero desliza que los sobres “no sólo se daban en Génova para controlar compromisarios y gente afín”, sino que era un método de “tener a la gente contenta y tranquila”. “Eso se consigue o con un puesto o con una remuneración”, explica.

La estrategia de Casado, escenificada a través de Maroto y Hernando, se derrumba con inusitada facilidad si se dirige la mirada hacia la Cámara Alta. En el Grupo Popular en el Senado “están dos senadores que ya han salido en los papeles, pero esperemos que no llegue al club de golf de Madrid”.