Pablo Casado visitó los estudios de Onda Cero un día después del fallo del Tribunal Supremo. El presidente del Partido Popular fue preguntado precisamente por esta decisión de los seis magistrados, aunque el conservador sentenció que la exhumación de Franco no es prioritaria y que le preocupan más “los dictadores vivos que los muertos”, en referencia al encuentro de Sánchez con el presidente de Irán, Hasán Rohani.

El máximo mandatario del Partido Popular criticó que el presidente del Gobierno se reuniera con un “dictador” como Rohani. El encuentro se produjo en el marco de la 74º Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York. Casado sí considera al dirigente iraní como tirano, pero omitió este epíteto para Gadafi.  

En su intento por cuestionar la decisión de Pedro Sánchez de sacar a Franco del Valle de los Caídos, Pablo Casado pisó un charco que hacía tiempo ni siquiera bordeaba. Para ello habría que remontarse al año 2010, cuando Befesa, filial del grupo Abengoa, contrató a José María Aznar para interceder con el Gobierno de Gadafi y obtener cuatro nuevas desaladoras en Libia.

En esa época tuvo lugar el negocio de Abengoa, que lo cifró en 950 millones de euros. Dio la casualidad de que Pablo Casado ejercía, en esos momentos, como asistente y vocal de la oficina de José María Aznar. Esto quiere decir que el actual líder del PP era el receptor de las comunicaciones entre el expresidente del Ejecutivo español y el Gobierno de Gadafi.

“Gadafi no era un dictador”

El líder del Partido Popular sostuvo en 2015, cuando era responsable de Comunicación, aseguró en una entrevista concedida a Carne Cruda Radio, que cuando tuvieron lugar estos negocios, Gadafi “no estaba considerado un dictador”.

De hecho, continuando con su argumentación, Pablo Casado aseguró que “era la época en la que se estaba desarmando”. Alegó, además, que Gadafi “fue recibido como un gudari” por José Luis Rodríguez Zapatero, Trinidad Jiménez y el Rey cuando visitó España “y plantó su jaima”.