Que Alfonso Fernández Mañueco no solo no le haya hecho ascos al pacto con Vox sino que esté encantado de ser el primer político de la democracia que mete a la extrema derecha en un gobierno con vicepresidencia y consejerías, podría parecer extraño para quienes piensen que el Partido Popular es una formación democrática. Tal vez debería repasar su álbum familiar para rememorar la identidad de su padre, Marcelo Fernández Nieto, quien también fue alcalde, aunque franquista, de Salamanca y en línea a su pensamiento falangista se declaró como "adito en todo al nuevo Estado" de Francisco Franco. Así es más fácil entender la comodidad de un Mañueco coaligado con un partido nostálgico como es Vox.

Y aunque nadie duda de que en el plano teórico y estatutario el PP es un partido democrático, lo cierto es que dentro de este conviven dos almas. Una de ellas es la que no ve el franquismo como la antítesis de la libertad y del sistema de democrático, la que sigue infiltrada de franquismo sociológico y conserva tics reaccionarios. Y a ella, por genealogía, debe de pertenecer el presidente de Castilla y León ya que su padre, Marcelo Fernández Nieto, fue una figura destacada y activista del franquismo que ejerció numerosos cargos públicos durante la dictadura y abrazó con fe y devoción el falangismo.

Aún se recuerda aquella respuesta a un periodista de todo de un preboste popular como es Jaime Mayor Oreja ante la pregunta de que si consideraba razonable condenar el franquismo: "No, por muchas razones ¿Por qué voy a tener que condenar yo el franquismo si hubo muchas familias que lo vivieron con naturalidad y normalidad? … Era una situación de extraordinaria placidez”.

Otros como el exministro Ignacio Camuñas aseguró que "si hay un responsable directo de la Guerra Civil es el Gobierno de la República" y que "un golpe de Estado no es lo que ocurrió en 1936". El propio Partido Popular no condenó la dictadura franquista en el Congreso de los Diputados hasta el 20 de noviembre de 2002, 27 años después de la muerte de Francisco Franco.

El padre de Alfonso Fernández Mañueco, presidente de Castilla y León, Marcelo Fernández Nieto.

Mañueco y el pasado franquista familiar

En esa alma de herencias políticas familiares y de entornos franquistas de responsables del PP se encuentra quien va a ser investido de nuevo Presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, presidencia que le posibilitará el voto de los 13 procuradores de Vox a cambio de la entrada de la extrema derecha en el Gobierno de la Junta con la vicepresidencia, tres consejerías y la presidencia de las Cortes de Valladolid. Tirando de refranero clásico del también presidente del PP de Castilla y León se podría decir que “de casta le viene al galgo” o “de tal palo astilla”. Y es que su padre, Marcelo Fernández Nieto, posee una biografía de auténtico pata negra del franquismo. Abogado falangista, fue magistrado juez de Salamanca y presidente de la Audiencia Provincial de Zamora. Fue fraile dominico pero colgó la túnica blanca y el escapulario y lo cambió por la camisa azul y las medallas franquistas… y el rezo y la difusión del Evangelio por el activismo con la dictadura franquista y el credo falangista. 

Fue procurador en Cortes por el tercio familiar, alcalde de Salamanca y gobernador Civil de Zamora. Todos esos cargos fueron ejercidos en pleno franquismo: regidor salmantino entre 1969 y 1971 y procurador en Cortes por el tercio familiar durante diez años, desde 1967. En 1976, el último Gobierno de la dictadura lo nombró, como agradecimiento a los servicios prestados, gobernador civil de Zamora compatibilizándolo con el cargo de Jefe provincial del Movimiento. Tras la celebración de las primeras elecciones democráticas en 1977, es cesado fulminantemente de todos sus cargos.

Requeté y falangista

Su lealtad inquebrantable la mostró en su biografía desde joven. En 1936 se sublevó contra el Gobierno de la II República. Durante la Guerra Civil militó en el requeté (organización paramilitar carlista creada a principios del siglo X​ que participó en la guerra civil española, llegando a integrar a más de 60 000 combatientes voluntarios​ que lucharon a favor del bando sublevado para defender la religión católica y oponerse al marxismo). Acabada la guerra, en 1939 se afilió como miembro de Falange Española Tradicionalista y de las JONS y al Frente de Juventudes, el nuevo partido político aglutinante y organización juvenil de todo el aparato de la dictadura. Se definió como un “adicto en todo al nuevo Estado” franquista.

Mañueco se opone a la Memoria Histórica

Con esos mimbres y esa herencia no es nada extraño que hay pactado con Vox y vaya a dar asiento y poltronas de gobierno a la extrema derecha .Tampoco resulta raro recordar como Mañueco se negó varias veces  a dar cumplimiento a la Ley de Memoria Histórica por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura. También se negó a retirar el medallón del dictador Francisco Franco de la fachada del Pabellón del Príncipe de la Plaza Mayor de Salamanca. Una​ resolución de la Comisión de Patrimonio de la Junta de Castilla y León ordenó su retirada en contra del criterio de Fernández Mañueco.

Con todo ello es lógico pensar que no le habrá costado mucho esfuerzo acordar y pactar con Vox. Al fin y al cabo, desde pequeño “mamó” su ideología.