Cuando 10 años atrás, un profesor de universidad al que acompañaron sus pupilos y algunos maestros de la dialéctica a los que llamó personalmente hicieron sus primeros pinitos revolucionarios y consiguieron entrar en nuestras casas, nadie imaginó que su figura llegara a suponer el fin del bipartidismo en este país ni tampoco un cambio de un sistema político casposo y alejado de la ciudadanía.

Pero entraron hasta la cocina y no lo hicieron llamando a la puerta, sino más bien conquistando el corazón de todos aquellos jóvenes desconsolados y desilusionados con una clase política que les obligaba a abandonar su país de origen en busca de un mejor futuro. Entonces los denominados “indignados” llenaron las plazas hasta derrocar el monopolio político llegando a crear el primer Gobierno de coalición de izquierdas desde la vuelta de la democracia.

Pablo Iglesias, el alma del 15M, supo entonces transmitir su mensaje: “La democracia es un patrimonio de los de abajo para disputarle el poder a las elites y convertir los privilegios de unos pocos en derechos para todos”. Discurso que repitió durante una de sus últimas intervenciones en la carrera electoral regional disputada el pasado 4 de mayo en la Comunidad de Madrid.

Sin embargo, el que llegara a ser vicepresidente del Gobierno y candidato a la presidencia por la Comunidad, se ‘ha cortado la coleta’ siete años después. La misma que le ha acompañado durante toda su trayectoria política, desde que con 15 años ingresara en la Unión de Juventudes Comunistas de España (UJCE), en la que permaneció hasta la edad de 21 años.

Cambio de rumbo

No obstante, días atrás al que llamaran “el coletas” cambió de look, dejando atrás la impronta con la que comenzó alzando la voz desde las calles, desde donde consiguió seducir a las masas con un proyecto social que materializaría hasta llegar a lo que es hoy Unidas Podemos.

El sorprendente abandono de aquel ‘joven militante’ de la primera línea política se ha tomado por muchos como una ‘derrota’ ya que, que como su gran amigo Juan Carlos Monedero comenta a ElPlural.com “ha salido achicharrado”. De hecho, el que fuera su maestro tanto dentro como fuera de las aulas, asegura a este periódico que “la salida de Pablo Iglesias tiene un elemento de derrota". "Se presenta a las elecciones en Madrid  - tras abandonar la vicepresidencia en el Ejecutivo- pensando que va a remontar de una manera tal que incluso va a compensar lo que pierde el PSOE y no lo logra. El bullying que se hace sobre él, al final, te termina haciendo mella. Si en España a un político le mandan sobres con balas y en los medios de comunicación pueden decir que eso es mentira y nadie les calla la boca, es prácticamente imposible que aguantes en política”, añade.

Sin embargo, Iglesias deja con este ‘hasta luego’ un legado para lanzarse hacia una nueva etapa más sosegada, más reflexiva. Da un paso hacia un lado dejando un partido que se mueve en clave femenina y cuyas protagonistas tienen claro cuáles serán sus roles: Ione Belarra se postula como la próxima Secretaria General del partido. Irene Montero ocuparía una relevante posición en la fracción parlamentaria y para finalizar, Yolanda Díaz, actual ministra de Trabajo y Economía Social, sería la potencial candidata a la presidencia del Gobierno de la marca electoral Unidas Podemos.

Mirando hacia el futuro

Una vez asentado el rumbo de un renovado UP, Iglesias, que siempre ha asegurado que, la política “no es una profesión eterna”, volverá a impartir clase en la Universidad, a la que siempre se ha sentido ligado, y dedicará su tiempo repensar nuevos formatos mediáticos desde los que enamorar de nuevo a una izquierda desilusionada. Es decir, a “sabotear Matrix”, como siempre se ha referido a los medios de comunicación convencionales.

Su posible regreso un regreso a un formato similar al de la Tuerka, que revolucionó en su momento el panorama televisivo cuenta ahora con la sapiencia adquirida de un exvicepresidente del Gobierno y un mayor conocimiento de lo que son las entrañas de la política española. De hecho, son varias las ofertas que se rumorean que Iglesias ha recibido por parte de grandes magnates del monopolio televisivo como Jaume Roures, administrador único de Mediapro y propietario de un 12% de Imagina Media Audiovisual. “No descartaría un proyecto en común. Es una buena dupla. Yo, como soy más mayor, soy más sosegado, más docente y Pablo sigue teniendo el ímpetu de una persona más joven", comenta a este medio Monedero.

Por otro lado, al cesar de su cargo, Iglesias contará con una pensión indemnizatoria de 5.316,42 euros al mes durante un año y dos meses, el tiempo que ha permanecido en el Ejecutivo. Pensión que podrá compatibilizar con sus nuevos proyectos profesionales, entre los que también figura ser el padrino del nuevo UP y consejero de las nuevas generaciones de izquierda a las que infundirá su lema: “Llevamos años convirtiendo en posible lo imposible”.

Como él mismo ha expresado a través de sus redes sociales: “El camino correcto nunca es el camino fácil. Implica enfrentarse a muchos poderes y recibir muchos ataques por ello. Pero es el único camino que sirve para cambiar las cosas”. Así pues, y en clave de activista social, prestando atención a las palabras que Monedero dedica a ElPlural.com, el futuro de Iglesias está claro: “Nos vemos en la calle”.