El 2025 llega a su fin, al menos en términos políticos. Desde Moncloa a Génova, pasando por la Puerta del Sol, esta semana se han esgrimido distintos discursos de balance del año en clave de gestión institucional y escenario político. Un marco que ha estado protagonizado, quizás más en este último periodo, por el cada vez más próximo calendario de elecciones en distintas comunidades autónomas, una agenda judicial agitada, cruces de críticas y reproches sin horizonte de fin frente a un 2026 que también se percibe convulso.
La agenda política nunca viene cargada de tintes sosegados, sino que la frenética que la acompaña va marcando el paso de la actualidad diaria y de la que se pueden extraer multitud y diversidad de conclusiones de lo que ha sido este 2025. Algunos de los acontecimientos de mayor calado pasan por el aniversario de la DANA en Valencia, el juicio al ya ex fiscal general del Estado, la postura de España con la masacre en Palestina o con el aumento del gasto en Defensa en la OTAN, también con la entrada en prisión el exministro José Luis Ábalos y las elecciones anticipadas en Extremadura este domingo 21 de diciembre –que precederán a otras tres que se darán a lo largo de 2026-, entre otras cuestiones.
El tono de los discursos de los principales líderes del tablero político actual ha variado en la forma y el fondo. Teniendo en cuenta el escenario sobre el que caminan, ambos han jugado sus cartas al referirse a problemas y preocupaciones de calado como la vivienda, la corrupción, la violencia de género, la polarización o el mero debate de liderazgo.
Sánchez centra el foco en agotar la legislatura y prolongar la senda progresista
El primero en poner punto y final al año político fue el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este lunes. Desde Moncloa, presentó el informe ‘Cumpliendo’ bajo un prisma de avances sociales, tanto los logrados como los que están en cartera, aunque, en paralelo, todo ello marcado por los presuntos casos de corrupción y de presunto acoso sexual en las filas del PSOE. Dos temáticas que abordó en detalle y en clave de transparencia institucional.
En estos términos, Sánchez reiteró saber cuál es “su responsabilidad” al frente de Moncloa y, en aras del futuro próximo, defendió que buscará apoyos “hasta debajo de las piedras” para continuar impulsando medidas sociales y de corte progresista en el Parlamento y “en beneficio de la mayoría social” como bien pueden ser la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), las pensiones o el aumento de becas y permisos de maternidad y paternidad, entre otros ejemplos.
Pese a los avances logrados, también defendió, llegados a este punto y con dos años de legislatura por delante, hasta 2027 y sin contemplar adelanto electoral alguno e incluso echando la vista al futuro de revalidar más adelante, que “aún queda mucho por hacer”: “Voy a sudar hasta la última gota de sudor. No será fácil, pero para subir pensiones, ampliar permisos o incrementar las becas, seguiremos buscando apoyos parlamentarios. Los resultados avalan nuestra política de entendimiento”, subrayó.
En estas últimas semanas, Sánchez ha hecho –y está haciendo- frente a una crisis interna dentro de las filas de Ferraz ante las continuas denuncias por presunto acoso y abuso sexual por parte de cargos socialistas de distintos puntos del país, una problemática que el partido ha comprometido responder con contundencia y bajo el compromiso feminista que marca sus siglas. Asimismo, con motivo de la entrada en prisión del exministro Ábalos y su exasesor Koldo García, han prometido su máxima colaboración con la Justicia.
De la misma manera, y a colación con este escenario, el socio minoritario del Gobierno de coalición, Sumar, en voz de Yolanda Díaz, vino exigiendo un “cambio profundo” dentro de Moncloa para responder a esta crisis. Aunque Sánchez no contempló modificaciones en este sentido, pronto deberá acometer remodelaciones en sus filas aunque no sea por estas motivaciones, y ello se debe a la marcha de las ministras Pilar Alegría –primero- y María Jesús Montero –aún sin fecha clara- por sus compromisos autonómicos.
Pese a este telón de fondo, y quizás con razón de ser de este marco, el mensaje en claro que deslizó Sánchez este lunes fue de que “a España le renta este Gobierno”, a lo que acompañó de distintos anuncios en clave de medidas sociales que se materializarán en 2026.
Feijóo garantiza “propósitos” de alternativa en su choque constante con Moncloa
Totalmente en paralelo, el turno del presidente del Partido Popular llegó el mismo lunes por la noche. Horas más tarde de haber escuchado y analizado el discurso de Moncloa, el líder de Génova, Alberto Núñez Feijóo, hizo lo propio en la cena de Navidad del partido, acompañado por la figura madrileña por excelencia, Isabel Díaz Ayuso.
Rodeado de los populares, Feijóo prometió cuatro ejes de “gobierno nuevo”: una auditoría completa, la limpieza de las instituciones, devolver el dinero a los ciudadanos y gobernar “para la gente”, con el objetivo de abrir una etapa de “decencia, normalidad, esperanza e ilusión”. Al respecto, el líder conservador cargó contra Ferraz por haber convertido, a su juicio, “el poder en un sistema de impunidad” en el que “solo te permite dos opciones: o robas o callas y aplaudes”: “Que delincan más despacio. Es imposible seguir el minuto y resultado de este carrusel de corrupción”.
Se postuló así como la cabeza principal de “una nueva etapa política social” que traerá “buenos tiempos” al país, llevando a cabo “un cambio político que ponga fin a la asfixia fiscal y a la desmoralización de los trabajadores” frente a un modelo que, según esgrimió, “usa a los ciudadanos como cajeros automáticos”.
Ayuso se postula como “contrapeso” al modelo de Sánchez
Pese a que los puntos antagónicos se sitúan entre Moncloa y Génova, el calibre político actual no se calibraría de la misma manera sin contar con la Puerta del Sol. Isabel Díaz Ayuso ha sido ‘la última en llegar’ en este balance, esgrimiendo este miércoles un discurso de defensa a su gestión en nombre de los madrileños como antítesis del modelo de Sánchez.
Ha definido así como “austero y efectivo” su Ejecutivo regional, actuando como “contrapeso” a las políticas que emanan del Gobierno de Sánchez, postulándose, a su vez, como una pieza clave en la estructura de la oposición al liderazgo progresista de la coalición. Unos términos en los que ha entrado directa a la confrontación verbal y política, acusando a Sánchez de “desprestigiar” a la Comunidad de Madrid, denunciando a su vez una situación de “infrafinanciación” pese a reconocer, al tiempo, ser una de las comunidades autónomas más ricas del país.
De esta manera, se ha postulado inamovible en sus políticas de cara a 2026: “No vamos a pedir como otras regiones, no vamos a pedir lo que no nos corresponde, tampoco vamos a pedir ayuda. Que nos dejen trabajar en paz a todos los madrileños, a partir de ahí que cada uno gestione sus problemas”, ha enfatizado.
Con estos balances como recapitulación de un año convulso en lo político, social y judicial, las principales fuerzas, PSOE y PP, dan por finiquitado un periodo que continuará en un 2026 que también se espera frenético.