Se ha sudado sangre y lágrimas, pero Pedro Sánchez regentará el Palacio de la Moncloa durante otros cuatro años. España seguirá bajo el dominio de un Gobierno progresista, cambiando el morado de Podemos por el magenta de Sumar. El próximo día 15, según concluya el debate de investidura que arrancará el 14 de noviembre, el Congreso de los Diputados eliminará la etiqueta de “en funciones”. Un escenario al que se llega después de acordar con el independentismo catalán, entre otras, una Ley de Amnistía que se registrará este mismo lunes y que ha encendido a la derecha y ultraderecha.

El país vive un periodo de tensión en las calles a colación del pacto suscrito con Junts y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). Nueve días de intensas protestas en las sedes del Partido Socialista a lo largo de todo el territorio, con especial énfasis en el cuartel general de la formación, en la madrileña calle de Ferraz. Un aperitivo que alimenta el temor de muchos de que se reproduzca en los aledaños de la Carrera de San Jerónimo durante la coronación del jefe del Ejecutivo.

España afronta una semana de celebración, sangre y algún que otro fuego en las calles. Han pasado cuatro meses desde aquel 23 de julio, cuando la ciudadanía dio la espalda al más que posible ticket PP-Vox. 112 días en los que ha quedado patente el aislamiento parlamentario del líder de los populares, Alberto Núñez Feijóo. Los coqueteos de los conservadores con la extrema derecha, sumado a una campaña electoral que se le acabó atragantando, consumaron el fracaso de una sesión de investidura que murió incluso el día de su concepción. Todo ello, ha conducido hasta este 13 de noviembre; el inicio de una semana que acabará con la renovación del proyecto progresista de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz. O lo que es lo mismo, del tándem PSOE-Sumar. 

Registro de la ley

Se prevé que esta misma fecha, el 13 de noviembre, se registre en el Congreso el articulado más controvertido de las últimas décadas en el marco político español. La Ley de Amnistía, tras un complejo proceso negociador, verá la luz con el apoyo de PSOE, Sumar, Junts, ERC, EH Bildu y PNV. Es decir, los satélites parlamentarios habituales del Gobierno de coalición durante la pasada legislatura, al que ahora se ha adherido la formación de Carles Puigdemont. Sánchez arrancó la firma de un expresident al que se le veía cómodo con el papel protagónico que se le concedió desde el mundo mediático. El líder neoconvergente desplegó todo el músculo que le permiten esos siete escaños que, a la postre, se antojan esenciales para la unción del presidente del Gobierno.

Así las cosas, el PSOE, como explicó Sánchez ante los suyos en el Comité Federal de finales de octubre, ha hecho “de la necesidad virtud”. Los socialistas han hecho una fuerte apuesta por la convivencia y el encaje de Cataluña con el resto del país. Dibujar una nueva realidad y dar por enterrado el proceso separatista iniciado en 2014. ¿Por qué ese año? El independentismo ha fijado 2014 con el inicio del hostigamiento judicial -según denuncian- del Estado hacia sus líderes por la consulta del 9N. Es decir, el punto de partida que condujo a la fugaz desconexión de la región y a la fatídica jornada del 1 de Octubre. Es este periodo, presumiblemente, el que abarcará la controvertida Ley de Amnistía y que ha provocado un incremento de la tensión después de sectores de la ultraderecha llamaran a la movilización en las calles ante un silencio a medias del Partido Popular. 

Es por eso que el temor se ha incrementado entre los socios del Gobierno para estos 15 y 16 de noviembre, cuando el Congreso de los Diputados avale el proyecto de Pedro Sánchez para continuar otros cuatro años en La Moncloa. La escalada de tensión e incluso violencia que se ha registrado en las calles de Madrid podría tener sus réplicas estas jornadas en los aledaños de la Carrera de San Jerónimo, donde se ubica la sede de la soberanía nacional. Desde luego, las manifestaciones no decaerán. Este mismo domingo, el Partido Popular tocó a rebato para que los españoles llenaran las plazas de las principales capitales de provincia del país. Una convocatoria que, en el acto de Madrid, ha continuado en la calle de Ferraz, donde toda la semana se han registrado incidentes; al igual que en otras casas del pueblo en todo el país.