La Universidad Laboral de A Coruña Crucero Baleares está integrada en un grupo de centros educativos edificados en España desde de finales de los años cincuenta. Fue inaugurada por Francisco Franco el 12 de septiembre de 1964 como parte de un plan para intentar solucionar los graves problemas que él mismo había provocado. Nos encontramos en esa fecha, ante un panorama desolador en lo educativo: un país sumido en el analfabetismo y una España llena de miseria económica y sin perspectivas laborales para una enorme sociedad de obreros sin formación. A ese objetivo se sumaba otro de matriz ideológico como que fueran centros de adoctrinamiento del franquismo. Cabe recordar que se impartían asignaturas como Educación Cívico-Social y Religión, siguiendo el ejemplo alemán de preguerra. El objetivo político estuvo claro y la propia denominación del centro lo explicitaba: Universidad Laboral de A Coruña Crucero Baleares.

Se trata del barco asesino que, a principios de febrero de 1937, durante la Desbandá (la terrible huida por la carretera de la muerte de Málaga-Almería de más de 300.000 personas amenazadas por la llegada desde Sevilla de las tropas del sanguinario Queipo de Llano), bombardeó desde la costa a ese éxodo humano compuesto en su mayoría de mujeres, mayores y niños. Esta masacre, con un saldo de 350.000 personas huidas en penosas circunstancias de hambre, frío y agotamiento, dejó aproximadamente 5.000 muertos a lo largo de la larga y dura caminata. Un genocidio hacia una población civil desarmada, mucho mayor que el ocurrido en Gernika, el 26 de abril de 1937.

Inaugurado por Franco

Tras el acto inaugural el 12 de septiembre de 1964 presidido por el propio dictador, La Voz de Galicia señalaba que era “la primera universidad de orientación marítimo-pesquera de España” y que miles de personas, “la mayoría hombres de mar venidos de toda la provincia”, habían acudido. En el discurso inaugural Franco señaló lo siguiente: “… Yo solamente os pido una cosa a los hombres viejos, a los que peináis canas: que comparéis nuestro Régimen y sus realizaciones con el mundo anterior que nosotros recibimos como herencia; con aquel sistema liberal que, pregonando la libertad, en la práctica la negaba; porque, como nos recordaba, si no hay cultura ni bienestar, no hay posibilidad de libertades…”.

Recorte de prensa de La Voz de Galicia sobre la inauguración de la universidad laboral

Un provocador mástil de 38 metros

Ese centro continúa su labor actualmente, pero bajo métodos y objetivos educacionales distintos, obviamente. Pero dos detalles no han cambiado. Uno, su siniestro nombre, “Crucero Baleares”. Otro, un mástil émulo del siniestro barco a la entrada de las instalaciones, un elemento provocador de 38 metros de altura.

Una denominación tétrica y una simbología reaccionaria como herencia del franquismo que recibió la Xunta de Galicia. Símbolos que Alberto Núñez Feijóo el moderado, habiendo podido eliminar respaldado por la Ley de Memoria Histórica de ámbito nacional, no hizo y que deja como parte de su legado al nuevo Ejecutivo gallego. No era Bildu, no era esta la nueva Ley de Memoria en ciernes de aprobación, era y es que el PP y su nuevo líder no creen en el memorialismo ni en la reparación de los daños causados a las víctimas de la dictadura.

Almeida repone la calle “Crucero Baleares” en Madrid

Recientemente, este pensamiento ultra del PP y de desprecio a la Memoria Democrática, se mostró palmariamente con el crucero Baleares también de protagonista. El alcalde de Madrid y compañero de Feijóo, José Luis Martínez-Almeida, rotuló el callejero de la capital imponiéndole el nombre del barco asesino. La anterior alcaldesa, Manuela Carmena, lo retiró junto a otras 52 calles por sus vínculos franquistas basándose en la ley de Memoria Histórica. Martínez-Almeida, lejos de mantener el cambio, renombró como Crucero de Baleares a una calle del barrio de Vallecas. Toda una ignominia que un espacio de este barrio obrero traiga el recuerdo de uno de los buques que más sangre derramó durante la Guerra Civil española. Cabe recordar que, semanas antes, también el alcalde de Madrid retiró la calle Maestra Justa Freire, pedagoga y ejemplo de las maestras de la República, sustituyéndola por el nombre del fundador de la Legión, Millán-Astray.

Y quita el nombre de la calle del barco de los exilados, el Sinaia

Tan grave y polémico como este rebautizo de la calle, lo es el hecho del nombre de la calle que sustituyó al “nuevo” Crucero Baleares. Y es que esta calle se denominaba antes “Barco Sinaia”. Al quitar esta denominación del nomenclátor del Puente de Vallecas, no solo estaba imponiendo un nombre franquista, sino que Almeida borró y ensució la memoria de miles de republicanos ya que fue el Sinaia, el barco que, desde Francia rumbo a México en 1939, transportó al exilio a 307 familias españolas, refugiadas en Francia tras el final de la Guerra Civil en España. Estos 1.599 españoles fueron acogidos por el presidente de México, Lázaro Cárdenas. Todos los pasajeros que integraron este vapor francés fueron liberados antes de los campos de concentración en Francia.

Montaje de la actual calle del Crucero Baleares, que sustituyó a la Calle del Barco Sinaia.

 

Las prisas de Franco llevaron a la muerte a casi 800 marineros del Baleares

El “Crucero Baleares” tuvo un final trágico por las prisas de Franco que llevó a la muerte a su tripulación. En la noche del 5 al 6 de marzo de 1938, el Baleares junto al Canarias y el crucero Almirante Cervera, navegaban escoltando un convoy procedente de Italia. La flota franquista se encontró inesperadamente con la Armada republicana en el del Cabo de Palos. En el enfrentamiento, los daños fueron tan graves que provocaron el hundimiento del Baleares. Detrás de todo estaba la escasa preparación de la tripulación y las prisas del dictador por disponer de este crucero ya que las tripulaciones de los barcos de guerra estaban cubiertas con multitud de voluntarios de toda España. Los marineros del barco franquista habrían necesitado mucho más tiempo de formación y adiestramiento. También se cuestiona que el barco se hiciera a la mar en las condiciones necesarias. Las prisas por ganar la guerra provocaron errores con un desenlace de centenares de muertos. Se rescataron 435 hombres pero otros 786 murieron o desaparecieron. Las otras víctimas de Franco, tal vez.

En conclusión, muchos años después, Feijóo, teniendo el respaldo de la Ley de Memoria Histórica nacional a su favor, la incumplió y deja como legado el nombre de un barco asesino y franquista en un centro educativo que muestra, con altivo orgullo y casi vengativo, un mástil de casi 40 metros.

¡No es Bildu, es la ideología, estúpido!

Incumplidor de la Ley de Memoria, al gallego moderado, no le cabe la excusa, como hace ahora tanto él como su partido, de que la nueva norma no será respaldada por el PP en el Congreso por haberla acordado, entre otras fuerzas, con Bildu. Como muestra el caso de la Laboral de A Coruña, habría que recordarle a Feijóo una frase mítica de la campaña electoral norteamericana de 1.992 entre Bill Clinton y Bush padre: ¡No es Bildu, es la ideología, estúpido!