El exvicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra, histórico líder socialista y alineado con la vertiente crítica con el PSOE de Sánchez, vuelve a los titulares en la jornada previa al Día de la Constitución. Lo ha hecho a través de una entrevista concedida en las páginas del diario El Mundo, desde donde ha vuelto a censurar los patos de la formación con Junts y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), definiendo al líder neoconvergente como un representante de la “extrema derecha” y comprando el marco argumental del Partido Popular en lo relativo a la “degradación de las instituciones”. Se ha referido a la reunión que mantuvieron este pasado fin de semana en Suiza Junts y PSOE como una "conspiración contra la Constitución". 

A las puertas del 45 aniversario de la Constitución Española, El Mundo ha abierto su espacio a Alfonso Guerra. Quien fuera vicepresidente durante el Gobierno de Felipe González no suelta el hueso de las críticas al Partido Socialista, formación que en su día dirigió. Guerra, como González, conforman ese ala dura del socialismo clásico frente a ese nuevo PSOE de Pedro Sánchez. Una postura extremadamente crítica con las políticas del presidente del Gobierno, especialmente en materia de pactos. Sobre ellos ha reflexionado en el principal medio de comunicación del grupo Unidad Editorial, calificando incluso al expresident de la Generalitat Carles Puigdemont como “extrema derecha”.

“Todos estos que se pasan el día conspirando con gente contraria a la Constitución no son de izquierdas. Puigdemont es de extrema derecha. ¿Gobierno progresista con la extrema derecha catalanista o con la extrema izquierda heredera del terrorismo? Qué me dice”, barrunta el histórico dirigente socialista, en un intento por deshacerse de las acusaciones que le sitúan en la órbita del Partido Popular. Guerra niega la mayor. “Eso de que si alguien es crítico da munición al enemigo la conozco yo desde los años sesenta”, puntualiza el exvicepresidente del Gobierno, una semana después de protagonizar una última polémica, esta vez por sus declaraciones en El Hormiguero sobre chistes homófobos.

Guerra señala que quienes le acusan de “derechizarse” son los que “nunca han dado un palo al agua”. “Yo me he matado a trabajar”, remata el exdirigente del PSOE, al tiempo que insiste en que esas voces que le arrinconan corresponden a personas que “nunca se han batido el cobre por el partido”. “Ocurre que el que es débilmente de izquierdas se siente incómodo cuando ve a una persona de izquierdas como yo”, continúa a modo de prólogo para retomar los pactos de los socialistas con el “separatismo” catalán y, en especial, con Carles Puigdemont.

Consulta independentista

El expresident catalán sostiene que la Constitución da cobijo a una vía para la consulta soberanista, amparándose en su artículo 92. Este precepto reza lo siguiente: “Las decisiones políticas de especial trascendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos los ciudadanos”. Especifica, además, que la consulta será convocada por el Rey, propuesta mediante el presidente del Gobierno en cuestión y previamente autorizada por el Consejo de Ministros, regulándose vía ley orgánica. Puigdemont introdujo este artículo en la coctelera y revisitó su argumentario con cariz constitucionalista por primera vez, a modo de protección y para imposibilitar el contraargumento socialista en este sentido.

No obstante, a ojos de Guerra, Puigdemont no está en lo cierto. El artículo, explica, ampara un referéndum consultivo, aunque “a todos los españoles, no a una parte”. “Por cierto, podríamos llevarnos una sorpresa: que ganara el ‘no’ en Cataluña y creciera el sí en otras partes de España, hartas de los nacionalistas”, agrega el exvicepresidente, que se niega a abrazar esa alternativa porque no quiere que los catalanes no independentistas “vivan en gueto”.

Reunión en Ginebra

Este escenario condujo, tras sellar los acuerdos con los neoconvergentes, a reuniones posteriores a la investidura con el fin de velar por estos pactos. La primera se enmarcó este pasado fin de semana, en la ciudad suiza de Ginebra, donde PSOE y Junts sentaron las bases en una primera toma de la temperatura y la designación de la controvertida figura del “verificador”, personificada en el diplomático salvadoreño Francisco Galindo. Para Guerra, no es si no una “conspiración contra la Constitución”.

“Es muy grave negociar la cesión del 100% de los impuestos, y más grave aún hablar del calendario para el referéndum. Pero aún más grave es el hecho de que la gobernación de España tenga lugar en Suiza entre un delincuente y un representante del PSOE, ambos vigilados por un árbitro que decide sobre cómo se gobierna nuestro país”, sostiene el histórico dirigente socialista, que considera un mayor agravio la reunión en sí que su contenido. “Su insensibilidad democrática es total. No saben lo que es el espíritu de una nación”, remata.