Ha pasado una semana desde que Pablo Iglesias equiparara al expresident de la Generalitat, Carles Puigdemont, con los exiliados republicanos, pero la polémica sigue vigente. El domingo, la exalcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, las calificó de “disparate” y este lunes, en una entrevista concedida a la Cadena SER, el expresidente del Gobierno, Felipe González, ha asegurado que le produjeron “dolor” y “vergüenza ajena”.

Felipe González pasó por los micrófonos de la Cadena SER para valorar la investidura de Joe Biden como presidente de Estados Unidos y el adiós de Donald Trump, pero también se le ha interpelado por las cuestiones de actualidad. Entre ellas, se encontraba el símil que el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, lanzó sobre Puigdemont y los exiliados del Franquismo.

Gonzo preguntó a Iglesias si podía compararse la situación de Carles Puigdemont con la de millones de españoles que huyeron de la represión franquista. “Pues lo digo claramente, sí”, replicó. Àngels Barceló ha preguntado al ex presidente del Gobierno sobre este asunto y su respuesta ha sido contundente: “Me produce dolor y vergüenza ajena”.

Sin abandonar a Podemos, González también ha censurado las discrepancias constantes en el seno del Gobierno. “Cada día hay salidas de tono […] Las deliberaciones del Consejo de Ministros son secretos”, ha indicado el expresidente, que ha agregado que se incurre en una “falta de respeto al funcionamiento institucional”.

Elecciones catalanas

González ha abordado la controversia que impera en Cataluña con el aplazamiento electoral y ha culpado al Govern de la Generalitat de hacer “un decreto impresentable” con el fin de “retrasar las elecciones al 30 de mayo”. El expresidente del Gobierno entiende que este decreto constituye una “falta de respeto a las reglas de juego”.

Ha asegurado que “el ejercicio democrático en Portugal se ha podido ejercer” y se pueden dar las “condiciones para que el ejercicio del voto se haga”. “Hasta donde sé, estaba previsto el escenario en el que estamos”, ha agregado antes de certificar que “las elecciones se pueden y se deben celebrar”.