El tercer encuentro bilateral ha concluido tras una hora y 45 minutos. De la reunión entre Moncloa y la Generalitat de Catalunya han emanado los dos primeros acuerdos "concretos" de la mesa. Tras diez meses de suspensión y de relaciones tensionadas por el estallido del caso Pegasus, ambas delegaciones afrontaban esta jornada con el objetivo de acercar posturas y materializar los primeros pactos. De este modo, han sentado las bases para "desjudicializar" el conflicto político y el compromiso de blindar el catalán.

"Queda mucho diálogo por delante". Con la vista puesta en el horizonte, el ministro de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños, ha desgranado los pormenores de los dos primeros acuerdos emanados de la mesa bilateral. En su tercera reunión, las dos delegaciones han cerrado aspectos concretos en aras de alejar el proceso catalán de los tribunales.

La desjudicialización del conflicto catalán

En rueda de prensa, Bolaños ha detallado que la desjudicialización del conflicto catalán pivotará sobre la resolución de los problemas en arreglo al “acuerdo entre políticos”. En este sentido, ha precisado que se sustentará sobre tres pilares: que la actividad política e institucional no extralimite al ordenamiento político vigente, que los pactos alcanzados en este ámbito sean “representativos de mayorías amplias de la sociedad catalana” y que la toma de decisiones de las instituciones respete al interés general.

En cualquier caso, el ministro no ha precisado los ámbitos concretos en los que actuarán estos acuerdos generales. “Seguiremos trabajando”, ha replicado Bolaños a las preguntas sobre las medidas concretas para alejar el conflicto político catalán de los tribunales.

Blindaje del bilingüismo

El segundo acuerdo pasa por el blindaje del bilingüismo. Moncloa ha deslizado que no recurrirá la nueva ley del catalán en las escuelas, reconociendo la “autonomía” de cada centro para el refuerzo de “una u otra lengua”. De este punto se extrae, asimismo, una reforma del reglamento del Senado para el uso de las lenguas cooficiales, amén de una solicitud al Parlamento Europeo para la utilización del catalán en los plenos.

Bolaños ha capitaneado a la delegación del Ejecutivo central, al que han acompañado la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz; el ministro de Cultura y Deportes, Miquel Iceta, y la titular de Política Territorial y portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez.

En clave catalana, Laura Vilagrà, consellera de la Presidència, lideraba a un equipo conformado por Roger Torrent, conseller de Empresa; el conseller de Interior, Joan Ignasi Elena, y la responsable del área de Cultura, Natàlia Garriga

Piedras en el camino

El camino a la reunión de este miércoles ha sido escabroso. El estallido del caso Pegasus criogenizó las relaciones entre las dos administraciones, provocando picos de tensión que cristalizaron en la retirada de los apoyos parlamentarios al Gobierno por parte de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC).

A mediados de julio, Sánchez y Aragonès, ausentes este miércoles, limaron las asperezas residuales y recogieron los frutos que Bolaños y Vilagrà sembraron a principios de este mes. Dos contactos que sentaron las bases de esta tercera reunión de la mesa de diálogo, que hunde sus raíces en el encuentro presidencial de La Moncloa.

Pese al “buen clima” entre delegaciones, la reactivación del diálogo se ha celebrado en un contexto de tensión en clave catalana. El Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) ordenó la apertura de juicio oral a la presidenta del Parlament, Laura Borràs, por presuntos delitos de corrupción. Es decir, a los republicanos les toca desequilibrar la balanza en la decisión de retirarle o no el escaño a la dirigente de Junts. Los postconvergentes, por su parte, dieron carpetazo a la mesa de diálogo al entenderla como una vía muerta y reclaman el inicio de una nueva etapa que esboce una “negociación real” con el Estado.