Ignacio Gil Lázaro (Valencia, 1957) es un político español con más de cuarenta años de experiencia parlamentaria. Tras décadas bajo la militancia de Alianza Popular, y más tarde, del Partido Popular, actualmente forma parte del grupo parlamentario de Vox en el Congreso de los Diputados, y es su portavoz en las comisiones legislativas de Interior, Constitucional, de Seguridad Nacional y de la Operación Cataluña.

Gil, licenciado en derecho, también fue senador, secretario primero y vicepresidente cuarto del Congreso, presidente del Comité Ejecutivo Provincial de Vox en Valencia y miembro de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa. Además, posee la Gran Cruz del Mérito Civil y la Gran Cruz de Isabel la Católica. En definitiva, un político longevo y curtido, lo que las viejas lenguas definen como fontanero del Congreso. Un conocedor absoluto de las leyes y reglamentos y sus grietas, de los entresijos de las Cortes, del arte de la negociación política y de la tramitación parlamentaria.

A comienzos de esta semana le vimos en otro de sus puestos habituales: como vocal de Vox en la Comisión de Investigación sobre la gestión de la crisis derivada de la dana que tuvo lugar el 29 de octubre de 2024. Gil enarboló su cercana relación con el president en funciones de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, con quien negoció su propia investidura junto con Juan Francisco Pérez Llorca, efectiva desde el 13 de julio de 2023 y contraria a los deseos del líder de su partido, Alberto Núñez Feijóo, al necesitar los votos de la ultraderecha.

Gil palmeó la espalda de Mazón cuando este se disponía a sentarse en la tribuna de comparecientes de la comisión de investigación. Una vez iniciada la batalla campal, Gil se disfrazó de lugarteniente de Mazón y aprovechó su intervención para arropar a su íntimo colaborador. Tras el masaje, Gil procedió a atacar al Gobierno de España, a culpabilizar a Pedro Sánchez, Teresa Ribera, Margarita Robles, Fernando Grande-Marlaska y Miguel Polo Ceballán, y a desinhibir de responsabilidades a Mazón.

Otro momento escabroso fue cuando la delegación popular encabezada por el diputado Fernando de Rosa Torner, tuvo que ser llamada el orden por la presidenta de la comisión, Carmen Martínez. En concreto, hasta cuatro veces durante la primera hora de comparecencia. De Rosa y su grupo no formuló ninguna pregunta al líder del Consell, y aprovechó su tiempo para sumarse a la corriente de críticas de su socio (Vox) al Ejecutivo.

Una vez finalizado el turno de todos los portavoces de los grupos parlamentarios, la comparativa entre las intervenciones del PP y Vox era aún más grandilocuente: Mazón está más cerca de Vox que de Génova. Ningún miembro de la Dirección Nacional del PP acompañó a Mazón a su cita con la verdad. Mientras, Vox le hace ojitos a Mazón y a Pérez Llorca y aglutina sus esfuerzos en señalar al PSOE al tiempo que capitalizan el desgaste de la gestión del PP.