El año 2021 se ha iniciado de una manera un tanto convulsa para Ciudadanos, como ya ocurriera en 2020 aunque, esta vez, sin un proceso de primarias en el horizonte. En el ocaso de un curso complejo para una formación que ha de reinventarse para sobrevivir, Lorena Roldán tumbó la paz reinante en Alcalá 253 con su marcha, resquebrajando las costuras zurcidas por Inés Arrimadas y avivando viejos enfrentamientos.

Suele decirse que los trapos sucios se lavan en casa, pero este dicho no siempre se materializa en Ciudadanos, que vuelve a caminar por una senda ya conoce bien: la de las tiranteces entre sus dirigentes en público. Un déjà vu que manda a sus seguidores a aquellos tortuosos meses de sede vacante en el partido naranja tras la marcha de Albert Rivera.

Esta vez, no ha sido la dimisión del líder, con su consiguiente proceso de primarias, si no la fuga de un puntal autonómico a la principal amenaza para la supervivencia de Ciudadanos: el Partido Popular. El adiós de Lorena Roldán de Ciudadanos ha reabierto unas heridas que se creían cicatrizadas en la dermis de los liberales.

¿Quién representa la lealtad hoy en Ciudadanos? ¿La representan los que decían que sí a todo o quienes daban su opinión libremente?

Los protagonistas han sido los mismos que en aquellos meses de inestabilidad. Inés Arrimadas y Francisco Igea protagonizaron una campaña turbulenta, con tensionados careos y cruces de declaraciones que desembocaron en la victoria de Inés Arrimadas en las primarias y en un viraje del partido que el electorado había recibido con sostenido entusiasmo, tal y como reflejaba el tímido crecimiento de la formación en las encuestas desde el estallido de la pandemia.

El volantazo con respecto a la era riverista era evidente y las aguas bajaban aparentemente calmadas por Alcalá 253. Los críticos, con Igea a la cabeza, apaciguaron sus ánimos ante el viraje de la renovada cúpula liberal. Hasta que Lorena Roldán ‘torpedeó’ esta paz con su marcha al Partido Popular.

Con luz y taquígrafos

Igea reaccionaba a la “triste” noticia para Ciudadanos preguntándose “quién representa la lealtad hoy en Ciudadanos”. “¿La representan los que decían que sí a todo o quienes daban su opinión libremente?”, se cuestionaba en rueda de prensa tras el Consejo de Gobierno de Castilla y León.

El vicepresidente castellanoleonés evidenció que las heridas no están cerradas y que el conflicto pervivía silente en Ciudadanos, agravado por dos entrevistas posteriores del propio Igea en las que sembraba la duda sobre su futuro en la formación liberal.

Quien esté pensando más en su sillita y en ‘a ver en qué partido me meto pero yo quiero seguir en política’ se va a sentir muy incómodo

El número dos de la Junta de Castilla y León no cerró la puerta a un posible fichaje por el Partido Popular en el futuro. “Nunca digas nunca jamás”, sentenció Igea en una entrevista concedida a EFE. “Era una buena película”, ironizaba el vicepresidente autonómico aludiendo al título del clásico de la franquicia de James Bond.

Arrimadas no iba a dejar pasar este coqueteo de Igea y le ha respondido con dureza en Espejo Público. “Él quiere su sillita y le da igual qué partido”, espetó la presidenta liberal este martes. La líder liberal lanzaba otro recado a “quien esté pensando más en su sillita y en ‘a ver en qué partido me meto pero yo quiero seguir en política’”, augurando que “se va a sentir muy incómodo” en la formación.

Una amenaza externa

La guerra civil ha vuelto a Ciudadanos, pero esa no es la peor noticia en este inicio de 2021 para los liberales. Hay un tercero que quiere ser protagonista en esta historia de divisiones. Ese artista invitado no es otro que Pablo Casado, quien observa desde la distancia la sangre brotando de la herida naranja.

El Partido Popular ha iniciado en Cataluña lo que pretende trasladar a toda España. Lorena Roldán es sólo la punta del iceberg del plan que se teje en las entrañas de Génova, según ha desvelado La Razón. En la dirección de la fuerza conservadora ven que “la gente empieza a abandonar el barco porque asumen que se hunde”.

La fuga de altos cargos de Ciudadanos se entiende en Génova como la “puntilla final” para un proyecto que es hijo de otra época. “La corrupción es lo que les hizo fuertes” y Ciudadanos “no puede hacer oposición a un PP renovado y ajeno a ésta”. Al menos así lo ven en el Comité de Dirección popular.

En los planes de Casado se dibuja ya un bosquejo del asalto que prepara para obligar a Ciudadanos a claudicar y reagrupar en unas siglas el espacio del centro derecha. El PP aguardará a la celebración de los comicios posteriores a las elecciones catalanes, que serán las autonómicas y municipales del 2023 para continuar su presión sobre miembros de Ciudadanos.

En Génova consideran que “el centro y los pactos a derecha e izquierda pasan a un segundo lugar cuando se trata de la supervivencia o no en política” y es este el punto de presión con el que asfixiarán al contrario. Mientras tanto, Casado espera al próximo movimiento de esta OPA hostil a largo plazo.