Alberto Núñez Feijóo pisó terreno pantanoso al justificar los acuerdos de Gobierno entre Partido Popular y Vox en diversos territorios del país. El caso más sangrante es el de Valencia, donde el anterior candidato ultra a la presidencia de la Generalitat Valenciana, Carlos Flores, recibió una condena en 2002 por un “delito de violencia psíquica habitual” contra su expareja, a la que provocó un “quebranto psicológico”. El líder de la oposición se refirió a ello como un “divorcio duro”, lo que ha motivado la respuesta en masa de representantes del Partido Socialista. “España no se merece un presidente que justifique la violencia contra las mujeres”, espetó la ministra de Hacienda y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero.

El presidente del Partido Popular y candidato al Palacio de La Moncloa, Alberto Núñez Feijóo, pasó este lunes por los micrófonos de Hora 25, en la Cadena SER. El líder de la oposición no sólo valoró la configuración del tablero político tras las generales y de los futuros apoyos, también justificó los acuerdos de gobierno que ya cerraron emisarios de su partido con miembros de Vox a lo largo y ancho del territorio, ya sea en municipios o autonomías. Precisamente la controversia principal hunde sus raíces en el plano regional, más concretamente en la Comunitat Valenciana, donde los conservadores cerraron un pacto con emisarios de la ultraderecha, cuya delegación la encabezaba un condenado por violencia machista.

“Tuvo un divorcio duro y conllevó un abuso verbal hacia su exmujer”. Estas fueron las palabras de la discordia, las escogidas por Núñez Feijóo para describir el episodio de violencia machista del interlocutor de Carlos Mazón en la Generalitat Valenciana. En 2002, Carlos Flores fue condenado por la Audiencia Provincial de Valencia por un “delito de violencia psíquica habitual y 21 faltas de coacciones, injurias y vejaciones” contra su expareja. La sentencia recoge también que estos sucesos provocaron un “quebranto psicológico” a la expareja del número uno de Vox para el Ejecutivo regional, quien arrojaba calificativos como “puta, ladrona, secuestradora de niños o dueña de calabozo” contra ella tras personarse en su domicilio.

El líder del Partido Popular valoró el acuerdo con la ultraderecha en la Comunitat Valenciana, destacando que en el momento de la negociación trasladaron a sus interlocutores que no podían “firmar nada con alguien que está condenado por violencia verbal”. “¿Hace 20 años? Es verdad. ¿Es un catedrático de Derecho Constitucional? Es verdad. ¿Ha cumplido la sanción? Es verdad. Tuvo un divorcio duro y conllevó un abuso verbal hacia su exmujer. Nosotros dijimos ‘no podemos firmar con esta persona’ y tuvo que presentar su dimisión como diputado electo”, recordó el candidato a la Presidencia del Gobierno ante los micrófonos de la Cadena SER.

A renglón seguido, Feijóo aseguró que el PP protege contra la violencia machista. De no serlo, continuó, “no hubiésemos propuesto la dimisión o renuncia al acta de esta persona”. “Les dijimos nada más empezar que no nos sentíamos cómodos”, destacó el líder de la oposición, quien evita mencionar que en el acuerdo posterior con Vox no se recoge mención expresa a la violencia machista, sino un compromiso para “erradicar la violencia intrafamiliar, en especial la que sufren mujeres y niños”. En cualquier caso, el cabeza de filas de los populares defendió que, a pesar de lo que diga cualquier político, “la violencia machista existe porque hay asesinatos”. “Está probado porque son sentencias firmes, como consecuencia de la violencia de género. No hay una sola línea en los acuerdos que pueda firmar el PP y Vox que lo niegue”, justificó.

Críticas en Ferraz

El paso de Feijóo por la Cadena SER soliviantó a los sectores feministas y progresistas de la clase política, con especial mención al Partido Socialista. Destacados rostros del PSOE salieron en tromba en redes sociales a contraatacar la dulcificación en la que, a su juicio, incurrió el líder gallego. La vicesecretaria general de la formación, María Jesús Montero, encabezó los reproches al jefe de la oposición. “España no se merece un presidente que justifique la violencia hacia las mujeres”, expuso la también ministra de Hacienda y Función Pública a través de sus redes sociales.

La que fuera portavoz del Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados, Adriana Lastra, aseguró que se sentía “atónita” ante las palabras de Feijóo. La cabeza de lista por Asturias incorporó en su denuncia un tuit en el que se recuerdan los insultos del dirigente de Vox a su expareja. “Para Feijóo esto es un ‘divorcio duro’”, censuró la exparlamentaria. Por su parte, la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, instó al líder de la oposición a que rectificara porque “no fue un divorcio duro”, sino una condena “por maltrato psicológico a una mujer”. “La violencia machista no admite eufemismos. Rectifique o el discurso de la ultraderecha le absorberá por completo”, remachó.