El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha vuelto a guardar silencio sobre las palabras del vicepresidente de Castilla y León, Juan García-Gallardo. En esta ocasión, eso sí, ha ido un poco más allá y ha equiparado en cierto modo las declaraciones del representante de extrema derecha con las que propició el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, cuando llamó “mangantes” a algunos miembros del PP.

“No voy a hacer de comentarista de descalificaciones ni de exabruptos de cualquier político, ya sea de una comunidad autónoma o del Gobierno, cuando el presidente dijo que el PP era un partido de mangantes”, ha dictado el responsable primero popular antes de añadir nuevamente que su objetivo “no es ser comentarista político”. “Por lo tanto, ni los mangantes del presidente, ni este tipo de cosas merecen más comentario”.

También ha sostenido Feijóo que ha seguido el asunto a través de los periodistas, y que “la persona que ha hecho este tipo de manifestaciones ha dicho que no se habían interpretado, y que además no se habían producido exactamente como parece ser se recogen”. En esta instancia, hay que recordar que el vicepresidente ultraderechista faltó al respeto a los periodistas de La Sexta, a quienes tachó de “manipuladores” y “vergüenza para España”.

Gallardo lleva una semana repleta de declaraciones polémicas. A las que lanzó sobre la procuradora socialista se le suma las que utilizó para definir el aborto, asumiendo que la interrupción del embarazo o la ley que ahora la ampara en chicas de 16 y 17 años sin necesidad del permiso paterno “tritura” en el vientre de la madre “a niños con discapacidad”.

A esta se le suman las acusaciones contra aquellos que, dice, enseñan a los niños de seis años en los colegios prácticas sexuales, y que después se vio obligado a rectificar. “¿Por qué están tan obsesionados ustedes con enseñarles prácticas sexuales a los niños? No necesitan saber posturas sexuales, el sexo no binario, el sexo fluido, el mediopensionista...", sostenía en esta línea, que se suma a la lista de comentarios, cuanto menos polémicos, que le acompañan desde antes de su nombramiento.