El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, ha hecho oficial su paso adelante para presidir el Partido Popular a nivel nacional. Era un secreto a voces, un reclamo unitario de todos los barones y máximos dirigentes encargados de confeccionar la sucesión del caído Pablo Casado, pero su portazo en 2018 a saltar a la política nacional y su silencio a las preguntas que todo el mundo se hacía estos últimos días abrían la puerta a un nuevo ‘no’ que, finalmente, y una vez fechado para el próximo 1 y 2 de abril el congreso extraordinario en Sevilla, ha sido descartado: “Es aquí en Santiago donde confluyen todos los caminos y donde debemos decidir si empezamos uno nuevo. Me siento preparado para lograr nuestro objetivo compartido. Pido vuestra autorización para presentar mi candidatura para presidir el PP a nivel nacional”. 

Una petición entre lágrimas que precedía a una ovación cerrrada de los cientos de cargos del PP gallego que han acompañado este miércoles a Feijóo en su despedida de una tierra en la que ha ganado en cuatro ocasiones consecutivas. El todavía presidente de la Xunta y primer candidato a la presidencia del PP en el congreso extraordinario ha explicado que esta vez, a diferencia de 2018, se siente con la necesidad de presentarse: “Si hay algo de lo que no he dudado es de que el PP tiene un gran futuro: nos recuperaremos, remontaremos y volveremos a ser el PP que España necesita y espera. En 2018 entendí que la mejor forma de servir a mi país era quedándome en Galicia, pero hoy me siento en la necesidad de ponerme a disposición de mi país para diseñar el Gobierno solvente, sólido y fiable que necesitamos”.

Ha sido un discurso cargado de mensajes de unidad, sin reproches y con un tono en el que se demuestra que el presidente gallego ya se siente líder de la oposición: “Me presento como candidato porque soy muy consciente de la dificultad de los retos que tenemos por delante. Juntos seremos el PP por el que España está esperando. El PP que quieren sus afiliados y sus votantes: los que son, los que fueron, los que dejaron de ser y los que volverán a ser. Un partido unido, integrado, sólido, solvente y claro. No vengo aquí a insultar a Pedro Sánchez, vengo a ganarle”. 

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Sobre el cisma que atraviesa el PP en estos momentos, fruto de una destitución traumática de Pablo Casado después de las acusaciones de espionaje vertidas por Isabel Díaz Ayuso, a la cual la renovada cúpula salva de las sospechas de corrupción entre alabanzas por su “honorabilidad”, Feijóo se ha limitado a aplaudir el legado de sus predecesores y cerrar filas con todos los cuadros que conforman actualmente el partido: “Gracias al presidente Aznar, gracias al presidente Rajoy y gracias al presidente Casado. En sus tres años ha habido muchos aciertos que nos servirán”. “En 2018 dije que fallarle a Galicia era como fallarme a mí mismo. Hoy siento que fallarle al PP es fallarle a Galicia y a España. Me presento porque me siento representado por las ideas que he defendido tantos años”, ha proseguido.

Uno no puede elegir el momento en el que le toca gobernar. Y es verdad, objetivamente, que nos ha tocado en los momentos más difíciles. Ya les pasó a los expresidentes Aznar y Rajoy, así como a mí en Galicia y a cientos de alcalde”, ha indicado Feijóo, perfilándose como un dirigente capaz de revertir tendencias y que acredita resultados con el trabajo realizado en Galicia. “España vive una situación límite y los que hoy viven en La Moncloa ya han demostrado que no están preparados para diseñar la recuperación que necesitamos. Queremos darle a este país el gobierno que merece y necesita”.

Galicia, eje central de su discurso

Fue el motivo por el que no saltó a la política nacional en 2018 y ha sido la causa que le ha llenado la cabeza de dudas en este tiempo: “Galicia es mi vida personal y mi vida política. No estaría aquí si no fuese por Galicia. Mis convicciones y ambiciones políticas se vieron satisfechas siendo presidente de la Xunta”. Con esta declaración de amor, que no sería la única de un discurso plagado de referencias a su tierra, arrancaba el primer candidato a sustituir a Pablo Casado su discurso de presentación. 

“Yo no llevo todo este tiempo enfrentándome a lo difícil para ahora escoger la vía fácil. Lo tengo claro, pero he dudado porque cuando uno trata de ser responsable debe reflexionar, porque no creo en la política del revanchismo, porque la experiencia me ha enseñado a ser humilde, porque lo más importante de mi vida sigue aquí, por la confianza que me han dado los gallegos cuatro veces (...) Yo no dejaré nunca de defender los intereses de Galicia porque también son los míos”, ha reconocido. 

“En julio de 2018 el PP acababa de sufrir una moción de censura traumática e injusta, pero vivíamos en una España que crecía, creaba empleo, que había recuperado su credibilidad institucional. España en aquel momento estaba mucho mejor que hoy. Hoy, apenas cuatro años después, padecemos el peor gobierno de nuestra historia reciente. Tras la pandemia nuestra economía vive en un déficit salvaje, y el Gobierno se apoya en aquellos que no creen en las instituciones españolas ni en las instituciones europeas. Están debilitando la gobernabilidad y nuestra imagen institucional”, ha explicado el líder de la Xunta.

“Hoy el PP no está en su mejor situación y no podemos ni debemos olvidarlo.Podría decir que esto no tiene que ver con el PP de Galicia, pero sí tiene que ver. A Galicia no le es indiferente lo que pase en España. El PP de Galicia fue prioritario en la idea de Fraga de reunificar a todo el centroderecha en España”, ha sentenciado Feijóo.