Tras los errores cometidos, aún en primavera, comenzaron a vaciarse los depósitos despertando todas las alarmas en los bancos españoles. Luis de Guindos había hecho una reforma infantil en febrero y una reforma temeraria en mayo, esta última confesando una situación de los bancos españoles peor de lo que estaban.

Tras el asunto Bankia y su necesidad de financiación, más las mentiras de los gobiernos regionales del PP que habían falseado el déficit (Madrid, Valencia y Castilla-León), la situación financiera de la nación se hizo insostenible.

La salida en marzo de 66.000 millones de euros de los depósitos y de 32.000 millones de euros en abril, obligó al Gobierno a pedir el rescate de nuestras instituciones financieras. Las mentiras de aquella rueda de prensa fueron el preludio de la catástrofe: el mayor error estaba por llegar.

Un error que el Eurogrupo ratificará el próximo nuevo de julio cuando se acepte la petición de la carta de ayer. Se pondrá en marcha el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) ratificado por acuerdo internacional en julio de 2011.

Este fondo utiliza un instrumento, el Fondo de Rescate Temporal (EFSF), bolsa que endeudándose otorga liquidez a las instituciones financieras a través de un préstamo a sus estados.

Dentro de poco se pondrá en marcha un nuevo fondo que sustituirá al anterior, el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), pero a la banca española los fondos vendrán sin embargo del viejo EFSF.

¿Qué diferencias hay entre ambos? El viejo EFSF no establece preferencia de cobro dejando al resto de los acreedores a la cola, y, sin embargo, el nuevo MEDE sí. En ese sentido, a pesar de que el dinero destinado a España será del EFSF, los inversores temen que tarde o temprano llegue el MEDE y se tengan que poner a la cola en el caso de que España no pueda pagar.

El pánico entre los acreedores, entre los prestamistas, se ha palpado nítidamente durante las dos últimas semanas de pasión en las que los inversores vieron cómo la deuda española aumentaría dado que el préstamo es a los estados, no directamente a los bancos. De la misma forma temieron la posibilidad de que las autoridades europeas acabaran teniendo preferencia en la devolución.

Con lo fácil que sería poner en funcionamiento el Banco Central Europeo. Estos mecanismos que parecen tan sofisticados, no son más que fórmulas mediocres destinadas a evitar reformar los tratados y ampliar las competencias de una Europa que no existe.

Para lo que sí existe es para que se nos presenta la troika, los hombres de negro, a exigirnos reducir los gastos en educación, en sanidad o en servicios sociales. Como dijo Draghi con relación al gobierno de España: “no se pueden hacer peor las cosas”.

AntonioMiguelCarmona es profesor de Economía, miembro del Comité Federal del PSOE, secretario de Economía del PSM-PSOE y portavoz de Hacienda del Grupo Parlamentario Socialista de la Asamblea de Madrid