De rozar el cielo a descender a los infiernos en cuestión de semanas. La trayectoria de Begoña Villacís en política ha cogido velocidad de crucero, pero en picado. La refundación de Ciudadanos orillaba en cierta medida su influencia -al menos de puertas para fuera- en la nueva Ejecutiva Permanente, pero su never, never, never ha precipitado su caída a la caverna más oscura en este ingrato trabajo: la irrelevancia. A modo de sálvese quién pueda, se dejó seducir por un PP que le puso un caramelo envenado sobre la mesa y lo cogió, enterrando a la razón bajo toneladas de ambición, hasta ser totalmente intrascendente hasta para sus propios simpatizantes e incluso para Génova, que con esta jugada le ha servido en bandeja de plata la cabeza de su número dos con vistas al 28 de mayo.

Begoña Villacís tardará en olvidar este pasado miércoles. La todavía vicealcaldesa tuvo que hacer frente a una realidad: sus días están contados en la política. Salvo milagro, su huida hacia adelante ha consumido las últimas bocanadas de aire que le quedaban. Ni en Ciudadanos ni en el Partido Popular tiene cabida. Al menos, ese es el escenario que dibujan las últimas informaciones. A juzgar por los titulares de este jueves, Feijóo ha cerrado a cal y canto el portón de Génova, inexpugnable ahora para quien soñaba con ser una “corriente interna” del PP.

En el fuerte del Partido Popular se desliza intramuros que el problema que tuvo Villacís fue el de pasar por encima de Isabel Díaz Ayuso y de José Luis Martínez-Almeida. Según El Confidencial, altos cargos del PP comentan que la estrategia de la vicealcaldesa madrileña no fue la correcta, al tratar directamente con las altas instancias del partido su fichaje, en lugar de recurrir, en primera instancia, a la presidenta de la sucursal conservadora en Madrid y jefa del Ejecutivo regional y el primer edil capitalino.

En su reunión con Bendodo, el número tres de Feijóo le transmitió que su incorporación debería contar, al menos, con el ok de Martínez-Almeida. Según el citado medio, el alcalde se mostró tajante ante la idea de incorporar a su eventual mano derecha. Entienden en su entorno que Villacís está amortizada políticamente hablando. No tiene más que aportar. “No da votos”. Cortita y al pie. Si antes de que publicitara su interés por adherirse al PP ya era complicada la operación, ahora la descartan totalmente porque ”no hay nada peor en política que la irrelevancia”.

Repudiada por los suyos

El PP no es el único que inflige el preceptivo castigo a Villacís, también lo hacen en su propio partido, de manera natural y no desde una Ejecutiva Permanente que le ha regalado unos segundos más -mínimo- de vida. La militancia de Ciudadanos le ha dado la espalda por completo. Las primarias han sido una metáfora de su situación actual. Una figura como la de la vicealcaldesa, con un poderoso magnetismo para con los suyos, no ha conseguido los avales necesarios (126) para revalidar candidatura.

El barco se hunde, pero Villacís ha encontrado el flotador de la dirección del partido. Como ninguno de los candidatos logró el total de respaldos necesarios para superar el corte, la última palabra recae sobre la cúpula. La nueva Ejecutiva Permanente se la encontró a la deriva y la socorrió, conscientes, a pesar de todo, de que es un perfil potente aunque solo sea por currículum. Ni tan siquiera su desgaste, acrecentado desde que se inmolara al dejarse querer públicamente por el PP, ha hecho dudar a las altas esferas liberales. Por lo tanto, en virtud del artículo 102 de los estatutos, la vicealcaldesa repite como candidata al Ayuntamiento de Madrid.

Villacís ha restado importancia a la falta de apoyos recibida, aunque fue la precandidata que más avales recolectó. “Es una tontería”, ha afirmado la vicealcaldesa a ante los periodistas en la Junta Municipal de Moncloa-Aravaca. Se aferra al cambio estatutario subyacente a la Asamblea de la refundación.  “Han sido cuatro avales porque acababan de cambiar los estatutos a 15 y no se ha tenido en cuenta. No le doy la más mínima importancia”, ha zanjado.

La vicealcaldesa resta importancia a la falta de apoyos entre la militancia y exhibe sus “ganas” por encarar esta campaña pese a “todas las situaciones que he vivido y no todas agradables”. También ha apelado a la unidad, frente a las voces que airean una posible impugnación de su candidatura. “Quienes están ahora mismo en CS están muy seguros de que hay que estar muy unidos”, ha subrayado la dirigente naranja, quien asegura que la supervivencia del partido “depende de ellos”.

Desapego de la militancia

El caso de los avales no solo evidencia la pérdida de la confianza de las bases en Begoña Villacís, sino que también es fiel reflejo de la sangría de afiliados. Desde el año 2019, su clímax, la militancia se ha desconectado del partido de manera sostenida. En Madrid, por no salir del campo de juego de la vicealcaldesa, tan solo han logrado retener a 1.800 simpatizantes de los 6.900 que tenían en aquel lejano curso.

Ya en 2021, después de que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se valiera de la excusa de la “traición” de Ciudadanos en Murcia para adelantar las elecciones en Madrid y llevar a Ignacio Aguado al patíbulo, se estableció un importante punto de inflexión. Los liberales desaparecieron de la Asamblea. Ni tan siquiera el desembarco de Edmundo Bal permitió retener algún resquicio naranja en la Cámara regional. Tras los comicios, la formación tuvo que reestructurar Madrid y ya entonces se situaron por debajo de los 4.000 militantes, según apuntaron a ElPlural.com voces de la anterior cúpula regional.

Juan Carlos Bermejo, en declaraciones a este periódico, ha sugerido que la militancia “está desmotivada”. “Camina, pero no reacciona”, acota el precandidato liberal en las primarias a la Comunidad de Madrid. La desafección se refleja también en la carestía de agrupaciones municipales que tengan más de 80 afiliados. Tan solo quedan rescoldos de un pasado rutilante y efímero.

El harakiri

Números aparte, Villacís enseñó sus cartas antes de tiempo. Creía que su mano era la ganadora, pero delante estaba el Partido Popular, con una dilatada experiencia en la política subterránea. Desde el 2019, a la vicealcaldesa se le formulaba constantemente la mismas preguntas: “¿Se marchará usted al PP?”. Interpelaciones que siempre desviaba con un contundente ‘no’, en un intento por demostrar que a Ciudadanos aún le quedaba algo que decir en el terreno electoral. Pero todo cambió tras la refundación.

Villacís se apresuró. Confió a pies juntillas en que la reunión top secret con Bendodo era el inicio de una bonita -y nueva- amistad, ignorando elementos disruptores de gran poder, como Ayuso. La presidenta madrileña y baronesa conservadora, no dio un milímetro de espacio a la rumorología. “Lo mejor de CS ya se vino conmigo”, espetó ante las insistentes preguntas de los periodistas, aludiendo implícitamente a la consejera de Cultura, Marta Rivera de la Cruz. Portazo en las narices.

Sin el beneplácito de Ayuso, Villacís quedaba con una mano delante y otra detrás. En terreno de nadie. O se tragaba el sapo y se quedaba en Ciudadanos o decía adiós a la vida política. Poco después, en una comparecencia de prensa en el hotel Urso de Madrid, la vicealcaldesa, visiblemente quebrada, anunciaba que se quedaría para luchar por salvaguardar el “espacio liberal” en la capital. Es decir, presentó sus credenciales para las primarias liberales, que, a la postre, han expuesto su desgaste público y el inicio del -quizás- último capítulo de sus andaduras en la política.