Las acusaciones y denuncias por acoso sexual han proliferado gravemente en el PSOE durante los últimos meses. Quizá el más sonado de todos ellos haya sido el de Francisco Salazar, con un recorrido especialmente significativo y con meses de dilación para su caída definitiva. A través de un informe en el que los socialistas lamentan carecer de los "medios técnicos ni legales necesarios" para hacer más comprobaciones, Ferraz ha sentenciado este caso en medio del surgimiento de otros nuevos, como el del alcalde de Belalcázar (Córdoba) o el de José Tomé en la Diputación de Lugo.
La cronología del caso Salazar se remonta, inicialmente, al 5 de julio. Pedro Sánchez convoca ese día una reunión extraordinaria del Comité Federal del PSOE, con el estallido del caso Cerdán y los informes de la UCO en el epicentro del diálogo. Se trataba del segundo secretario de organización, tras José Luis Ábalos, que caía de manera consecutiva por la corrupción. Sánchez necesitaba reestructurar la cúpula socialista, y tras la caída de los dos citados, decide acudir a una de las pocas personas que restaban en el círculo de confianza: Francisco Salazar. Junto a él, el presidente diseña la nueva cúpula de poder en Ferraz, en la que es el propio Salazar quien le plantea poner a una mujer de número tres del partido. En esa misma misma madrugada, elDiario.es publicaba los testimonios de dos militantes socialistas que estuvieron bajo las órdenes de Salazar y que denunciaban comentarios obscenos sobre la vestimenta y el cuerpo, mensajes lascivos u ofrecimientos de quedarse a dormir en su casa. Y el PSOE se vio en la obligación de apartarle.
En las informaciones publicadas por el citado medio quedó también patente el caso de una segunda joven que, durante las primarias de 2017, cuando trabajó en el partido como voluntaria, también vivió situaciones duras con el dirigente socialista. Relataba sus actitudes "babosas" y sus "comportamientos inadecuados", sin profundizar más hasta que la campaña acabó, cuando contó a otro veterano socialista los desagradables episodios que tuvo que afrontar con Salazar. Inicialmente, la cúpula socialista se mostró reticente ante estos testimonios, pero las negativas de puertas para dentro de un grupo de mujeres provocó que, el mismo día, Salazar se viera en la obligación de renunciar a todos sus cargos, tanto en el organigrama socialista como en el Gobierno.
Julio y noviembre, fechas clave y recovecos técnicos
Aparte del 5 de julio, existen otras fechas clave en el desarrollo de este caso. En concreto, el 8 y el 28 de julio, en los que se registran otras dos denuncias formales de dos nuevas mujeres militantes del PSOE que trasladan comportamientos de presunto acoso sexual bajo las órdenes de Salazar en Moncloa. Y el 4 de noviembre, porque Artículo 14 publicaba una foto de Paco Salazar comiendo con Pilar Alegría en Madrid, una reunión que se negó desde Moncloa y que sorprendió especialmente a las víctimas por lo que implicaba que la portavoz del Gobierno se citase con Salazar en público en mitad de las investigaciones. Además, existió paralelamente otro problema: aparentemente, las denuncias presentadas habían desaparecido del sistema. "En absoluto se han borrado. Lo que se produjo es una ofuscación del sistema para garantizar la protección de las víctimas y el respeto a su anonimato", explicó por su parte Rebeca Torró, secretaria de Organización, este viernes.
Esta demora en el sistema tuvo como consecuencia que la investigación no pudo ponerse en marcha cuando estalló el caso, lo que llevó nuevamente a elDiario.es a preguntar por el estado de la cuestión. El 28 de noviembre se informa de que Salazar había decidido darse de baja de la militancia y eso imposibilitaba, de algún modo, seguir adelante con la investigación. "Se subía la bragueta en tu cara, escenificaba felaciones y pedía vernos el escote. Si le ponías límites, pagabas las consecuencias. De repente, no tenías nada que hacer porque te sacaba de los proyectos. O llamaba a reuniones a todo el equipo y tú te quedabas fuera. O te gritaba sin ningún motivo delante de todo el mundo diciendo que habías hecho o dicho algo mal", continuaban los testimonios de las víctimas.
Justificaciones aparte y un cambio de ritmo
Tras la publicación de estos testimonios y del presunto bloqueo del sistema, los socialistas tardaron menos de 48 horas en resolver las incidencias y en contactar a las denunciantes para informarlas de que, cinco meses después, sus clamores habían sido admitidos a trámite. El órgano antiacoso emitía un informe en el que daba credibilidad a los testimonios, consideraba procedentes las denuncias pero declaraba que el partido no tiene capacidad para seguir adelante con la investigación ni para llevarlo a la Fiscalía sin el deseo expreso de las denunciantes, en la misma línea con lo que expresaba el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que aseguraba que apoyarían a las víctimas pero que tenían que ser ellas las que continuaran por la vía legal ante la incapacidad del partido para hacerlo.
El documento de antiacoso contiene una serie de explicaciones de difícil lectura. Se argumenta, por ejemplo, que en cinco meses no fue posible entrevistarse telemáticamente con Francisco Salazar para tomarle declaración porque el exasesor de Moncloa viaja mucho fuera de España y porque una de las citas agendadas, el 10 de noviembre, coincidió con la festividad de la Almudena en Madrid y hubo que aplazarla. La reunión con la portavoz del Gobierno, no obstante, sí se produjo, y además en un céntrico restaurante madrileño. Otro pasaje también desprende que a una de las denunciantes ni siquiera llegaron a darle acuse de recibo por protegerla ante la presión mediática del caso.
Con este informe el PSOE sale del paso ante una situación que ha generado mucha tensión y descontento no solo entre sus militantes y votantes, sino ante el grueso de la población que incluye el feminismo entre sus valores políticos. Paradójicamente, lejos de dejar atrás esta situación, se ha dado paso a un goteo de nuevos casos similares como los mencionados al inicio del artículo. Todo ello ha motivado la renuncia de la secretaria de Igualdad del PSdeG, Silvia Fraga, que presentó su dimisión de la Ejecutiva que preside José Ramón Gómez Besteiro durante una reunión del órgano de dirección. Por el momento, ha sido la única dimisión al hilo de estos hechos.
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