En los cuarteles electorales del PP tanto de Génova 13 como en la planta primera del número 7 de la vallisoletana calle de María de Molina (sede regional del PP de CyL), la camisa no les llega al cuello y hacen votos para que la campaña autonómica concluya y finalice ya. La razón es que unas elecciones que fueron convocadas a instancias de Pablo Casado y de los intereses nacionales políticos del partido por unas expectativas entonces muy halagüeñas para el PP, ahora han derivado en una situación en la que la incertidumbre es la palabra clave. Con las distintas encuestas en la mano, Mañueco no sabe si tendrá que gobernar con Vox o incluso si podrá seguir siendo presidente después del 13F. 

En relación al final de campaña puede que Teodoro García Egea esté repitiendo el slogan de los socialistas de las generales del 28 de abril de 2019, el famoso “Haz que pase” o que esté entonando la oración de Jesús en el Huerto de los Olivos, “Padre si es posible, que pase de mí este cáliz”.

El PP ha visto como desde el inicio de campaña las encuestas le daban un retroceso diario y mantenido.  Han pasado en estos días de estar rozando la mayoría absoluta a colocar a la extrema derecha de Abascal como esenciales para gobernar. Incluso otros sondeos dan opciones de gobierno al socialista Luis Tudanca. Fuentes socialistas consultadas hablan de que soplan “vientos de Portugal”.

¿Razones de esta deriva hacia un previsible abismo?

En gran medida una campaña caótica, errática y de errores garrafales del líder nacional Pablo Casado aliñados con la insulsez del propio presidente y candidato, Alfonso Fernández Mañueco, al que tener que hacer seguidismo en clave nacional -hasta ayer mismo- le ha perjudicado enormemente. El acoso y argumentario por la izquierda y derecha le ha dejado tocado y la implosión de las candidaturas de la España Vaciada, casi hundido.

Pero sea cual sea el resultado en Madrid, y especialmente los barones del PP, tendrán que reflexionar si la campaña protagonizada por Pablo Casado basada en frivolidades como la trinidadChuletón, remolacha y vino”, debe ser olvidada cuanto antes y preparar otras bazas cara a nuevos comicios como el más inminente, los andaluces. Cuando Casado ha hecho campaña recurriendo a patéticas imágenes y poses de este tenor, el palentino hecho el más grande de los ridículos como cuando quitaba nieve de “Filomena” con mocasines y vestuario tipo de ir de shopping por el barrio de Salamanca.

El vino, el agua potable y la sopa de ajo


Casado abrió la precampaña señalando como iba a ser de patética el resto de las jornadas asegurando que en León bebían vino porque "no había agua potable". Increíble pero cierto. Metió la pata en la precampaña electoral durante su visita a una quesería y una explotación ganadera de León. Literalmente llegó a decir, en dos ocasiones, que "no hace mucho tiempo" se bebía vino porque "no había agua potable". "Hay gente que se extrañaba, y yo he explicado la historia del vino en los Oteros. Una historia que no es de hace 200 años, mi padre vive y está en forma y me lo ha contado. En estas comarcas de León, y en otras de España, no hace tanto tiempo se tenía que beber vino porque no había agua potable". Casado también defendió que además de beber vino porque no había agua potable, también "se desayunaba sopa de ajo porque no se recomendaba beber agua sin cocer”.

 

 

Este jueves, Casado ha vuelto al ataque con el vino dejando otra perla para la hemeroteca: "Nosotros apoyamos el sector del vino. No estamos a favor de que el Gobierno de España lo demonice y diga que el vino es una droga o que ataque la agricultura y la llame esclavista”.

 

 

La demagogia del chuletón y las macrogranjas

Pero lejos de corregir, o corregirle, Casado continuó por la misma senda del ridículo en unos casos y de la falsedad en otros. En esa línea fue la polémica del chuletón a cuenta de la polémica por las palabras del ministro Alberto Garzón sobre las macrogranjas. Algo que sin duda se le volvió en su contra. Ni Garzón ni el Gobierno, han recomendado jamás no consumir carne, sino hacerlo con moderación como recomienda la OMS y la UE, ni los nuevos “bolivarianos”, según la jerga pepera, quieren “cargarse” la ganadería sino regular un sector que ante la amenaza de las grandes compañías cárnicas están haciendo un daño enorme a la de toda la vida, la de las explotaciones de ganadería extensiva y el pastoreo tradicional de pequeños profesionales.

 

 

Ternera gallega

Solo como curiosidad del fiasco. El pasado domingo, Pablo Casado acudió al acto central de campaña en Ávila. El palentino dijo allí que se consideraba abulense por haber veraneado en la tierra de Santa Teresa. El show completo quiso ser rematado en un restaurante afamado de la ciudad. Allí pidió un buen “chuletón de Ávila”. Pero como parece que en esta campaña los hados no se han concentrado en el madrileño-palentino-abulense, la sorpresa surgió cuando el dueño del mesón le respondió: “Aquí trabajamos con ternera gallega”... “tierra trágame”, diría. 

 

 

La culminación ¡la remolacha!

Y llegó la remolacha como colofón de los errores garrafales de esta campaña. Casado sorprendió en tierras palentinas al afirmar lo siguiente: “El campo de Palencia ha sido atacado. Ha sido atacada la remolacha. Yo he vivido cerca de Monzón de Campos. Los años tan difíciles que han vivido, como para que ahora vengan a decir que el azúcar es veneno”. Olvidó el presidente del PP que la iniciativa de cerrar esa azucarera de Monzón fue autoría del Gobierno de su correligionario José María Aznar en 2002 por una normativa de la Unión Europea sobre el azúcar. Tras poner en la calle a 300 agricultores y 80 trabajadores y ante las fuertes protestas, el Gobierno del PP prometió crear un polígono de micronegocios y una zona de reindustrialización. Promesas incumplidas...y Mañueco ya estaba allí.

 

 

Esos tres ejemplos, la remolacha, el vino y el chuletón con sus consecuentes imágenes y escenarios de un Casado nervioso y cómico han hecho mella en las expectativas triunfalistas del PP en Castilla y León. Eso más el miedo a gobernar con Vox y el silencio clamoroso ante esta posibilidad que mantiene el PP.

Bandazos de campaña, el “caserazo” y las navajas en la Puerta del Sol


También el “caserazo”, la pifia del diputado del PP Alberto Casero tras su error a la hora de votar que hizo que la reforma laboral se aprobase. Si a ello le unimos la deslealtad de ir una delegación de alcaldes del PP a Bruselas a cuestionar los fondos europeos (no fueron recibidos por nadie), el discurso de cariz nacional con alusiones a Pedro Sánchez, Podemos Venezuela, ETA, Cuba, el comunismo y, por último, el bandazo y giro copérnicano de la campaña adoptado ayer hablando, ahora sí, en clave regional abandonando el argumento “nacional” llega tarde y despista al electorado. El cócktail está servido para una noche electoral de infarto el próximo domingo. Porque, contradiciendo a Mañueco, el que se la juega no es él, o no solo él. Quien se juega el liderazgo y su futuro político es el propio Pablo Casado …y en la Puerta del Sol de Madrid afilan navajas y dagas.