En medio de una campaña electoral marcada por la crispación y la incertidumbre, las elecciones generales del próximo domingo 23 de julio se perfilan como un escenario político clave para el futuro del país. Con todos los partidos en busca del apoyo popular, con un ambiente político cargado de tensiones y expectativas, la campaña electoral entra en su fase decisiva con todos los escenarios abiertos y con la crispación y los pactos postelectorales como grandes protagonistas.

Para ser más precisos, la campaña electoral de este 23J, al igual que la de las elecciones autonómicas y municipales del pasado 28 de mayo, ha estado marcada por la crispación, con un tono cada vez más tenso. Los debates y mítines se han convertido en un campo de batalla político en el que no importa ni el qué ni el cómo. Solo así se explica una polarización total que refleja una sociedad dividida en dos bandos (izquierda y derecha) y en la que la sanidad o la economía han sido desplazadas a un segundo o tercer plano por las lonas, las decisiones de la Junta Electoral Central, el etarra Txapote, el Falcon o las amenazas infundadas de la derecha y la extrema derecha de un supuesto pucherazo electoral.

El PP y la utopía de gobernar en solitario

Así, a poco menos de una semana para la decisiva cita, el Partido Popular, con Alberto Núñez Feijóo a la cabeza, parte como gran favorito para ganar las elecciones, según las últimas encuestas. Sin embargo, a pesar de su ventaja, el partido se encuentra lejos de alcanzar la mayoría absoluta de 176 escaños necesarios para gobernar sin necesidad de coaliciones o acuerdos con otros partidos –los sondeos más favorables otorgan a los populares alrededor de 150 representantes-. Un escenario de incertidumbre que Vox ya ha advertido por activa y por pasiva que no va a regalar sus votos al PP y que piensa rentabilizar esta dependencia para exigir entrar en un hipotético gobierno de Feijóo, al igual que ha ocurrido en Castilla y León, la Comunidad Valenciana o Extremadura, pese a todos los riesgos que conllevan los pactos con la ultraderecha.  

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No obstante, pese a que la mayoría de encuestas señalan que el PP es el partido mejor colocado, en las últimas semanas, coincidiendo con los números acuerdos sellados entre derecha y extrema derecha, se ha observado un cambio de tendencia en los sondeos donde el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) ha experimentado un repunte en su intención de voto. Los mensajes de unidad y estabilidad transmitidos por los socialistas, unidos a la intensa agenda mediática que está protagonizando el presidente del Gobierno y candidato del PSOE, Pedro Sánchez, además de los debates electorales que se han producido ya, han resonado con fuerza entre los electores, lo que ha llevado a un incremento en su popularidad y a una mayor expectativa de resultados positivos en las elecciones.

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Por otro lado, Sumar, el partido liderado por la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha decidido endurecer su tono en los últimos días de campaña, entrando directamente en el cuerpo a cuerpo con Feijóo, después de que los primeros días de precampaña estuvieran marcados por las fricciones con Unidas Podemos. Esta postura más enérgica busca reforzar su posición y captar la atención de los electores. Sumar, que se presenta como una alternativa progresista, ha centrado su discurso en la defensa de los derechos laborales y la justicia social, buscando atraer a aquellos votantes que buscan un cambio en las políticas económicas y sociales.

A pesar de la incertidumbre que rodea los resultados electorales, salvo sorpresa mayúscula todo indica que el bipartidismo se verá reforzado en estos comicios. Tanto el Partido Popular como el PSOE mantienen posiciones muy destacadas en las encuestas, lo que sugiere que seguirán siendo las fuerzas políticas dominantes en el escenario político español. De esta manera, lejos quedan los tiempos en los que Unidas Podemos y Ciudadanos amenazaban seriamente con romper el tradicional panorama del bipartidismo.

En este contexto, la participación ciudadana en estas elecciones adquiere un papel fundamental. Los votantes tienen en sus manos la responsabilidad de definir el rumbo político del país y decidir qué opciones se ajustan mejor a sus intereses y valores. Por ello, los partidos, conscientes de que cada voto será crucial para la configuración del nuevo gobierno y la dirección que tomará España en los próximos años, se han lanzado en busca de captar al público indeciso.

En conclusión, las elecciones generales del próximo domingo 23 de julio representan un hito crucial para el futuro político de España. En medio de una campaña marcada por la crispación, estos comicios se convierten en una cita determinante que marcará el futuro político y socioeconómico de España.