Aunque señala que la elección de Mariano Rajoy como su sucesor fue por el interés de España, el expresidente admite que barajó otros nombres como Rodrigo Rato y Mayor Oreja. Aznar dedica parte del prólogo, al que ha tenido acceso la Agencia EFE, a su relación y posterior distanciamiento con el exministro de Economía y cómo éste le pidió durante un viaje en las navidades de 2000 que reconsidera su decisión de no presentarse a la reelección y después le planteó objeciones a su propia candidatura para sucederle.
En el verano de 2003, sin embargo, Rato le trasmitió que había cambiado de opinión y que ahora sí quería ser el candidato del PP a las elecciones de marzo de 2004. “Tu me has dicho dos veces que no”, le dijo Aznar. A lo que Rato le respondió: “Pero ahora te digo que sí”. El día que el entonces presidente anunció que el sucesor sería Rajoy, el exministro de Economía le volvió a decir: "Pues ahora hubiese querido".

Intercedió por Rato para la dirección del FMI
Aznar narra cómo intercedió por la candidatura de Rato a dirigir el Fondo Monetario Internacional (FMI) ante Bush, Chirac, Blair y Gerhard Schroeder. "Quizás por eso me costó comprender la posterior reacción de Rodrigo. Yo era consciente de su decepción ante el desenlace de la sucesión y sabía que, después de tantos años de amistad, nuestra relación ya no sería la misma. Sin embargo, no esperaba que Rodrigo pusiese una distancia tan grande desde tan pronto", escribe Aznar en el volumen primero de sus Memorias.

La brecha entre Aznar y Rato
Explica que la constatación de que se había abierto una "brecha" entre ambos fue con motivo de la primera visita que Rato realizó a España como director gerente del FMI y en la que citó a una amplia representación del mundo político y económico español. "A mí no me llamó", lamenta el expresidente del Gobierno.

Rajoy, el menos amigo
Tras explicar que la relación con Mayor Oreja fue más fácil y que éste era consciente de que tenía menos posibilidades, Aznar ensalza las virtudes de Rajoy, aunque reconoce que es el menos amigo suyo y es que en los años que han trabajado juntos ninguno ha descolgado el teléfono para decirle al otro "vamos el sábado a cenar".

Rato y Rajoy pactaron cerrar el paso a un candidato más joven
Sin embargo, esa falta de cercanía personal no afectaba en nada a la valoración de Aznar sobre su capacidad política ya que su intención con la elección de Rajoy, según señala, era proporcionar al Gobierno "cierta continuidad política, con tranquilidad y sin sobresaltos" y "neutralizar el ataque de la izquierda y de los nacionalismos contra el entonces previsible tercer mandato del PP".

Aznar revela que sólo una vez se planteó la posibilidad de proponer a alguien de la nueva generación -antes de las elecciones municipales y autonómicas de 2003- y que le informaron de que Rajoy y Rato habían llegado a un "acuerdo" para que en el caso de que el elegido fuera uno de ellos aceptarlo, pero que si finalmente resultaba ser cualquier de los más jóvenes "intentarían cerrarle el paso".

La comunicación a Rajoy de su decisión
Pero la decisión estaba tomada -el nombre de Mariano Rajoy estaba escrito en su cuaderno azul en noviembre de 2002- y el 29 de agosto de 2003 le citó en su despacho. Rajoy le dijo: "Presidente, prefiero que no me digas lo que intuyo que me vas a decir" y, a continuación, le agradeció que le hubiera hecho cinco veces ministro y vicepresidente del Gobierno, y Aznar cuenta que le contestó: 'Gracias, pero te lo voy a decir. Creo que tú eres la persona adecuada'. "Fue una decisión, explica Aznar en el libro, que tomó con un único criterio: "El interés de España" y que no desveló a nadie, aunque tuvo una ocasión para hacerlo.

La "resignación" de Rato y Mayor Oreja
Según Aznar, ambos aceptaron y señalaron que colaborarían con Rajoy, aunque su respuesta "llevaba aparejada una cierta resignación", a la vez que -subraya- ya en aquel momento quiso dejar claro que se iba a hacer una "cesión completa" de sus responsabilidades y que, desde entonces, su sucesor "debía hacer las cosas a su aire, a su manera".