Toda gira en torno a Madrid. De nuevo, la capital canaliza el debate público, recuperando el aroma de batallas pretéritas en una región que durante toda la legislatura ha sido el escenario donde se ha desenvuelto una guerra que no cesa. Otra vez, el Dos de Mayo como excusa para reavivar viejas rencillas y, de paso, soterrar aquellos puntales que laminaban al Partido Popular (vivienda y Doñana) a nivel nacional. Isabel Díaz Ayuso asesta el primer golpe con un desplante al Gobierno, privando al ministro Félix Bolaños de un lugar privilegiado en la tribuna del desfile, en detrimento de Alberto Núñez Feijóo, al que utiliza como ariete particular en su juego subterráneo contra Pedro Sánchez.

De un tiempo a esta parte, no hay Dos de Mayo exento de polémica. Desde hace unos años, esta fecha no solo colapsa, sino que marca la agenda mediática de la semana en cuestión. Una pasada de revista del jefe de la oposición (Pablo Casado) a los sanitarios en plena pandemia sin ningún representante del Gobierno, exhibición preelectoral en 2021 con la presencia de la ministra de Defensa, Margarita Robles; o el cambio de acompañante en la entrega de la tradicional corona a los héroes de 1808. En aquella ocasión, en 2022, fue el propio Félix Bolaños, quien hoy ha recibido el veto expreso de Ayuso, quien llevó las flores junto a la presidenta regional, en lugar de Almeida, quien previamente tomó partida por Casado en la guerra civil conservadora. Es decir, el protocolo, a su servicio.

En esta ocasión, a menos de un mes para las elecciones autonómicas y municipales, Isabel Díaz Ayuso hace suya la máxima de en el amor y en la política (guerra), todo vale. Y consiguió su objetivo. Otro Dos de Mayo con protocolo flexible y moldeado su gusto. Esta vez, el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, fue interceptado por la encargada de esta materia del Gobierno madrileño, Alejandra Blázquez, cuando éste seguía a Robles en su camino hacia la tribuna. En ese momento, la  jefa de protocolo regional, le cortó el paso. La excusa fue que la representación institucional “ya estaba establecida” tal y como se había hablado.

“Tenemos una organización perfectamente establecida”, reiteró la jefa de protocolo de Ayuso, precisando que ya había “una ministra” y que se estaba “cumpliendo con toda la normativa con respeto a la representación institucional”. Bolaños, tras impedir su presencia en tribuna, se ubicó en un lugar destacado para poder presenciar el desfile cívico-militar. Sin embargo, quien sí estuvo en un lugar privilegiado fue el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, cuya presencia se interpreta en círculos de la izquierda como una prueba más de la pleitesía que Feijóo rinde a Ayuso.

Feijóo, supeditado a Ayuso

No es novedad que en las altas esferas de Ferraz se sugiera que el presidente del PP está atado de pies y manos en beneficio de una Ayuso que le utiliza a su antojo. Ya con la no renovación del Consejo General del Poder Judicial, voces autorizadas del PSOE y del Gobierno comentaban en privado la Puerta del Sol había condicionado el volantazo de Génova, incluso en documentos ven a la presidenta madrileña como sucesora del gallego en caso de que este no coseche buenos resultados en las elecciones.

De hecho, a comienzos de este año, en Ferraz sostenían que el candidato conservador no generaba “confianza” entre el electorado y el efecto luna de miel inicial se había desvanecido. El líder gallego ha bajado sus prestaciones en las encuestas, lo que motiva a los socialistas a prepararse para “un cambio de liderazgo en el Partido Popular”, tal y como constaba en un informe interno que escudriñó la Ejecutiva Federal en enero de este 2023, situando a la propia Ayuso o a Moreno Bonilla como posibles herederos del legado de Feijóo.

“Instrumentalización política”

En cualquier caso, en el entorno socialista y monclovita se ha eludido el debate orgánico en el principal adversario. Fuentes consultadas próximas al jefe del Ejecutivo se limitan a señalar al Partido Popular como una formación acostumbrada a “saltarse la legalidad”. Tanto en el Gabinete presidencial como en Ferraz se acogen al Real Decreto 2099/1983, que aprueba el Ordenamiento General de Precedencias en el Estado. “La Comunidad de Madrid lo incumple al no dejar a un ministro del Gobierno de España subir a la tribuna de la parada militar que conmemora el Dos de Mayo”, insisten voces autorizadas de Moncloa a ElPlural.com.

La actitud del Gobierno regional tensa la cuerda con la Administración central, desde donde catalogan el agravio como un acto de “gravedad pocas veces vista” en un evento institucional. Lamentan la “instrumentalización política” que el PP ha hecho de la festividad madrileña, incluyendo el “deber básico de lealtad institucional”. “Se han saltado las normas más básicas de nuestro Estado democrático y de derecho”, recuerdan en el Palacio de La Moncloa, al tiempo que resucitan la cerrazón conservadora a renovar el CGPJ y el consiguiente “incumplimiento de la Constitución”.

En Ferraz difieren ligeramente de Moncloa al centralizar toda la polémica sobre la figura de Ayuso. El Gobierno opta por una visión más generalista de la situación, encuadrando al PP como institución en la misma fotografía. En cambio, desde la Ejecutiva socialista personifican en la jefa del Ejecutivo regional, a quien acusan de traspasar “todas las líneas rojas del respeto institucional y del sentido común”, así como de perpetuar una “estrategia de polarización de la sociedad” desde que aterrizó en la Puerta del Sol.

“Los madrileños están cansados de las salidas de tono, los exabruptos y el conflicto diario de la señora Ayuso con cualquier administración que no sea de su color político”, explican fuentes socialistas, al tiempo que lamentan que el Dos de Mayo haya sido utilizado por la presidenta regional “para sus intereses políticos partidistas”. “Usa Madrid como su catapulta para aparecer en medios de comunicación de ámbito nacional”, zanjan.

Ayuso, al ataque

Hasta esta misma mañana, Sol no ha movido un dedo en público. Ni una réplica oficial frente a las quejas de Moncloa. La presidenta regional se ha valido de su perro sato particular para contrarrestar el relato socialista. Alfonso Serrano, secretario general del PP madrileño, fue el encargado de poner voz a la versión conservadora. Eso hasta este miércoles, cuando la jefa del Ejecutivo regional ha acusado a Bolaños de que asistió al acto para “provocar” y “reventarlo”.

Ante los micrófonos de la Cadena SER, Ayuso ha defendido que nadie tiene por qué “obligar” a nadie a acatar donde se deben poner los sitios. “No es un día para ministros, es un día del Gobierno autonómico”, ha defendido ante las preguntas de Àngels Barceló, donde ha aprovechado para afear a Sánchez que intente “avasallarlo todo” a su paso. “Nos exige que tengamos que rendirnos y ni siquiera ser escuchados, y no atender ni al protocolo ni a las invitaciones que nosotros consideramos”, ha remachado la baronesa conservadora.