Esperanza Aguirre vuelve a azotar la impostada estabilidad que Pablo Casado quiere otorgarle a la Convención Nacional que dio su pistoletazo de salida el lunes. La expresidenta de la Comunidad de Madrid no suelta el hueso que cogió hará un par de semanas, cuando puso patas arriba a un Partido Popular que ocultaba una batalla fratricida bajo la oscuridad del ascenso en las encuestas. En la presentación de su libro, la exlideresa lo ha vuelto a hacer. Elogios para Isabel Díaz Ayuso, reproches para el presidente del partido.

La que fuera presidenta de la Comunidad de Madrid - también de ese PP de Madrid que hoy es el epicentro del debate interno – presentó el lunes su libro Sin complejos en el Centro Riojano. Un evento desde el cual Aguirre aprovechó para lanzar augurios sobre el escenario político actual y su horizonte más cercano.

La expresidenta no perdió ocasión de introducir el dedo en la herida aún sangrante del Partido Popular. Génova ha escenificado un estado de tranquilidad absoluta para situar en el eje del debate político su cónclave itinerante y no las cuitas internas que evidenció la propia Aguirre en su entrevista en El Mundo a mediados de septiembre. Aunque la calma no tendrá una vida muy larga, pues la exlideresa ha devuelto el Casado-Ayuso a la esfera pública.

Esperanza Aguirre, como ya hiciera en la polémica entrevista – esta vez sin chiquilicuatres ni niñatos -, empaquetó sus elogios y los envió con dirección al Kilómetro 0. La destinataria de los mismos, Isabel Díaz Ayuso, su alumna aventajada. Auguró un brillante futuro por delante, pero se limitó a lo más cercano en el horizonte: las elecciones autonómicas de 2023.

La exlideresa cree que Ayuso tiene que presentarse porque “en Madrid se la quiere” y, además, vaticina una victoria de la actual presidenta de la Comunidad de Madrid. Aguirre ha remarcado su afinidad con la jefa del Ejecutivo regional, sobre la que se define como “fiel admiradora”. Recuerda las “dificultades que tuvo para formar Gobierno” y lo sitúa en una balanza junto a “lo que ha conseguido”.

Del elogio, al palo

Tal como emergió el nombre de Ayuso, lo hizo el de Pablo Casado, siempre ligados, aunque no necesariamente unidos personalmente. Al menos ahora. Las relaciones entre los otrora inseparables amigos están a un mal gesto de romperse, si no lo están ya. Los tira y afloja son el Padrenuestro de cada día desde que estalló la pandemia y las diferencias se han ensanchado.

Aguirre lo sabe y, por eso, poco o nada ve del joven que derrotó a María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría en el Congreso del Partido Popular en 2018. “Nos llenó a todos de ilusión con un discurso que trató todas las batallas culturales habidas y por haber”, recuerda una decepcionada Aguirre, quien lamenta que se hayan aparcado esas “batallas culturales”.

Admite que Casado “lo tuvo muy difícil”, pero no sólo no le expía de sus pecados, sino que insiste en remarcarlos. Uno de sus errores fue el cese de Cayetana Álvarez de Toledo como portavoz parlamentaria del PP, pero también fue una equivocación – a juicio de Aguirre – la postura adoptada en la moción de censura de Vox, con “esos ataques personales a Santiago Abascal”.

Pese a todo, Aguirre está convencida de que Pablo Casado tomará de nuevo las riendas de su caballo para “volver a dar la batalla cultural”. Asimismo, ha puesto de manifiesto que a Ayuso no le hace falta esta estrategia porque “ha dado la batalla desde el minuto uno”.