Rivera durante su intervención anoche en Un Tiempo Nuevo.


Tras su paso por el Programa de Ana Rosa, los candidatos para las elecciones generales se dirigen al cabo de unos días al plató de Un Tiempo Nuevo. El primero es más 'informal', estilo muy americano, cercano, improvisación preparada, que diría el otro. En definitiva lo que gusta a un Dircom de políticos que se precie: barrio, familia, qué comes, inquietudes... mezclado con algo de política. Tras ese peaje toca el turno del programa que conduce Silvia Intxaurrondo. Política pura y dura... salvo cuando se vuelve a hablar de Ana Rosa. Ya se sabe, la tele es así.


Rivera siguió el mismo guion. En Un Tiempo Nuevo llamó la atención su seriedad. No es que tenga que estar de cachondeo, ni mucho menos, que los tiempos no están para eso. Pero su rictus -algo que le ocurrió ya a Iglesias la semana pasada- denotaba demasiada trascendencia y un lenguaje, con discusiones constantes en algunos momentos, tenso. El único momento de cierto relax, y así lo resaltó la propia presentadora, en el que se le vio sonreír (de verdad) fue cuando mencionó a su hija.

¿Derechas, izquierdas?
Si alguien esperaba que Rivera confirmara ayer que partido es la marca blanca del PP, tal y como ya ha confirmado, incluso, la prensa internacional, se quedó con las ganas. “Sí, pero señor Rivera ¿votar al PP y a Ciudadanos es lo mismo?”, preguntó Intxaurrondo. “Si fuera lo mismo... a ver si se ponen de acuerdo, porque los del PP dicen que votar a Ciudadanos es el PSOE... Hay una cosa que está clara. En España nunca había existido (…) un partido de centro demócrata liberal. En Europa gobiernan en 7 países y nosotros aspiramos a que en España haya una tercera fuerza política” en este sentido.

¿Ha quedado claro si es de izquierdas o de derechas? Él trató de escabullirse de esa aproximación a la ideología del PP, aunque en más de una ocasión se ha echado por tierra su estrategia de esconderse, como con el documental titulado  Desmontando a Ciudadanos, en el que se pone de manifiesto esa cercanía, por ejemplo, en materia económica.

Sin embargo, ayer no tocaba reconocerlo. Lo mejor es tirar por la calle de en medio y explicar que la aspiración de Ciudadanos es que “la gente no tenga que decantarse en todo en bandos azules o rojos, hay matices y nosotros creemos que somos una opción razonable y moderna”. Y mira que Esther Palomera, otra de las periodistas presentes, insistió pero sin éxito. Conclusión, Ciudadanos es el matiz.

El politiqueo me cansa”
Y claro relacionado con lo anterior están los posibles pactos postelectorales y lo que ahora dicen unos y otros. Rivera aseguró que “el politiqueo me cansa profundamente, de verdad”, añadiendo que la clase política lo que debe hacer es centrarse en los graves problemas que tiene España, “por ejemplo lo que sucede en mi tierra, Cataluña”. Lección bien aprendida y de acuerdos, ya hablaremos. De nuevo insistencia en si se acerca más a la derecha y misma respuesta. Conclusión, Ciudadanos sigue siendo el matiz.

Yo solo contra tres”
No paró de repetir Rivera que son la alternativa “que hay más allá”, y por lo visto los tres periodistas en plató no debieron creerle porque 'erre que erre' con lo que todo el mundo sabe, es decir, que su aproximación ideológica al PP es más que evidente. De nuevo, el líder de Ciudadanos se quedó en el matiz, no sin antes interpelar a la presentadora porque “estoy yo solo contra tres”. Entonces, por aquello de aclararlo un poco más la periodista Sonsoles Ónega cuestionó sobre de dónde bebía sus votos la formación, pero la cosa se fue hacia los presupuestos de su partido para las campañas electorales ¡Huy! Casi lo consigue. Lo dicho, el matiz, y la pose, claro, que no es momento propicio para lanzarse a por los votantes de la derecha, por ahora.

Cataluña
Empezó a referirse a Cataluña con un “no es serio” ser candidato de su formación en Cataluña y sin tomar posesión ser aspirante en otras elecciones (en este caso las generales). Por eso y porque sus militantes le apoyaron para pelear por el Gobierno de España, no se presenta en Cataluña. A continuación llegó uno de esos momentos con los que sueña un político, el instante en que una frase entra como anillo al dedo: “Yo no quiero ser presidente de España, si Cataluña, mi tierra, no forma parte de España”. Así, en directo, con sonrisilla y todo (solo le faltó mirar a la cámara). Suponemos que su director de Comunicación daba saltos de alegría: frase y nada de marca blanca del PP.