Una reforma laboral, dos traidores y un tránsfuga por error. Tres ingredientes que hicieron de la sesión plenaria de este jueves una jornada tan caótica como esperpéntica. El Gobierno de coalición esperaba aprobar el Real Decreto de la reforma laboral con una mayoría alternativa ajustadísima. Se auguraba un 176 a 173 gracias a los dos votos favorables de UPN. Sin embargo, la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, sorprendió al cantar un resultado aún más apretado: 175 síes frente a 174 noes. La primera teoría era que Sergio Sayas, uno de los representantes de Unión del Pueblo Navarro que se había mostrado reticente con la decisión de su partido, se había rebelado. Sin embargo, inmediatamente trascendió que su compañero Carlos Adanero también hizo lo propio. Los números no cuadraban: había un impostor. Alguien había votado ‘sí’, bien conscientemente o bien por error. A los pocos minutos, trascendió su nombre: Alberto Casero, diputado del PP por Cáceres. Los populares esgrimen que fue un error informático que trataron de subsanar pero Batet lo impidió. ¿Qué pasó realmente? ¿Error humano o del sistema telemático?

Vayamos paso por paso. Casero había solicitado el voto telemático por una gastroenteritis aguda. En torno a las 17:00 horas, la presidenta de la Cámara abrió la ventana para que sus señorías emitieran su voto telemático y, a las 18:15 horas, se procedería contabilizar los presenciales. Según el PP, Casero votó entre las 17:00 y las 18:00; y también según su versión, él marcó ‘no’, pero el sistema emitió un comprobante registrando un sentido del voto opuesto.

Al percatarse, Casero trato de contactar con la Presidencia del Congreso. Su intento resultó infructuoso y se lo trasladó a la dirección del Grupo Popular, que a su vez, advirtió a la vicepresidenta de la Cámara Baja, Ana Pastor, quien informó finalmente a Batet. Entretanto, mientras el mensaje llegaba a su destinatario final cual teléfono escacharrado, el diputado en cuestión se desplazó a toda prisa hacia el Congreso para dar cuenta de lo acontecido. Sin embargo, se le negó la entrada al hemiciclo para votar puesto que ya lo había hecho telemáticamente.

Al finalizar la votación, Batet anunció por error que la reforma laboral había sido derogada y la bancada popular, junto a la ultraderecha de Vox, estalló de júbilo. Unos vítores que duraron apenas unos segundos, pues la presidenta de la Cámara había informado bien del conteo, pero mal del resultado final. El guateque cambió de bando entre los irritantes gritos de Teodoro García Egea: “Pero hombre, ¿esto qué es?”. Cuca Gamarra, portavoz del PP en el Congreso, solicitó un turno de intervención desde su escaño pero Batet lo denegó y dio la sesión por concluida. Ipso facto, Egea se abalanzó sobre Batet y mantuvieron un encuentro al que se sumaron los representantes populares en la Mesa. La cita improvisada duró una media hora.

El PP insiste: fue un error del sistema

Gamarra compareció en rueda de prensa pasadas las 19:30 horas para denunciar que el voto afirmativo de Casero no fue un error humano, sino informático. “Ha votado telemáticamente ‘no’ a la reforma laboral, pero el certificado ha emitido un comprobante que contemplaba un voto diferente”. El PP no aportó prueba alguna y se limitó a esgrimir que “es la palabra de un diputado”. Comenzaron, entonces, a agitar el fantasma del pucherazo: “Ha habido una anomalía, el sentido del voto no era el que constaba en el certificado. Los miembros de la  Mesa eran conscientes de que había una anomalía y han decidido continuar adelante con la votación. El diputado se ha personado y se le ha impedido la entrada al hemiciclo. No es baladí la trascendencia justo en esta votación de este error informático”.

Vox se apuntó a la teoría trumpista de ínfimo recorrido. Fuentes de la Presidencia del Congreso garantizan que no pudo haber ningún error informático porque el sistema es absolutamente fiable y los servicios informáticos comprobaron que Alberto Casero había votado ‘sí’ y así quedo registrado y reflejado.

El Partido Popular distribuyó entre la prensa -y varios de sus dirigentes hicieron lo propio a través de sus cuentas de Twitter- un extracto del Reglamento del Congreso de los Diputados en el que figura que, tras emitir un voto telemático, el Congreso lo verifica vía telefónica con el parlamentario en cuestión. Se trata, sin embargo, de un documento desactualizado. La pandemia de Covid-19 obligó a la Cámara a modernizarse en ese sentido y las votaciones ahora son mucho más simples, rápidas y eficaces. Ya no hay comprobación telefónica (¿se imaginan que el Congreso tuviera que identificar a los 350 diputados en el momento de la votación durante lo que duró la pandemia?), sino que el sistema funciona con un doble clic, tal y como estableció la Mesa en resoluciones de marzo de 2020 y octubre del 2021. Primero se vota, y luego, el sistema te pregunta si lo marcado es correcto. Tras esto, se genera el comprobante. Es decir, que Casero se equivocó en dos ocasiones.

238 votaciones, ¿un error?

Según constata el registro de votaciones oficial subido a la web del Congreso, hubo 14 votos telemáticos. La relativa a la reforma laboral constaba de dos partes, en la primera, se votaba su aprobación, y en la segunda, su tramitación como Proposición de Ley. El PP votó en contra de lo primero y a favor de lo segundo. De los 14 votos telemáticos, en la primera votación, hubo nueve síes y cinco noes; y en la segunda, el resultado fue a la inversa. Cabe preguntarse, por tanto, si Casero fue víctima de un error informático en dos ocasiones, ya que erró en ambas marcando primero ‘sí’ y luego ‘no’; o se trató de una confusión humana.

Además, Casero se desmarcó de su partido en una tercera ocasión, esta vez, sobre una moción de su grupo acerca de la "observancia constitucional del programa legislativo" del Gobierno. El PP pidió votación separada de sus cinco puntos y en el primero Casero volvió a acompañar al PSOE al decir "no" cuando tendría que haber dicho “sí”.

¿Fue víctima el diputado del PP de hasta tres errores informáticos? Cabe destacar que a lo largo del jueves se produjeron numerosas votaciones: proposiciones de ley, dictámenes sobre comisiones legislativas, sobre comisiones de investigación, interpelaciones urgentes… Y cada una con varios puntos que se votaron de forma independiente. En total fueron 17 veces las que sus señorías tuvieron que pulsar el botón. Habida cuenta de que 14 diputados lo hicieron telemáticamente, el sistema debió funcionar en 238 ocasiones. Ningún otro partido aquejó error alguno. ¿Solo le falló a él y, no en una, sino en hasta tres ocasiones?

Un falló informático, además, no permite manipular una votación. Se puede caer el sistema, apagarse, que no te permita votar o que no responda el programa. Pero una modificación en el sentido de voto no es un error informático, sino directamente una manipulación en la ley más importante de la legislatura, según palabras de Yolanda Díaz. ¿Está acusando el PP a los servicios del Congreso de haber manipulado un voto?