Los socialistas catalanes han sido sondeados por Mas. De hecho, la pasada semana se reunió el president de la Generalitat con su antecesor y primer secretario de los socialistas catalanes, José Montilla, y con el portavoz parlamentario, Joaquim Nadal. Mas pidió a Montilla su abstención en los presupuestos alegando la situación negativa de la economía y culpando al tripartito de la situación y a la falta de pago del gobierno de Madrid. Montilla le replicó. Negó la mayor. El tripartito hizo una buena gestión que ha evitado la ruina de la Generalitat, constató que la negociación sobre el fondo de competitividad sigue abierto y abrió una posibilidad de acuerdo.

Mas se niega a palazar el impuesto de sucesiones
Los socialistas podrían abstenerse si en contrapartida se pospone la supresión del impuesto de sucesiones y se aparca la reducción de las cuotas a las rentas más altas del IRPF. Montilla sugirió que el impuesto de sucesiones quedara aplazado hasta el final de la legislatura en función de la situación económica y que se descartara hacerlo este año. Mas se negó alegando que ambos eran compromisos de su gobierno. La supresión del impuesto de sucesiones inicia su trámite parlamentario hoy mismo en el Parlament. La respuesta de Montilla fue tajante y se concretó en una carta a los militantes en la que afirmaba que Mas pretendía que los socialistas aplaudieran y callaran.

Intentó ningunear a Montilla
La reunión, que se hizo en un hotel barcelonés y no en el Palau de la Generalitat como filtraron fuentes del Govern, no acabó bien. Era la primera que tenían ambos líderes. De hecho, el president Mas intentó concertar la reunión sólo con Nadal, pasando de Montilla, pero Nadal se negó. El portavoz parlamentario del PSC le dejó claro al Presidente de la Generalitat que, le guste o no, Montilla sigue siendo el primer secretario del partido.

Pacto secreto con Alicia Sánchez Camacho
Mas era consciente de que la reunión estaba condenada al fracaso. Por eso, casi en paralelo mantuvo reuniones con los líderes del PP y de ERC. También les pidió la abstención por el “bien de Catalunya”, equiparando el bien del país con el bien de su gobierno. Los socialistas consideran que ambos grupos pueden hacer el gesto y dar el balón de oxígeno que Mas necesita para pasar la reválida de sus cuentas. Pero si esto no se produce, cosa alto improbable para la calle Nicaragua, los socialistas no descartan en ser los salvadores del gobierno de Mas. Sin embargo, estas mismas fuentes, son taxativas. Mas tiene cerrado un pacto secreto con Alicia Sánchez Camacho en el que entran los presupuestos. Todavía esta abierta la negociación en la Diputación de Barcelona, el Ayuntamiento de la Ciudad Condal, Badalona -donde podría gobernar el xenófobo Albiol- y Tarragona.

Legislatura tranquila
A pesar de que este pacto secreto empieza a ser de todo menos secreto, es un pacto a voces, Artur Mas quiere el apoyo de todos –excepto de Iniciativa per Catalunya i Ciutadans- para hacer corresponsable a la oposición de los recortes –que son más sustanciosos de lo inicialmente anunciados- y tener una plácida legislatura hasta la celebración de las elecciones generales. Luego, Mas se puede replantear todo en función de la correlación de fuerzas en el Congreso de los Diputados y de quién sea el nuevo inquilino de la Moncloa.