Juan Ignacio Zoido, el “ministro de las nieves”, como ya acreditó en su etapa de delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha (2000-2002), no es la primera vez que por “hache” o por “be” deja “tirados” a centenares de conductores en las carreteras españolas a consecuencia de distintas olas de frío, fruto de su falta de previsión o preparación profesional para hacer frente a unas previsiones que, hoy por hoy, aciertan en el 99,99 por ciento de las veces. Así que lo sucedido entre este sábado y domingo en la autopista (AP-6), que une los túneles de Guadarrama con Segovia, donde cerca de un millar de personas tuvieron que pasar la noche en sus coches hasta ser rescatadas por el Ejército, 18 horas después, no es nuevo en el historial del actual ministro del Interior. Ni mucho menos.

Los antecedentes de 1997

El valido de María Dolores de Cospedal, “cargo” que logró tras abandonar el protectorado de Javier Arenas y cambiar de bando político, llegó a Castilla-La Mancha el 12 de mayo de 2000 en sustitución de Carlos Moro, que abandonó la Delegación del Gobierno por motivos personales y falleció tres años después. En diciembre de ese año, Juan Ignacio Zoido conocería los rigores invernales de la tierra de Don Quijote, sobre todo en la Nacional III a su paso por Cuenca, y a pesar de estar advertido y de conocer las históricas nevadas que suelen castigar esta zona, como la mítica de 1997 donde miles de personas quedaron atrapadas entre Tarancón y Minglanilla, no tomó las medidas necesarias para atajar con solvencia las inclemencias meteorológicas.

La ola de frío de 2001

Pero en la agenda de Zoido, hoy ministro del Interior por obra y gracia de María Dolores de Cospedal, que exigió a M. Rajoy su cupo de poder en el Consejo de Ministros, no estaba la protección de los ciudadanos en los masivos desplazamientos que en fechas navideñas atraviesan Castilla-La Mancha de norte a sur y de este a oeste. Una vez más, y conociendo lo que había padecido Cataluña en diciembre de 2001, la Delegación de Gobierno castellano-manchega no adoptó medidas preventivas para combatir la ola de frío siberiano que azotó toda la comunidad donde él representaba al Gobierno de la nación.

Zoido no se dio por enterado

Y no solo eso, la Agencia Estatal de Meteorología advertía de una segunda oleada, que se inició entre los días 22 y 23 de diciembre de aquel 2001, más intensa aún, y además de traer nuevas nevadas, y depositar un copioso manto blanco en amplias zonas de Aragón, Castilla-La Mancha y Cataluña, la atmósfera se estabilizó en toda España y los cielos despejados, junto a las calmas nocturnas, hicieron desplomarse los termómetros. Se alcanzaron mínimas no registradas en diciembre desde las navidades de 1970-71. En poblaciones situadas al pie de los Pirineos, las parameras de Molina de Aragón (Guadalajara) y los valles turolenses del Alfambra y el Jiloca las temperaturas cayeron por debajo de los -20 ºC varias noches seguidas y las máximas diurnas no superaron los 0 ºC prácticamente durante una semana, con una persistencia que no se vivía desde hacía 30 años o, en todo caso, desde la ola de frío de enero de 1985. Fue en CLM donde se registraron las mínimas (-21 grados bajo cero) de toda España. Zoido no se dio por enterado.

Críticas merecidas y acreditadas

Por eso no debe extrañar a nadie que el que lleva camino de ser uno de los peores ministros de Interior, incluso superando a su antecesor, Jorge Fernández Díaz, esté más preocupado por defender a su jefa de filas, esto es, a María Dolores de Cospedal, que por ejercer con responsabilidad sus funciones al frente del departamento que, entre otras grandes competencias, tiene como principal objetivo velar por la seguridad de los ciudadanos. Y a tenor de lo ocurrido este fin de semana en la AP-6, el “ministro de las nieves” parece no haber dado la talla, como así queda demostrado en las redes sociales que a través de miles de mensajes en twitter y facebook han recogido el malestar ciudadano.

Por la boca muere el pez

En este sentido, el PSOE, como ha publicado ELPLURAL.COM, ha recordado al PP que en 2009, cuando estaba al frente del Gobierno José Luis Zapatero, “se pidió la dimisión de la ministra de Fomento por la nevada que colapsó el aeropuerto de Barajas”. “Ahora veremos cómo mantiene en sus puestos a los titulares de Fomento e Interior después de  lo ocurrido este fin de semana y en enero del año pasado”, ha subrayado el secretario de Transportes e Infraestructuras del PSOE, Pedro Casares. 

Eso sí, los dueños de la AP-6, han hecho una gran fortuna con la explotación de la autopista de peaje desde 1963, cuya filosofía recogía el NO-DO de la siguiente forma: “Por el precio del peaje, el usuario de la autopista obtiene una serie de ventajas. Ante todo, una mayor rapidez de traslado, mayor comodidad y mayor tranquilidad (…)”. Pero sus voceros no se conformaban con esta falacia. No, sus promotores aseguraban que: “El peaje, es decir, el pago por utilizar la autopista, es práctica común en todo el mundo. Se trata de que sea precisamente el usuario quien pague por el servicio que recibe, y no el resto de la comunidad”. Y lo más triste, esta filosofía empresarial de financieros “tiburones” sin escrúpulos está avalada por el Gobierno de la nación.