Triste, conmocionado, enfadado, traicionado, esperanzado, indignado. Las emociones de Edmundo Bal son una montaña rusa como bien confiesa él mismo a ElPlural.com. El todavía portavoz adjunto de Ciudadanos en el Congreso de los Diputados -al menos hasta que se agote la legislatura- sigue sin digerir la huida hacia detrás forzada que ha ejecutado el partido naranja y acusa a la cúpula no solo de abandonar a miles de votantes sino de traición, oportunismo y boicot. Incluso hacia él de forma personificada. "Un partido sin mensaje político es una asociación de Boy Scouts pero no un partido político", ha dicho visiblemente molesto el exdirigente, que carga con dureza contra otras figuras al frente, como Adrián Vázquez, Patricia Guasp e Inés Arrimadas. "Buscan salvaguardar su futuro personal", manifiesta antes de deslizar una "animadversión personal" contra él como motivación principal para echar la persiana a la sede de la Calle Alcalá, 253, de Madrid.

Edmundo Bal, muy duro con Ciudadanos

Tal es su desasosiego que Bal, que asegura estar "huérfano" de espacio político, admite a este periódico que va a votar en blanco en las elecciones generales del próximo 23 de julio y que va impulsar la movilización en este sentido, pero eso será en la segunda parte de esta entrevista. Así, la que es una de caras más visibles -y más apasionadas- de los naranjas no muestra contemplación ante la que ha sido su casa y apunta a una motivación personal de sus dirigentes para encontrar hueco en otros sitios. Concretamente en el Partido Popular de Alberto Núñez Feijóo. Todo con un mensaje de autocrítica interna muy contundente. "No se nos distingue del PP", afirma como explicación a la debacle revelada en las últimas votaciones pero también desde aquellos comicios del año 2019 al tiempo que lanza sendos reproches a los que hasta ahora eran los suyos.  Y es que, preguntado por si su formación le ha tratado bien, Bal reconoce que sí "mientras que no ha levantado la mano para quejarse".

"Pensaba que me encontraría con personas elegantes, educadas, que trabajan por el proyecto común. Me equivoqué. Me encontré con exactamente todo lo contrario, personas con una absoluta falta de elegancia personal que no tienen absolutamente ningún sentido del decoro, del honor ni de la lealtad", asegura con vehemencia. De hecho, avanza que "la capacidad de autocrítica, así como también la transparencia que debería haber en los órganos del partido, brillan por su ausencia", en unas palabras que se parecen mucho a los díscolos que han abandonado las filas del Vox de Santiago Abascal bajo el argumento de la "autocracia" y las presiones internas. A su juicio, la cúpula "ahora no tiene ni cómo explicarse" y denuncia el silencio en el que se han sumido. "A nadie se le ha ocurrido llamarme a mí o a los diputados para hablar", critica antes de afirmar que han tomado la decisión de dar un paso atrás "sin consultar" y por la puerta de atrás "como si esto fuera Corea del Norte".

Apunta a "un plan preconcebido"

De Arrimadas, o sencillamente Inés tal y como se refiere a ella Bal, critica su estrategia de conejo asustado que se mete en la madriguera cuando le vienen mal dadas y le acusa especialmente de fomentar el cerrojazo al partido, más si cabe cuando un día después comunicó su decisión de dejar la política. "Es una persona que no ha cometido nunca ningún error siendo la presidenta. Los errores, al parecer, los hemos cometido los demás. Siempre quiere salir indemne de todos los batacazos que se ha dado Ciudadanos y cuando reconoce errores lo hace de forma genérica", explica, y continúa. "Si ya el día anterior tenías pensado abandonar la política, ¿con qué intención has promovido que dejemos de existir? El tiempo lo dirá. Yo soy poco dado a hacer conjeturas ni acusaciones en falso sin pruebas, pero que aquí hay indicios suficientes que pueden romper la presunción de inocencia, que hay razones para sospechar que aquí hay un plan preconcebido… si", asegura.

"Eres diputada, has sido presidenta y le quieres pegar fuego. Quieres cerrar el negocio, declarar el concurso de acreedores de tu partido, por el que ganaste las elecciones en Cataluña, por el que nos peleamos contra el nacionalismo, con el que dimos voz a los constitucionalistas en Cataluña, y ahora lo quieres cerrar. Pero es que al día siguiente dices que abandonas la política", asegura. Sin embargo, "lo cortés no quita lo valiente", esgrime sobre sus palabras de cariño a través de las redes sociales dedicadas a la portavoz antes de celebrar todo el trabajo impulsado de su mano. "Hemos hecho cosas muy grandes", sostiene. Y empujado por ese buen hacer, Bal asegura que él quiere seguir en el proyecto e incluso avanza que intentará "refundarlo" con otros nombres que siguen en el barco, como Francisco Igea. Eso sí, desde otro punto de partida que pase, entre otras cosas, por no acercarse tanto a la derecha como para fundirse en esta ideología.

"Damos pena, somos patéticos"

Según su visión, "Ciudadanos ya no es solamente que no se vaya a presentar a las elecciones, es que ha desaparecido", por lo que afirma que "si un partido no emite mensajes políticos, será una asociación de Boy Scouts pero no un partido político", dice. "Ojalá hubiera podido yo en las elecciones de Madrid [de 2021] haber lanzado un mensaje contrario a Isabel Díaz Ayuso y haber dicho 'voy a pactar con [Ángel] Gabilondo', que es una bellísima persona y una gran persona. Ojalá me hubieran dejado", esgrime un Bal que ve clara la intención de aprovechar el rebufo de los de Feijóo tras la desaparición de la ola naranja del mapa municipal y autonómico así como que esta es la explicación principal precisamente de su caída en picado. "Cuando negociamos los estados de alarma y los confinamientos en medio de la pandemia la demoscopia nos daba en intención directa de voto del 10%. Cuando pactamos los Presupuestos con María Jesús Montero nuestra intención directa de voto era del 8,5%", analiza.

Una situación que ha dado completamente la vuelta en estos meses. "Hoy las encuestas nos dan un cero. ¿Por qué? Porque nadie nos distingue del Partido Popular. Al contrario, porque damos pena, damos lástima, somos lastimosos. Ya no es ni siquiera que seamos un Partido Popular más bonito, más renovado, más cool, más guapo y más fenomenal. No, es que encima ahora somos patéticos", denuncia con crudeza. Y es que a su juicio la distancia con los populares y un acercamiento al PSOE -estar más en el centro- es lo que podría elevar de nuevo sus siglas. "Vamos a seguir, vamos a seguir adelante. Es muy difícil que nadie me gane y desde luego es imposible que yo me rinda", dice sin poder evitar de nuevo las lágrimas el portavoz adjunto en la Cámara Baja: "Lo que quiero es cesar a la ejecutiva de mi partido. Yo quiero que dimitan. Quiero plantearles una moción de censura, hacerles una reprobación en toda regla, quiero que no se salgan con la suya, que no se aprovechen del dinero de todos".

Una refundación "falsa y estafadora"

Y a partir de ahí, con esta plataforma resultante, "cambiarla de los pies a la cabeza y no con esa porquería falsa, fraudulenta, estafadora de refundación que ha hecho Adrián Vázquez y compañía con todo el dinero del partido", ha sostenido antes de volver a acusar al líder del Comité Nacional de Ciudadanos de querer "pagarse su propia campaña para su propio interés personal". "Nadie cree que después de la refundación haya cambiado absolutamente nada en Ciudadanos. La gente nos sigue viendo igual, como el hermano pequeño del PP", denuncia. Sin embargo, Bal también asegura que los medios "tratan de pintar" a los naranjas como una amalgama de izquierdas y de derechas, pero nada más lejos de la realidad. "Te juro que nunca lo he pensado ni lo pienso ahora. Hay gente que está quizá más preocupada por la economía, por los impuestos, por los desfavorecidos, por los colectivos vulnerables, por los discapacitados, por las ONG, por los enfermos de ELA, por la gente que sufre, pero en el fondo todos compartimos los mismos valores", sentencia.