Treinta años después, algo así se ha reproducido en el Parlamento catalán. El presidente Mas explicó ayer su tercera oleada de recortes. La culpa de estos tijeretazos, a juicio de Artur Mas, tiene un claro culpable: Rajoy que no hace los deberes, Rajoy que no paga lo que debe y Madrid que ahoga Cataluña. Con este discurso de la culpa siempre es de Madrid, el presidente de los nacionalistas catalanes se plantó en el Parlament para anunciar o insinuar más hachazos a los catalanes.

El PP, como les adelantaba ELPLURAL.COM, harto de asumir en solitario el desgaste de las políticas liberales y conservadoras que aplica el presidente catalán, que apenas ve erosionado su capital electoral, lanzó su amenaza firmando con toda la oposición una proposición para la retirada inmediata del euro por receta, la fórmula que ha utilizado el Gobierno de Mas para que los catalanes enfermos paguen sus medicamentos tres veces. Una, con sus impuestos; dos, con el copago del estado; tres, con el famoso euro que se aplica cada vez que un ciudadano entra en una farmacia.

La amenaza fue recibida con prudencia en las filas nacionalistas. Sabían que el hartazgo popular les podría jugar una mala pasada. Ante la más que posible derrota en el pleno, CiU se puso manos a la obra asumiendo la amenaza como una lisonja. A última hora de la noche, los  populares y los nacionalistas pactaron un acuerdo por qué “dos no se pelean cuando uno no quiere”. La resolución acordada contempla la posibilidad de que a final de año ambos partidos analizarán el impacto del euro por receta y si no es el esperado, ni el adecuado, se retirará. El PP está ufano con esta resolución porque ha doblegado a CiU y se sale con la suya. Su amenaza dado sus frutos. Ahora, podrán seguir con sus continuas lisonjas. Como en todas las parejas de hecho, siempre hay un momento para la discrepancia y muchos para la reconciliación.

Después de la amenaza lisonjera, los catalanes seguirán pagando religiosamente con la promesa que a finales de año se podrá retirar el sablazo del medicamento si los números no salen. Durante un año pagarán cada vez que vayan a recoger su tratamiento a la farmacia. Luego, ya se verá. El PP está convencido que se retirará porque “el gobierno catalán ya ahorra lo suficiente con la aplicación del copago estatal”.

El resto de la oposición también presentará sus mociones pidiendo la retirada del nuevo impuesto. No lo conseguirán. El PP no votará sus propuestas. CiU votará la suya y con eso es suficiente. Tiene garantizada la foto fija del pleno en el que más explicó sus recortes pero del que rehuyó el debate con la oposición no rebatiendo sus intervenciones. Y para colmo, una nueva noticia –un nuevo recorte, claro- planeaba por el pleno. No se debatió, no se explicó, pero el presidente Mas apuntó a una fuerte subida de la tarifa del agua en Catalunya. El aumento se situará, según fuentes bien informadas, en un porcentaje cercano al 35%. El aumento no va para largo. La cosa parece que es inminente, pero de momento el govern no da explicaciones ni el PP se las pide. Ahora no toca, es el momento de la lisonja.

*Toni Bolaño es periodista y analista político