En realidad Moragas siempre fue moderno. Ya lo era cuando entró en política por la puerta de la Moncloa. Eso sí, cuando vivía allí un tal Felipe González. Porque fue Piluca, la secretaria de toda la vida de González, la que le seleccionó entre un grupo de candidatos a ser destinados en Moncloa porque le pareció que era un chico moderno, predispuesto y servicial.

Pero regresemos a Rajoy.es. El acto incluye un viaje explicativo por el mundo del Rajoy virtual. Moragas, que sigue en control, toma la palabra y lleva a la prensa de página en página. Que si un “recorriendo España” para enseñar las actividades del líder. Que si un “En confianza” para explicar “quién es Mariano Rajoy”. Que si un videoblog para enseñarnos y explicarnos en imágenes su día a día... Y entonces Moragas da paso a la idea que han tenido. Copiar “españoles por el mundo” –total Buruaga no les va a demandar- y hacer un “rajoyistas por el mundo”, donde gentes a las que les va Mariano le envían ánimos, piropos, e incluso algún ballenato.

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Todo aparentemente bien, pero Moragas, que es agudo observador, se ha dado cuenta: cuando los periodistas han escuchado lo de “rajoyistas” se han removido en sus asientos. La palabra suena a…, lo que suena, y es…, mejorable. Al final del acto, algún periodista pregunta: “¿No eran Marianistas los que seguían a Mariano?”. Y Moragas intenta explicarse. Es que la connotación “marianista” es religiosa. Pero además se le escapa que ya está cogido lo de “marianistas por el mundo”. Vamos que lo han mirado. Y que ellos aunque gente de bien, son modernos. Ni un grupo religioso. Ni unos ‘meapilas’.