Assange fue quien le llamó y cerraron una reunión para el 19 de julio en Londres, en la Embajada de Ecuador, donde el fundador de Wikileaks había pedido asilo. “Me pareció una persona muy firme en sus convicciones, en su defensa de la libertad de prensa, de información, de expresión. Le vi muy tranquilo, pese a su situación de riesgo para su integridad física y psíquica. Vi que no tiene ningún temor a que se le juzgue, pero quiere que se haga con garantías”, ha puntualizado Garzón.

“Creo en su inocencia”
El exjuez asegura que aceptó su defensa sin cobrar honorarios, porque “creo en su inocencia y en su causa”. En su opinión, “se le está investigando y persiguiendo por algo diferente de lo que se dice”.

“Para mí es evidente que la petición desde Suecia (le reclaman para interrogarle por acusaciones de violación) es la excusa para juzgarle en EE UU por revelar informaciones que afectan a las instituciones norteamericanas en un proceso similar a los que se están produciendo desgraciadamente en el área de terrorismo. La fiabilidad de ese juicio es nula”, ha añadido Garzón.

Las causas contra él, propias de dictaduras
Preguntado sobre las tres causas abiertas que se abrieron contra él: las escuchas de la Gürtel, la del franquismo y la de los pagos en la Universidad de Nueva York, Garzón responde que “nunca se tendrían que haber producido”, porque “no pueden condenar a un juez por interpretar la ley de una forma que no les guste, y con una sentencia que trasluce animadversión contra mí con expresiones claramente fuera de lugar”. A su juicio, son “prácticas propias de regímenes totalitarios”.

La condena ya estaba escrita
“Creo que mi condena se decidió desde el principio, cuando se admitieron a trámite las querellas en el caso de la memoria histórica de unos actores populares (Falange y Manos Limpias) que, cuando menos, dejan bastante que desear. ¿Y qué sentido tenía abrir un procedimiento como el de Nueva York cuando ellos mismos (la sala penal del Supremo y el Poder Judicial) lo habían cerrado? ¿Por qué se mantuvo el procedimiento abierto si estaba prescrito? ¿O es que vino la iluminación del arcángel san Gabriel para el señor Marchena (el juez Manuel Marchena, instructor de la causa) y se dio cuenta dos años y pico después de que estaba prescrito? ¡Es muy fuerte! “, ha señalado Baltasar Garzón.

El exjuez precisa que en la causa por las escuchas a los cabecillas de la Gürtel se demostró en el juicio que su caso no era el único, sino el de varios jueces más. “Si al final hubiesen procedido contra todos los que participaron, podría tener algún sentido, pero no fue así. El ministerio fiscal dio su conformidad a esas medidas [las escuchas] y otro magistrado las confirmó (…) Crearon el delito, lo inventaron para condenarme por lo de Gürtel. Claro que mi sentencia estaba escrita de antemano.

Dívar
Sobre el caso del expresidente del Supremo y del Poder Judicial Carlos Dívar, Garzón considera que “aplicando la misma teoría tendrían que haberle abierto un procedimiento, pero en 15 minutos decidieron que no hacía falta. A mí me abrieron tres. La justicia no es igual para todos”.

“Si no era inversosímil que yo hubiese cometido un delito en los casos de la memoria histórica, Gürtel o Nueva York, tampoco debería serlo en el caso de la denuncia que un propio vocal del Consejo General del Poder Judicial puso contra él por utilizar presuntamente fondos públicos para fines particulares. Eso tiene un nombre en la ley española”, ha subrayado.

Envidias, celos
Garzón está convencido de que ha sido “víctima de una injusticia”, que estaban “obsesionados” con él. “Querían mi muerte civil. Pensaron: “se acabó Garzón. Este es el momento”. Querían acabar con un determinado modelo de juez, que era yo, que no les gustaba, por envidias, por celos, por muchas cosas de esas que nos acompañan tanto a los españoles”.

La operación del PP para apartarle
En opinión de Garzón, el tema del franquismo “hizo mucho daño porque todavía no se ha superado y hay un sector de la población y sobre todo de la política que no quiere que se toquen esos temas, y lo que menos le importan son las víctimas”. En cuando al asunto de Gürtel era “el caso de corrupción de más amplitud y mayor incidencia en el mundo político y, además, afectaba a un partido que ahora está gobernando. La incidencia que eso pudo tener la viví porque hubo personas como Federico Trillo que, por encargo del PP, coordinaron ataques contra mí a todos los niveles y con clara incidencia en determinados sectores judiciales. A mí me han jodido, eso está claro. Me han quitado mi profesión, me han sacado fuera, pero voy a seguir peleando mientras me quede una gota de aliento porque creo que se lo debo a la función judicial”, ha advertido.

El último exiliado del franquismo
“Me siento el último exiliado de franquismo. Aunque la condena la pusieran finalmente por el tema de Gürtel porque era aparentemente la menos costosa para los que habían decidido que esto se acabara”, ha confesado Garzón, que, preguntado sobre si volvería al mundo de la política, ha aclarado que “no, en este momento”, aunque sí desea “participar en la vida política, sobre todo en estos momentos de crisis, pero eso no significa estar en la política parlamentaria, sino a través de mis artículos...”