La fórmula de Castilla y León está cerca de materializarse en Madrid. Ciudadanos, pese a la petición pública de repartirse la legislatura de la capital entre Almeida y Villacís (2 años liderando el Consistorio cada uno), ha tirado la toalla con Villacís. Génova no ha recibido nada bien la propuesta de sus socios, la califican como una falta de vergüenza y piden sensatez institucional: “Si el PSOE le ha metido esta idea, nosotros no estamos dispuestos a este tipo de ocurrencias”, ha sentenciado Andrea Levy, número dos de Madrid y mano derecha del alcaldable popular.

Los naranjas han tenido que reelaborar una estrategia y pensar cuál es el modo de conseguir mayor influencia y peso orgánico. Descartado el PSOE en grandes plazas, solo queda exigir (o mendigar, depende de cómo se mire) a los azules un trueque por su función de salvavidas. Si en Castilla y León se firmó ceder la región al PP -pese a que Francisco Igea dijera abiertamente que apostaría por el cambio- a cambio de poner al frente de consistorios como el de Palencia y Burgos a dirigentes naranjas, Madrid parece seguir la misma estela.

Almeida contará con el apoyo de Ciudadanos. A cambio, ciudades importantes de la comunidad en las que la suma PP-Ciudadanos es factible serán cedidos a los naranjas. La zona norte de Madrid, con municipios como Alcobendas, Colmenar Viejo o San Agustín de Guadalix; y la zona noroeste, en la que Las Rozas, Pozuelo de Alarcón o Majadahonda serían los municipios codiciados. No es poca cosa, se trata de algunos de los emplazamientos con mayor renta de la región y son auténticos feudos de la derecha. Ahora bien, la cosa se complica en aquellas plazas en las que los populares también suman con Vox. Hay que recordar que estas dos fuerzas ya negociaron coparticipar donde la aritmética lo permitiese.  

Así las cosas, el mantra repetido de “nuestro socio preferente es el Partido Popular”, entonado de forma reiterada por José Manuel Villegas y el propio Albert Rivera, está cerca de materializarse. Ni siquiera el tiempo que llevan los populares gobernando en Castilla y León, Murcia o Madrid ha sido suficiente para que la política de pactos virara hacia el entendimiento de lo marcado por los comicios, la oportunidad a un PSOE que se ha impuesto en las elecciones y la capacidad de retirar poder territorial a los de Casado en muchas de sus delegaciones más codiciadas.

Mientras tanto, Vox sigue la estela de sus acompañantes de viaje y empieza a firmar los primeros documentos compartidos. “Nosotros no entramos en gobiernos con la extrema derecha”, han repetido hasta la saciedad los de Rivera. José Ignacio Arias, diputado de Vox, elegido como vicesecretario tercero de la Asamblea de Madrid. Los tres sellos conjuntos sobre el papel, apretón de manos y ovación sonora de las bancadas del bloque común.