Ciudadanos tiene ante sí el que probablemente sea el último cartucho antes de capitular. El Debate sobre el Estado de la Nación es un buen escaparate en la única gran plataforma de la que disponen los naranjas para hacerse notar. Como todos los grupos parlamentarios, dispondrán de 30 minutos más 10 de réplica para revelar las primeras trazas del nuevo Cs.

Según ha podido saber ElPlural.com, Ciudadanos ha paralizado toda su agenda de esta semana. Son perfectamente conscientes de que las balas se agotan y el Debate de la Nación, al que ya le tenían gran estima, adquiere ahora la categoría de vital. Llevan semanas preparándolo y esperan un golpe de efecto que siente los mimbres de la recuperación del espacio electoral.

En una rueda de prensa, Edmundo Bal, diputado y portavoz en el Congreso, ha garantizado que se lo están tomando “muy en serio” para poder mostrar a los españoles “cuál es el proyecto de país que queremos los liberales”.

Fuentes consultadas avanzan que serán especialmente incisivos con el Gobierno de coalición, Pedro Sánchez y Unidas Podemos; al tiempo que se desmarcarán de PP y Vox. El objetivo es mostrarse útiles, y para ello, “hablaremos de economía”; recordando que fueron los primeros en proponer la deflactación del IRPF, medida que Alberto Núñez Feijóo trasladó a Moncloa y que ha sido integrada en el último decreto anticrisis.

“Se dedican a copiar a Ciudadanos”, ha afirmado Bal; quien también ha adelantado que “hablaremos de políticas sociales” poniendo el foco en que apuestan por “una nación de ciudadanos libres e iguales”.

La formación liderada por Inés Arrimadas se encuentra en pleno proceso de refundación, un asunto pendiente que tenían agendado desde hacía tiempo por las tendencias en las encuestas y que se ha precipitado tras el descalabro en Andalucía que se cobró la cabeza de Juan Marín. Los naranjas no hacen más que acumular batacazos. En los comicios a la Comunidad de Madrid perdieron el gobierno regional y los 26 diputados que tenían en la Asamblea; en Castilla y León únicamente resistió un escaño, el de Francisco Igea; y en Andalucía no corrieron mejor suerte que en la capital. Se podrían concluir que lo perdieron prácticamente todo.

Arrimadas pulsó el botón rojo y el partido se ha abierto en canal para cuestionarse todo, incluido el nombre, el color, la estructura y la dirección. Únicamente existe un pilar inamovible: procurarán ser el partido liberal y blandir la bandera de la libertad -aunque esto ya lo hacían en tiempo de Albert Rivera y el resultado es de sobra conocido-.

Una suerte de cúpula a la que se ha atinado a llamar G8 es la encargada de pilotar este “proceso de escucha”. Este núcleo lo lidera David Martínez, jefe de gabinete de Arrimadas y hombre próximo a Rivera cuando comandaba el partido. La vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, coordina el equipo político; y Guillermo Díaz, diputado, es el portavoz de la comitiva. El resto de integrantes son la alcaldesa de Ciudad Real, Eva Masías; el candidato de Santa Coloma, Dimas Grajera; el eurodiputado Adrián Vázquez; la coordinadora de Baleares, Patricia Guasp; la diputada y responsable del área Económica, María Muñoz, y el concejal del Ayuntamiento de Madrid, Mariano Fuentes. Su objetivo es recopilar las propuestas y sugerencias de los más de 10.000 militantes, de cargos orgánicos, expertos y académicos liberales para tener listo un primer borrador a finales de septiembre. En las semanas siguientes se trabajarán todas las iniciativas, se elaborará un nuevo programa y una nueva estructura lista para batallar a comienzos del año 2023.

El futuro de Ciudadanos se apoyará en las decisiones que se adopten las próximas semanas, pero a buen seguro, la actitud adoptada durante el Debate de Estado de la Nación dará una pista del compás que seguirán.