Alberto Núñez Feijóo ha acabado otra semana horribilis rendido a la derecha más radical y volviendo a provocar una marejada interna en su partido. El líder conservador ha vivido otros siete días asediado por el ala más dura de Génova y, de nuevo, la razón es su discurso cambiante sobre Cataluña. Este miércoles, Núñez Feijóo apostaba por un pacto de Estado para buscar “un nuevo encaje” para Cataluña y su “problema territorial”: "Sé que hay que buscar un encaje para Cataluña en España, pero ese encaje será fruto del pacto, o no será, será fruto del acuerdo, o no será, será conforme a la ley o no será, y tendrá encaje constitucional o no será", exclamó y prendiendo fuego a la actualidad política española.

El discurso, lanzado desde Canarias, no duró ni 24 horas. Esa misma tarde, el PP mandó una rectificación a los periodistas y, el día después, Feijóo rectificó, a su manera, en 'Espejo Público', asegurando que usó el lenguaje independentista “a propósito”. Al ser preguntado si sus planteamientos no siempre son entendidos dentro de su propio partido, Feijóo trató de quitarse el muerto de encima y negando cualquier tipo de problema en el PP: "Se lo puedo asegurar, no tengo esos problemas en mi partido, soy el candidato a la Presidencia del Gobierno y por tanto mi partido sabe que tengo dos funciones, presidir el partido e intentar conseguir una mayoría suficiente para gobernar España y ser coherente con el resultado de las urnas", garantizó, además de subrayar que los españoles han votado en las urnas que quieren acuerdos y pactos de Estado. En este sentido, explicó que su propuesta de dar "encaje" a Cataluña es "dentro de la Constitución y de los pactos de Estado". "La utilización de la terminología, entre comillas, si quiere usted independentista del encaje de Cataluña, que es la que he utilizado, la he utilizado a propósito", aseveró.

De esta manera, Feijóo estaba dando marcha atrás tras las críticas internas, entre otros, del PP catalán, pero también del ala dura madrileña. Algo que ya ocurrió hace unos días con el anuncio de Feijóo de que sí hablaría con Junts para negociar su investidura como presidente del Gobierno y del que renegó poco después, aprovechando la rueda de prensa de Carles Puigdemont. Feijóo vive en estado de constante tensión desde su llegada a Madrid ya que su opinión territorial de España es muy diferente al centralismo que respira la derecha madrileña. De hecho, al mes de llegar a la Presidencia del PP, el gallego dio un discurso en Barcelona en el que habló hasta tres veces de la “nacionalidad catalana”. En referencia a Euskadi, Cataluña y Galicia, Feijóo habló en los siguientes términos: “Las tres son nacionalidades históricas. Y no porque lo diga yo, sino porque así lo acordamos hace mucho tiempo los españoles”. Según él, "para una nacionalidad como la catalana, la opción más acorde con la preservación de la estabilidad y su identidad es la recuperación de su liderazgo en España".

En aquel momento, las alarmas saltaron en el ala más conservadora del PP, aunque quien salió aquella vez a criticarle fue su socio preferente, Vox, quien censuró que Feijóo dijese “cosas raras”.

Una semana después de aquellas declaraciones en el Círculo de Economía de Barcelona, las costuras del PP saltaron por los aires cuando Elías Bendodo, coordinador general del PP, afirmó en una entrevista en El Mundo que España era un país plurinacional y que Cataluña era una nacionalidad: "He oído a Aznar afirmar públicamente que España era un Estado plurinacional, pluricultural y plurilingüístico. Eso es una realidad. Cataluña no es una nación dentro de España. No es lo mismo nación que nacionalidad. Esto que quede claro: Cataluña sí es una nacionalidad del Estado español, como cualquier otra comunidad autónoma”, exclamó. El propio Feijóo, no tardó en corregirle: “El debate no existe. Si lo que se quiere es aprovechar un error pues cada uno es legítimo de hacerlo (…) España no es un Estado plurinacional. No lo es ni lo será. España es una nación que garantiza la autonomía de nacionalidades y regiones".

Otro ejemplo de la debilidad de Feijóo ante la presión de la derecha más rancia fue su papel durante las negociaciones de la renovación del Cuerpo General del Poder Judicial. Ante la presión de El Mundo y Federico Jiménez Losantos, pasó de aceptar la renovación a frenar el diálogo con el PSOE.