El horizonte de los próximos meses depara fuertes tormentas en el seno del Partido Popular. Detrás del incremento de la tensión política que se está viviendo en las últimas semanas, con candidatos increpados y amenazados, la utilización constante de EH Bildu como arma arrojadiza y la reciente agitación del fantasma del pucherazo electoral, se esconden dos fenómenos. En primer lugar, el de una estrategia que lleva meses aplicándose, consistente en la deslegitimación del adversario y la puesta en entredicho de los pilares más básicos de la democracia, escalando progresivamente el discurso hasta llegar a los puntos en los que nos encontramos actualmente. Y en segundo lugar, una clara batalla por el liderazgo del Partido Popular, con una Ayuso que está tratando, por todos los medios, de ser la protagonista de la campaña y de dar el salto a la dirección nacional del partido, en detrimento de Alberto Núñez Feijóo. En pocas palabras, puede decirse que la dirigente madrileña está borrando, lenta pero inexorablemente, del mapa al gallego.

Isabel Díaz Ayuso es, actualmente, el activo más importante del Partido Popular. Lo dicen los últimos sondeos de las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo y lo dice también la campaña del PP en toda España, en la que la imagen y el nombre de la presidenta madrileña está presente incluso en sitios que poco o nada tienen que ver con Madrid. Ejemplos perfectos de esto son el polémico autobús que los 'populares' presentaron en la campaña de Castila-La Mancha, con los rostros de Feijóo, Ayuso y Moreno Bonilla, además del del candidato a la región, Paco Núñez, o cuando la pasada semana, la presidenta madrileña hizo un acto de campaña en el País Vasco, región donde la popularidad del PP es escasa en favor de las formaciones nacionalistas. 

 

Diferencias (cada vez más) insalvables

El tirón político de Ayuso lo está aprovechando el PP con actos como este, y también se está viendo reflejado en aquellas ocasiones en las que la madrileña difiere del discurso del líder del partido o, directamente, le lleva completamente la contraria. Por ejemplo, una de las propuestas estrella del líder gallego, que fue que gobernase la lista más votada tras los comicios del 28 de mayo, fue totalmente deslegitimada por la jefa del Ejecutivo madrileño, quien mostró su desacuerdo con el presidente 'popular' este miércoles: "También piensan que cada presidente autonómico luego tiene que tomar decisiones", expone Ayuso. "Yo creo que es un debate que no tiene recorrido, teniendo en cuenta que la izquierda no va a querer en ningún caso asumir esto. No veo mucho debate aquí", comenta al respecto. En este sentido, cabe recordar que si se aplicase el parámetro que propone Feijóo, muchos de los gobiernos que tiene actualmente el PP no existirían. El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, o el presidente de la Junta, Juanma Moreno, accedieron a sus respectivas primeras legislaturas gracias a un pacto con Ciudadanos y Vox. Tampoco Isabel Díaz Ayuso habría gobernado la Comunidad de Madrid en 2019, cuando el PSOE de Gabilondo se impuso al PP.

Del mismo modo, en EH Bildu también existe otro punto de roce entre Ayuso y Feijóo. Mientras que el presidente 'popular' ha optado por un discurso más moderado en relación con la izquierda abertzale, Ayuso le ha comprado el relato a Vox, llegando a pedir su ilegalización. “Es una anomalía democrática que un partido político y un proyecto que ha viciado los censos en el País Vasco a través del terror y de la expulsión, y que además se ve por la ley de partidos que no cumple con ella (...) hay que plantearse el hecho que se puedan presentar y su posible ilegalización”, expresó la presidenta madrileña, en la misma línea que la formación dirigida por Abascal.

Así, esta lucha encarnizada entre los dos principales activos del PP, con la balanza inclinándose a favor de Ayuso, está teniendo un efecto principal: la radicalización general del PP, que cada vez se alinea más con la presidenta madrileña, y podría acarrear el consiguiente cese de Feijóo, que no llegaría con vida en términos políticos a las elecciones generales de diciembre, en favor de una Ayuso que podría dar el salto a la carrera por la Moncloa. Si Feijóo no es capaz de dar un paso adelante y retomar el control de la campaña y del partido, un vendaval llamado Ayuso acabará con él a su debido momento.