La fecha de las elecciones autonómicas catalanas sigue siendo una incógnita. Por el momento, parece que se mantiene el 14 de febrero, pero los rumores sobre su postergación retumban en cada rincón de Cataluña. Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) atribuye el posible retraso a la necesidad de Junts de rearmarse dada la tendencia negativa en las encuestas. Sea como fuera, y aún sin fecha definida, los distintos partidos pisan ya el acelerador. Tanto es así, que la derecha ya se encuentra en el terreno prestando batalla.

Es jueves la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha viajado a Cataluña, donde estará durante 48 horas acompañando al candidato del PP a la Generalitat, Alejandro Fernández. Según el equipo de la líder del Ejecutivo de la capital, es desplazamiento tiene por objeto “apoyar a los empresarios, las familias y para defender el idioma español y la libertad de elección educativa”. Sin embargo, el marco en el que se produce invita a pensar que existen otros motivos más profundos.

La ruta de Ayuso por Cataluña se da apenas unos días después de que Ciudadanos diera portazo a una alianza electoral y en un contexto en el que se alaba desde varios sectores (y países) a Ayuso por su gestión de la pandemia (los datos mejoran paulatinamente, aunque los expertos insisten en que son falsarios).

La presidenta de la Comunidad de Madrid se ha erguido como el principal ariete con el que cuenta Pablo Casado para hacer oposición de Sánchez. De hecho, los barones y Génova han pasado de pedirle que se apartara a deshacerse en elogios e incluso pasearse en coche con ella en cuestión de semanas.

La batalla en el terreno

El diputado y portavoz de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Gabriel Rufián, prendió la mecha de la polémica al denunciar que el Gobierno debería acabar con el “paraíso fiscal” que es Madrid

Sus declaraciones provocaron un aluvión de reacciones. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, incluso aseguro que varios barones del PP que presidente autonomías estarían de acuerdo en que la capital requiere de una reforma fiscal para materializar una armonización impositiva a nivel nacional.

Ayuso aceptó el pulso y no tardo en asegurar que sería “la peor pesadilla” de “quienes quieran robar a los madrileños”.

La batalla en este asunto es tal que, nada más pisar el suelo de Barcelona, Ayuso ha afirmado que “espero que el Gobierno no acepte” la armonización fiscal solicitada por ERC ya que “es un proceso que no es tan sencillo, pero, además, es un mensaje, a mi juicio, pernicioso e injusto. Están intentando de esta manera enfrentar a territorios y tratar a los madrileños y a la Comunidad de Madrid como si fuera un paraíso fiscal donde directamente se queda con las energías y esfuerzos de todos los españoles. Y eso no cierto”.

“Madrid es una comunidad solidaria, es una comunidad de acogida, de ciudadanos libres que pagan muchos impuestos y creo que lo que hay que hacer en el resto del país es seguir bajando impuestos. Cuando hay menos trabas y menos impuestos hay, los jóvenes, las clases medias, los empresarios pueden contratar y recaudar más. Por tanto, si hay menos impuestos, hay más empleo y más recaudación a su vez”, ha añadido.

No es la única

Conscientes que de Ayuso se ha desplazado para dar el pistoletazo de salida a la campaña del PP de cara a las catalanas, Vox ha optado por contraprogramar. El presidente de la formación, Santiago Abascal, también está en Cataluña apoyando al candidato, Ignacio Garriga.

“Ya en Barcelona visitando nuestra sede y animando a nuestros equipos de campaña que tendrán la gran responsabilidad de devolver la esperanza y la libertad a cientos de miles de catalanes acosados por el separatismo y abandonados y traicionados por los veletas de distintos colores”, ha escrito en su cuenta oficial de Twitter.

La batalla por la derecha en Cataluña está servida.