Nuevo nombre propio reconocido a nivel internacional. La activista iraní Narges Mohamadi ha sido galardonada con el premio Nobel de la Paz 2023 por su "lucha contra la opresión de las mujeres en Irán y su lucha para promover los Derechos Humanos y la justicia para todos", tal y como ha anunciado este viernes el Comité Noruego del Nobel, con sede en Oslo. Mohamadi (Zanjan, 51 años) fue arrestada 13 veces por las autoridades iraníes, condenada a 31 años y ocho meses de prisión, así como a 154 latigazos, por la comisión de "delitos relacionados con la seguridad nacional" en lo que organismos humanitarios internacionales denuncian como una condena relacionada por su activismo. Una tarea que le ha valido para ser identificada como una de las personas con más fuerza en la reivindicación de los derechos por la paz este año.

De esta forma, el Comité del Nobel ha recalcado especialmente la labor desempeñada por Mohamadi desde el estallido de las protestas del año pasado por la muerte bajo custodia de la joven Mahsa Amini, un caso reseñable presuntamente por llevar mal puesto el velo islámico. "Desde su cautiverio, la galardonada ha ayudado a asegurarse de que las protestas no disminuyan en intensidad", ha añadido esta organización, que ha apuntado a los "enormes costos personales" de su combate. El de la Paz es el quinto y último de los galardones de los Nobel anunciados esta semana hasta este viernes, después de los de Medicina, Física, Química y Literatura, y sucede al otorgado en 2022 al bielorruso Ales Bialiatski y las organizaciones rusas Memorial y la ucraniana Center for Civil Liberties.

Acusada de "difundir propaganda"

Mohammadi sigue en su lucha. De hecho está todavía encarcelada en la celda número 4 del ala de mujeres de la prisión de Evin (en Teherán, Irán), acusada y condenada por "difundir propaganda contra el Estado". El pasado 16 de septiembre, cuando se cumplió un año de la muerte de Mahsa Yina Amini y del inicio de las protestas contra el régimen en Irán, Mohammadi quemó su velo en el patio de la cárcel con otras presas. Esa y otras protestas en apoyo de los manifestantes le han valido la apertura de seis nuevas causas judiciales contra ella en siete meses. Una cuenta a la que los jueces han añadido ya dos años y tres meses a su condena por mostrar solidaridad con los manifestantes. “Nadie debe permanecer en silencio ante tanta crueldad”, escribió sobre la muerte de Amini en una carta recogida por la cadena de televisión ARTE a principios de octubre.

En este escrito, la activista ha descrito los largos períodos que ha pasado en soledad en las sendas celdas de aislamiento que, según el marido de Mohammadi, solo le permiten dar tres pasos en diagonal así como en los calabozos estrechos en los que no pueden ni siquiera extender los brazos a los lados del cuerpo. "En una celda de aislamiento, el tiempo no existe. Oír una voz, incluso un susurro, se convierte en un sueño. Cuanto más tiempo pasa, más te sientes como si estuvieras en una tumba; como si estuvieras atrapada en un pozo (…) Echo de menos a Ali y Kiana -sus hijos-. Hace más de ocho años que no los veo, pero siempre han estado conmigo. Espero que el dolor que les ha causado mi ausencia no haya sido en vano. Espero que, un día, me perdonen", escribe Mohammadi.

"Que la lucha vayan de la mano del amor"

"Estamos luchando por un cambio histórico desde la República Islámica de Irán a un gobierno secular basado en los derechos humanos y la democracia. Permitidnos continuar nuestros esfuerzos; que la resistencia y la lucha vayan de la mano del amor y del amor por la vida. Sigamos en pie. Sigamos luchando, demos un paso cada vez y preparémonos para los siguientes", ha asegurado para sentenciar su alegato, que ha sido la primera piedra -junto a su trayectoria en la defensa de los derechos y la justicia- de un camino que le ha llevado a ganar el Nobel de la Paz. Este, que está dotado de un millón de dólares para el ganador, será entregado el próximo 10 de diciembre en Oslo, fecha del aniversario de la muerte de Alfred Nobel, el fundador de los premios a través de su testamento en 1895.

El pasado año, este reconocimiento por la lucha en contra de la guerra recayó en el director de la ONG bielorrusa Viasná, Ales Bialiatski; la fundación rusa Memorial, cerrada por el Kremlin y la justicia rusa a finales del año 2021, y del Centro para las Libertades Civiles de Ucrania. En más de 120 años de historia, esta organización internacional ha premiado a 111 personas -de total de estos tan solo 19 mujeres- y 27 organizaciones. Por ahora ningún español lo ha ganado, aunque sí cinco latinoamericanos: eAdolfo Pérez Esquivel (1980, Argentina), Alfonso García Robles (1982, Máxico), Óscar Arias (1987, Costa Rica), Rigoberta Menchú (1992, Guatemala) y Juan Manuel Santos (2016, Colombia).