Vox se enfrenta a una transformación orgánica como resultado de una sangría doble: en las urnas y en las filas. Las elecciones del pasado 23 de julio supusieron un golpe para la formación liderada por Santiago Abascal, en las que perdieron 19 escaños, mientras el goteo de renuncias tanto en la dirección como en las listas se ha ido intensificando en los últimos meses. De hecho el partido atraviesa un momento complicado en cuanto a tensiones internas por la deriva política de los de ultra derecha hasta el punto de la reciente publicación de un manifiesto crítico en el que parte del partido señala directamente a Abascal como el responsable de este giro. También de una supuesta bunkerización y la falta de transparencia.

Ante esto, el propio presidente de la organización tiene planteado una transformación efectiva de la cúpula que cierre las polémicas y la crisis. Así, la Asamblea General Extraordinaria del 27 de enero -para la que se va a presentar como único candidato a líder a la luz de los plazos, que finaliza este martes 16 de enero- pretende ser un punto de inflexión tanto para ratificar el liderazgo orgánico de Abascal para esta legislatura como para las tensiones internas. Y es que hay nombres que han saltado a la palestra como posibles aspirantes a sustituirle, como es el caso de Javier Ortega Smith, muy crítico últimamente. Mientras tanto, el aún dirigente quiere renovar la dirección abriendo las puertas a sus líderes regionales y a perfiles más jóvenes.

Abascal busca contener la crisis

Santiago Abascal ha confirmado su candidatura para volver a ser presidente de Vox en la Asamblea del próximo 27 de enero. Un encuentro que se va a celebrar en un momento crítico para el partido que lidera, que se encuentra en una crisis interna importante, tanto a nivel de caída de afiliados, como de votantes como de salidas a nivel orgánico, especialmente en el Congreso de los Diputados. La primera gran crisis fue en el verano de 2022 con Macarena Olona abandonando el partido entre duras acusaciones a Abascal de falta de democracia interna. Esto provocó el revelo de Javier Ortega Smith como secretario general -le sustituyó Ignacio Garriga-, lo que abrió una brecha entre ambos.

Tras esto se produjo la renuncia de Iván Espinosa de los Monteros como portavoz del grupo parlamentario y la salida de Juan Luis Steegmann, así como la difuminación de Rocío Monasterio en la Asamblea de Madrid frente a la mayoría absoluta de Isabel Díaz Ayuso. Para los comicios generales de julio se borraron de las listas a Víctor Sánchez del Real o Rubén Manso. Ahora Vox ha experimentado un nuevo terromoto para el que sonaba como candidato Ortega Smith. Unas sospechas que aumentaron después de que su mano derecha en el Ayuntamiento de Madrid, Carla Toscano, renunciase la semana pasada al acta de diputada en el Congreso. Sin embargo, este lo ha descartado, especialmente tras la polémica por la agresión a Eduardo Rubiño en un pleno.

Con todo esto parece imposible ya que los plazos tan cortos para la presentación complican las posibilidades de cualquier aspirante a alcanzar los 3.200 avales que se requieren para la candidatura de cara a la Asamblea de final de mes, que se producirá semanas antes de las importantes citas electorales en Galicia y el País Vasco. Y es que a las renuncias se han sumado los 19 escaños que perdieron el pasado 23 de julio, a la renuncia de la consejera de Extremadura, Camino Limia, o la salida del partido de Xisco Cardona. Además, en estos meses de legislatura la formación ha experimentado otras crisis a nivel regional, como en Cantabria.

Por eso la cita interna así como las elecciones regionales próximas van a ser un verdadero examen para el partido, que no logró un buen resultado en Andalucía pese a estar presentes en cinco gobiernos autonómicos y cientos ayuntamientos de la mano del Partido Popular tras el 28-M. Y es que en las generales se dejaron más de medio millón de votos. Así, esta convocatoria electoral se va a producir con la cúpula del partido ya renovada, es decir, tras el cambio en el Comité Ejecutivo Nacional, donde se podrían producir nuevas importantes salidas. Por el momento Abascal pretende rebajar las tensiones abriendo las puertas  de la dirección a sus líderes regionales así como a perfiles más jóvenes que supongan una limpieza de cara para la organización ultraderechista.

Más perfiles jóvenes

El líder de Vox no se plantea grandes cambios si finalmente consigue revalidar su puesto al frente del Comité Ejecutivo Nacional, pero sí busca una renovación con la entrada de perfiles jóvenes. Por el momento suena como favorito en las quinielas para entrar en la nueva dirección de Abascal el vicepresidente de la Junta de Castilla y León, hombre de confianza del líder y polémico Juan García-Gallardo, pero también cumplen los requisitos el vicepresidente de la Región de Murcia, José Ángel Antelo, o el del Gobierno de Aragón, Alejandro Nolasco. Con estos nombres el movimiento y la apuesta es clara para dar entrada en su equipo más próximo a los dirigentes territoriales, donde más poder concentra actualmente el partido.

Además, se espera que esta renovación va de la mano del grupo parlamentario en el Congreso, donde la actual portavoz parlamentaria, Pepa Millán, suena como la gran apuesta de Abascal así como el secretario general del grupo parlamentario en el Congreso, José María Figaredo. Este lunes la dirección ha descartado públicamente que la salida de Toscano vuelva a abrir una nueva brecha y redujo los efectos del manifiesto "anónimo" publicado contra Abascal y encabezado por cargos municipales. De hecho Garriga ha afirmado que hay una total interlocución entre las bases y la dirección del partido, y que los canales de comunicación internos garantizan el diálogo y la transparencia.