Este pasado lunes ElPlural.com se hacía eco de la denuncia de Compromís sobre la opacidad del Gobierno sobre la lista de 43 símbolos franquistas que, a día de hoy, continúan ocupando un lugar predominante en los cuarteles de la Guardia Civil. El Ejecutivo de Pedro Sánchez aludía a la ausencia de una partida presupuestaria específica para justificar que no se lleve a cabo su retirada ni tampoco haya una fecha prevista para hacerlo. En cumplimiento de la ley de Memoria Histórica, 38 de esos vestigios deben ser retirados, aunque nada se sabe de su localización exacta o de por qué cinco de ellos pueden permanecer en su lugar.

Sin embargo, aunque es seguro que el país tiene otros problemas más acuciantes, para algunos la simbología fascista en las instituciones públicas de una democracia ni siquiera se puede considerar como un problema. Es el caso del ultraderechista Santiago Abascal. El líder de Vox ha utilizado la necesidad de reformar varias casas-cuartel del instituto armado como excusa para para justificar la simbología dictatorial y, de paso, aprovechar para cargar contra el Gobierno y la misma ley de Memoria Histórica. 

Entre las respuestas a la publicación encontramos contestaciones de todo tipo. Desde quienes jalean al líder ultraconservador y a la dictadura franquista hasta quienes no pueden creer la actitud de Abascal.