Si alguna vez has entrado a una tienda de juegos o a la sección de juguetes de cualquier centro comercial, habrás notado que Monopoly no es un juego. Es una especie de multiverso. Está el Clásico, el Gamer, el de Rick y Morty, el de Dragon Ball Z, el de Super Mario, el de Stranger Things, el Cheaters Edition, Fortnite Edition y hasta ediciones personalizadas por ayuntamientos, entidades bancarias y equipos de fútbol. Entonces, ¿por qué hay tantas ediciones? Fácil: porque es un negocio que da dinero cada vez que se saca una nueva.

Franquicia + licencia + tablero

Hasbro, la actual dueña de los derechos, se dio cuenta hace años de que el juego base era un lienzo en blanco. No importa si la calle más barata se llama Rocafort del Norte o Guantánamo Centro, mientras la gente reconozca personajes, lugares o memes, ya hay una edición lista para venderse. ¿Te gusta Pokémon? Tienen una. ¿Sailor Moon? También.

Monopoly de la Selección Española de Fútbol
Monopoly de la Selección Española de Fútbol

Es un formato que no necesita reinventarse. Solo cambia los nombres del tablero, los dibujos de las cartas y las fichas de metal. Listo, ya tienes un producto "nuevo" con valor coleccionable y una excusa para almacenar otra versión del mismo juego en esa bonita librería Billy del Ikea. Lo curioso es que pueden repetir la fórmula sin desgaste. Cambian las calles, las fichas, los colores y las referencias, pero su núcleo sigue intacto desde hace casi un siglo.

Monopoly se ha transformado en una especie de molde universal para licencias. Es barato de adaptar, fácil de distribuir y siempre hay alguien dispuesto a comprar una nueva edición, ya sea por cariño, por moda o por coleccionismo. Hasbro lo sabe y mientras siga funcionando, seguirán apareciendo adaptaciones más rápido que series nuevas en streaming.

¿Se juegan todas estas versiones?

No necesariamente y muchas se compran como si fueran el regalo perfecto para esa persona que supuestamente ‘ama X cosa’… pero luego ni abre la caja. Algunas se quedan en las estanterías y otras se convierten en elementos de decoración, pero la gran mayoría acaban siendo el detonante de risas, grandes tardes y discusiones familiares con billetes falsos de por medio.

Monopoly

Orígenes anticapitalistas

El juego original fue creado en 1903 por Lizzie Magie como una crítica directa al sistema capitalista. Irónicamente, acabó convertido en un símbolo comercial que factura millones cada año. Se han vendido más de 275 millones de copias en todo el mundo, hay versiones en más de 100 países y en más de 40 idiomas (sí, incluso en klingon), y Hasbro lanza entre 10 y 15 ediciones nuevas cada año. La ficha de la plancha fue eliminada en 2013 por falta de cariño y sustituida por un gato, porque internet manda. Así que no sería raro que en unos años puedas comprarte tu propio barrio en versión tablero, porque hay un Monopoly para casi todo. Y si no existe, probablemente ya estén trabajando en ello.

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