Vazkez (Portugalete, 1996) viene del underground de Euskadi y ha firmado uno de los discos más sólidos de los últimos años. La Calor del Norte es un viaje sonoro que conecta Granada con Bilbao, un trayecto del sur al norte que se escucha en cada arreglo y en cada giro estilístico. En sus canciones conviven palos flamencos con guitarras de rock y baterias. Ska, pop, reguetón, electrónica y música tradicional vasca. Desde Calima a Xirimiri, el oyente disfruta del periplo por su mapa emocional, donde confluyen letras profundas, sentimiento, amor y nostalgia.
En La Calor del Norte, Vazkez ha construido un álbum que demuestra cómo la cultura vasca —tan propia, tan identificable— también puede dialogar con otras tradiciones sin perder identidad. Hay hambre de mezcla, curiosidad y un respeto absoluto por las músicas que le han marcado. Un Akerbeltz en chándal que te pica unas palmas y bajo las producciones de Erebo y La Joyería, te lanza conciencia social, códigos del barrio, misticismo y dolor. Su universo es un espacio en el que se intercalan pogos y Aurreskus entre nikes TN, mallas, y eyes liners.
La Calor del Norte es la prueba de que desde el underground se puede firmar una obra sólida, rica en matices y coherente en su concepto. Un relato personal que parte del sur para entender el norte, y del norte para mirar al sur. El disco es un mensaje contra los prejuicios culturales y donde uno se puede encontrar, por qué no, una gitanada abertzale. En una tarde otoñal con cara de primavera, Vazkez y Erebo reciben a ElPlural.com en un céntrico bar de Bilbao, frente al mítico Kafe Antzokia.
Pregunta: La Calor del Norte suena a oxímoron pero no lo es.
Vazkez: Empecé con la idea viviendo en Granada. Justo sacamos La Ría y funcionó bastante bien. Entonces, decidimos que todos los temas que había estado preparando allí, iban a tener un toque conceptual relacionado con el sur y contraponiéndolos con sonidos del norte. Nos pareció un reto motivador y nos hemos tirado dos años con ello.
Si alguien piensa que dar valor al flamenco está mal, es subnormal
P: Desde fuera, creo que no se percibe el impacto real del flamenco en Euskadi.
V: A pesar de que no sea una música que se lleve tanto como otras, mucha gente lo escucha. El flamenco es la hostia y, culturalmente, súper potente. Lo descubrí tarde, pero es una música que he investigado bastante y me encanta.
P: Puede haber gente en Euskadi que pueda ver con recelo el flamenco, al ser un arte tan asociado al folclore español.
V: Si alguna persona piensa que dar valor a otro tipo de culturas a la tuya está mal es subnormal. Da igual de dónde sea, lo importante es nutrirte de todo aquello que te guste. Aprender de otras culturas siempre es positivo.
P: En tu primer trabajo, Cuerdas Simples, ya había toques flamencos. Pienso en Duna o Peli de Espías.
V: Había intentos y ciertos destellos. Pero nuestra intención no era tirar por ahí. Esa relación fue puramente casual.
P: ¿Cómo te dio por irte a Granada?
V: Conocí a mi novia y justo se iba a vivir allí. Los primeros meses me los tiré subiendo, bajando y haciendo chanchullos en el curro. Fue intenso, pero cada vez que iba me lo pasaba increíble. Viví experiencias muy bonitas, hice muchos amigos y al final decidí mudarme.
P: Granada es una ciudad súper inspiradora para un artista.
V: Tanto que todos los temas del álbum están hechos en esa época.
Soy otro payo intentando dar palmas
P: Me hizo gracia un storie que subiste hace poco. En él decías, en referencia a Tangana: "Ahora te entiendo, Antón".
V: Soy otro payo intentando dar palmas (ríe). Yo también me he rodeado de gente que sabía muchísimo más que yo y el álbum tiene ese color porque me he juntado con gente muy buena. Zahra Moreno, Dellachaouen o Chikjuarez, entre otros. Si no fuera por ellos, yo no podría hacer un disco como este.
P: Qué importante es conocer tus propias limitaciones y saberte rodear.
V: Lo más importante es juntarte con personas que son mejores que tú. Y el Tangana, es eso. Mira el Tiny Desk. Un tío que no sabe hacer flamenco y se junta con 15 personas que son profesionales. Tangana hace muy buenas letras, se junta con ellos y sale lo que sale.
P: Sin cantar ni afinar.
V: Yo es que me veo reconocido en eso. Además, en el álbum no he querido ser pretencioso ni ir de erudito ni parecer algo que no soy.
P: Me ha parecido brutal el Skit Romántiko Palentino. "Me enamorado de una castellana y ahora subo a la meseta cada fin de semana, si esa niña lo pide un día dejo Euskal Herría y me mudo a España". Esta frase desde el flamenco me parece muy rupturista.
V: Lo grabé con cuatro colegas. Entre ellos estaba Alberto, que es de Málaga y es el que canta. Me gusta el contraste que le da mi amiga Nerea con el "casi, casi" del final.
P: Estamos centrándonos en el flamenco, pero en el disco hay ska, electrónica, baterías, guitarras...
V: Queríamos que se notara el cambio entre sur y norte. Empezar el viaje con Calima y acabar en Xirimiri.

P: Vaya videoclip más guapo os ha quedao en Xirimiri.
V: Voy de Akerbeltz, un macho cabrío de la mitología vasca. Es, sin connotación negativa, la reecarnación corpórea del diablo, la cual es invocada entre llamas por las brujas en los akelarres. Al director, Gabriel Mozo, le di libertad creativa total y la idea del vídeo es totalmente suya.
P: La portada del disco también es muy buena.
V: Aparece la Eguzkilore, que significa, literalmente, flor del sol. Cuando está seca, se coloca en las puertas para espantar los malos augurios. También le dimos el matiz de que estuviera ardiendo para aportar el contraste necesario para encajar en el concepto de La Calor del Norte.
P: Me gustaría destacar La Feria.
V: Fue uno de nuestros temas favoritos. Es el más profundo de todo el álbum y con más miga. Quizás el tono provoca que gente no llegue a empatizar con la idea, pero es la mejor letra que he escrito en mi vida. Conceptualmente, es el útlimo tema del sur y recuerdo perfectamente el momento en el que lo hice. Estaba en Granada, sentado un viernes por la mañana en mi sofa, el sol dándome de pleno... y me la escribí en hora y media. Me salió del puto alma.
P: La Ría es un análisis muy bueno de la idiosincracia geográfica de Bilbao.
V: Con el proceso de industrialización del siglo pasado, se dividieron mucho las clases. Los dueños de las fábricas y de alto estatus vivían en la margen derecha y los obreros en la izquierda. Esta línea se ha ido difuminando a lo largo de los años, pero es un cliché popular, sobre todo entre quienes somos de la Ezkerraldea (margen izquierda).
P: En Carmen aparece Dellachaouen. Le entrevisté hace un tiempo y me habló súper bien de vosotros. Estaba muy agradecido a Erebo y La Joyería.
Erebo: Recuerdo que le escribimos después de ver cuatro reels y nos flipó. Le dijimos 'súbete a Bilbao y ponte a hacer música'. Estuvo viviendo en mi casa y grabamos el Joyitas de Prestao.
El proposito de este disco es no anclarme al público de Euskal Herria y salir fuera
P: En Yo te llamé, con Ben Yart tiras de nostalgia: "Quiero unas DC y volver a tener 14", escribes.
V: Aquí las tengo puestas (enseña las DC al periodista). Yo te llamé es la añoranza. El recuerdo del primer amor, de sentirte otra vez un niñato. En el disco se repite bastante el concepto de la eterna juventud. Por ejemplo, La Feria es el aspecto negativo de ese espíritu. No puedes estar toda la vida intentando sentirte joven y desfasando porque te mueres, te pudres por dentro.
P: En Alassane, Zer Urrun Dagoen Senegal, cuentas la dureza de la inmigración.
V: Es una historia real. Alassane es nuestro amigo y le conocemos desde hace más de 10 años. De hecho, le conocimos vendiendo en la calle. Está muy vinculado a nosotros porque es albañil y nos ha ayudado a reformar el estudio un montón de veces sin pedir nada a cambio. Es un súper hombre. Gracias a Dios está bien y vive decentemente. Pero ha tenido una vida muy dura. Asassane es una versión de Iñaki, un tema que hizo Zarama en los 90 y que contaba la historia de un inmigrante camerunés. Me gustaba mucho cuando era pequeño y me sirvió como inspiración para contar la historia de Alassane.
P: Existen mensajes que criminalizan la inmigración en el País Vasco. ¿Cómo vives eso?
E: Mira lo que nos ha dado a nosotros ser abiertos. Si fueramos así de cerrados y gilipollas, no habríamos conseguido nada.
V: Si tú tratas bien a las personas, las personas te tratan bien a ti. Siempre te vas a encontrar con algún gilipollas y puede ser perfectamente tu vecino de toda la vida. La inmigración me ha dado muchísimo y no me ha quitado nada.
P: ¿Cuáles son tus aspiraciones en la música?
V: Después de estos dos años de tanto trabajo no sé que voy sacar, pero quiero seguir creando. Tengo ideas en la cabeza, pero realmente no sé qué va a salir. El recibimiento que ha tenido el disco ha sido muy motivador para continuar este camino.
P: Dos años son dos años.
V: Ha sido una montaña rusa de emociones. De repente, piensas que has hecho el mejor disco de la historia y luego te caes y te preguntas qué cojones haces y quién te crees intentando dar palmas.
P: ¿Gira?
R: No puedo decir mucho, pero el 20 de diciembre estaré en Gaztetxe de Arrasate.
P: ¿Tienes idea girar por España?
R: El proposito de este disco es no anclarme al público de Euskal Herria y salir fuera.
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