Alejandro Amenábar concibe un sólido thriller salpicado de elementos sobrenaturales. Protagonizado por Ethan Hawke y Emma Watson, “Regresión” desmonta algunos mitos populares sobre las prácticas de satanismo en una trama que transcurre en la Norteamérica rural de los años noventa.
Hay cineastas que se dejan seducir por los cantos de sirena hollywoodense adoptando las maneras y los vicios del cine que allí se produce, sobre todo cuando han logrado rodar en aquellas latitudes. El peligro que ello conlleva es que sus rasgos de estilo, su autenticidad como creadores, pueden acabar disipándose en el intento. Bien es cierto que desde siempre el cine norteamericano ha sido un modelo para muchos directores, aunque los ha habido que han sabido filtrar esas influencias sin perder su hálito personal como, por dar un nombre a bote pronto y dentro del policiaco, Jean–Pierre Melville, quien a su manera le imprimó un nuevo giro al género en títulos como El silencio de un hombre (Le samuraï, 1967) o Círculo rojo (Le cercle rouge, 1970).
Además, Regresión pone de manifiesto esa tendencia actual de muchas producciones europeas, e incluso españolas, que tratan de emular el espíritu del cine norteamericano, y que aunque en este caso Amenábar lo ha rodado en Canadá, es también su film menos “europeo”, por decirlo de alguna manera, en relación con sus anteriores títulos. De hecho a más de uno les puede traer reminiscencias de algunos títulos como Seven (Se7en, David Fincher, 1995) o similares, en cuanto a que Regresión también posee una puesta en escena realista y una trama impregnada con tintes del género de terror y aderezada con elementos sobrenaturales.
Sea como fuere, son estas algunas de las sensaciones que emanan durante el visionado de Regresión, como también que Amenábar parece haber abandonado sus característicos rasgos de estilo, como sus habituales giros narrativos, para construir una historia que se desarrolla dentro de las directrices narrativas de las producciones hollywoodenses del género dejando que los efectos sorpresa se hallen en los propios datos que va descubriendo el inspector Bruce Kenner, interpretado por un sobrio Ethan Hawke, durante el curso de la investigación que lleva a cabo sobre la posible existencia de una secta dedicada a los ritos satánicos. Porque Regresión no es un film efectista, sino más bien lo contrario, un trabajo que desprende una gran corrección formal en su acabado final, o dicho con otras palabras, realizado con mucho oficio.
De ahí esa sensación de frialdad que desprenden sus imágenes, aunque el cineasta haya conseguido crear una atmósfera inquietante y una historia salpicada con las suficientes dosis de intriga que logra mantener el interés del espectador hasta el último minuto y sin dar, por otra parte, concesiones a la galería. Amenábar ha realizado un film muy sólido, cuyas secuencias están elaboradas casi como un mecanismo de relojería. Una historia que está inspirada en hechos reales, como se apunta al comienzo del metraje, sobre una serie de sucesos relacionados con el culto satánico.
Pero Amenábar no sólo se ha limitado a rodar la clásica trama de intriga, sino que le ha proporcionado a la historia un mayor contenido, planteando entre otras cuestiones, el viejo enfrentamiento entre fe y razón que aquí vienen representadas en los personajes del reverendo Murray (Lothaire Bluteau), que acoge en su parroquia a la joven Angela Gray (Emma Watson) quien se ha refugiado allí huyendo de su padre al que acusa de abusos sexuales, y el profesor Kenneth Raines (David Thewlis), el psicólogo que colabora en la investigación que lleva a cabo el inspector Bruce Kenner quien, precisamente, se posiciona en medio de ambos personajes. De hecho, en un momento dado, el profesor Raines le dice que en realidad es agnóstico, porque no niega la existencia de Dios y a la vez es algo inaccesible para su entendimiento.
Regresión es una película tan compacta y contenida que parece más un ejercicio realizado por un director que domina el oficio a la perfección, que por un autor con un imaginario muy personal. Y aún así, posee los suficientes alicientes para pasar un buen rato durante su visionado.