Los Enemigos han vuelto. Vuelve la mítica banda madrileña que creó escuela con un rock satírico y abierto a la fusión, después de 15 años sin publicar álbum, aunque hace dos interrumpieron su silencio y la dispersión en proyectos individuales de sus componentes con una gira de conciertos. Vuelven con Vida inteligente, tomándoselo con más calma en lo rítmico pero manteniendo el espíritu crítico, cañero, en las letras. Apto para nostálgicos, además de editarse en CD y en edición digital, el trabajo también se encuentra en vinilo. Hablamos con Josele Santiago, vocalista y letrista del grupo, y Chema ‘Animal’ Pérez, batería.


No os gusta mucho que os hagan entrevistas, ¿verdad?


J: No, no es exactamente eso. Es que a veces te preguntan cosas que tú mismo te preguntas sin saber responderte...


Pues hablemos de vuestro primer álbum en 15 años. Menudo momento habéis escogido, con la crisis que está cayendo…
J: Bueno, no solo está cayendo en el mundo de la música. Casi cualquier cosa que haga cualquiera se verá afectada por la crisis…


¿Cómo habéis encontrado el panorama musical después de tanto tiempo? ¿Se sigue haciendo rock en España?
C: Yo, la verdad, apenas escucho a músicos actuales. Prefiero a Chet Baker (risas). Fito sí está más al día.


J: Grabar sigue costando tanto como antes, y las discográficas siguen llevándose porcentajes muy exagerados. Los directos siguen siendo, para la música, la vía por la que ingresar dinero. Pero lo más preocupante, desde mi punto de vista, es que estén desapareciendo estudios de grabación.


¿Y las nuevas tecnologías no te preocupan? Porque vosotros no las conocíais como grupo…
C: Puf, Josele no tenía ni ordenador… Me parece que son cuestión de adaptarse. Todos los medios de comunicación, y las industrias, han tenido que evolucionar de acuerdo con los tiempos.


¿Vosotros os adaptáis a ellas, como consumidores de música?
C: A mí me sigue encantando el vinilo. En las mudanzas que he hecho, lo primero que he instalado han sido el sofá y el tocadiscos…


Cuando dejasteis de sonar hace 15 años, Josele explicó esto: “Nos sentimos incapaces de cambiar las cosas para hacerlo de otra manera. Supongo que hemos completado el circulo”. ¿Qué ha tenido que cambiar para que volváis a juntaros?
C: Estábamos demasiado cómodos, era todo demasiado cotidiano. Nos daba miedo repetirnos, y cada uno de nosotros tenía ganas de hacer otras cosas, individualmente. Preferimos parar. Luego, de vuelta de esas experiencias personales, nos reencontramos para la gira, y nos sentimos muy motivados. Iban a ser unos pocos conciertos en 2012, pero fueron surgiendo nuevas oportunidades, y nos fueron entrando ganas de dejar de tocar los temas de siempre y grabar algo nuevo. Volvemos con más ganas que nunca.


Estuvisteis mucho tiempo sin coincidir entre vosotros, ¿no?
C: Algunos no nos hemos visto casi en diez años… Y alguno ha engordado bastante… (Risas).


¿No os echasteis de menos?


J: Sí, por supuesto. Igual que echas de menos a la familia. Cuando dejamos de tocar juntos, mucha gente comparaba nuestra situación con el divorcio de una pareja, pero en realidad se parece más a una familia que, no por epelas, sino por trabajo o los motivos que sean, se distancia.
C: Yo me di cuenta de que echaba de menos aquellos años un día en que vi a un grupo en televisión en el que los componentes hablaban de la complicidad que había entre ellos, de lo bien que se entendían y de lo que sintonizaban artísticamente. Me dieron envidia… Y a continuación pensé que, eso, yo ya lo había tenido con Los Enemigos.


¿Encontrarán vuestros seguidores a Los Enemigos de hace 15 años en Vida inteligente?
J: Los encontrarán muy mejorados. Yo creo que se detecta en los temas la experiencia de este tiempo, nuestro aprendizaje en solitario; en mi caso, en conciertos acústicos, sobre todo. Es un disco muy directo, sin excesivos arreglos ni artificios.


Nos habíais dicho que la Vida Mata. ¿Qué es lo de Vida Inteligente?
J: Un día me di cuenta de que por ahí nos hablaban de aparatos con autonomía: móviles inteligentes, ordenadores inteligentes, edificios más inteligentes que las personas que los habitan… Y, de la misma manera, alguien, a quien no conocemos, ha puesto en marcha una mecánica social “inteligente”, en el sentido de que funciona por sí misma. Y yo me empecé a preguntar quién estaba detrás de toda esa maquinaria, para quién estábamos trabajando tanto.


Vamos, que seguís siendo reivindicativos.


J: Hacemos tanto canciones etéreas y sugerentes como canciones realistas. Respecto a las segundas, no es que queramos hacer canciones denuncia o panfletarias, ni muchísimo menos. No es una intención ni una actitud. Simplemente nos sale hablar de estos temas, describir lo que nos rodea. La denuncia surge sola, a la vista del percal que hay a nuestro alrededor. Hay otra canción, Firme aquí, en la que me pongo en el lugar de los malos que promovieron el timo de las preferentes, que es un timo de la estampita perfeccionado, del siglo XXI.


¿Los músicos y artistas han de ser reivindicativos y comprometidos socialmente?
J: Desde mi punto de vista, no. En absoluto. Tienen que hablar de lo que le parezca bien, de la manera que les parezca bien.
Vosotros lo hacéis siempre con ironía, con humor…
C: Sí, eso sí, siempre. Te diviertes y disfrutas, pero también piensas.


Sugerencia: ¿por qué no os metéis algo con las discográficas en alguna canción?
C: Podría ser, por qué no. Parece ser que la situación de las discográficas está muy complicada, y hace falta dinero para la producción de álbumes. Aunque nosotros somos unos afortunados y podemos grabar por nuestra cuenta y autoeditarnos. Estamos bastante ajenos a ese mundo.


¿Cuál es el tema de Vida inteligente del que os sentís más orgulloso?
C: A mí solo hay dos temas que me parecen muy buenos de este disco. Los demás, me parecen excelentes (todavía mejores, vaya).


¿Mantendréis vuestros trabajos en solitario a pesar de haberos juntado de nuevo?
J: Es posible. Fito con su editorial y producciones, yo con mis acústicos, Chema en el mundo del teatro… Aunque, por ahora, la gira con este nuevo trabajo nos exige mucha dedicación.


¿Dónde os veis dentro de otros 15 años? ¿Estaréis juntos?
C: Nos veo esperando el autobús camino del hogar del jubilado. Todos juntos, cada uno con su boina (risas).