María José Llergo (Pozoblanco, 1994) es una mujer que emana pureza. A través de su voz, transmite calma y paz. También rebeldía. Un aura mística rodea a esta cantante de raíz, que ha sabido entremezclar la tradición con el tiempo que le ha tocado vivir. Acaba de lanzar Ultrabelleza, un canto al amor libre. Nos reunimos en Planthae, un espacio dedicado a la botánica. Un oasis de naturaleza en pleno Barrio de La Latina de Madrid. 

Pregunta: ¿Cómo estás?

Respuesta: Más a gusto que un arbusto.

P: Normal, después del disco que te has marcado.

R: Estoy muy emocionada. Justo antes lo venía hablando con mi madre.

P: Tendrá que estar muy orgullosa.

R: Además, en el pueblo le dicen cosas bonitas y me pone muy feliz que estas cosas también le den alegría a los míos.

P: Bueno, Ultrabelleza. Imagino que ha tenido que ser un proceso complicado, pero al mismo tiempo emocionante y muy bonito.

R: Estoy muy tranquila. Creo que es un disco muy trabajado y espero que se note mi crecimiento artístico. He experimentado y jugado mucho. Cada canción es diferente a las demás y espero que el mundo lo disfrute.

P: Tu carrera es una plena experimentación desde el flamenco.

R: Al final es mi raíz. Aprendí a cantar con mi abuelo mientras él labraba la tierra. Me cantaba tangos, fandangos y serranas, su palo preferido. Somos de Sierra Morena, así que por la Sierra Morena vienen bajando unos ojillos negros de contrabando. Así me he criado y así entiendo el mundo. No tiene sentido que no haya flamenco en mí porque soy eso.

P: Me parece muy interesante tu capacidad para fusionar esa tradición con los sonidos más modernos.

R: Hay que tener un pie también en el mundo en el que se vive y no solamente mirar al pasado con el romanticismo que le damos porque al final solo nos queda eso. Yo quiero hacer un puente entre el pasado más bonito, que es el relato que me cuenta mi abuelo con su cante y el futuro, que espero que sea muchísimo más bonito y más abierto. Y que estemos en una sociedad más acogedora y más amable con todo el mundo. Yo soy lo que estoy en medio.

P: Qué bonito es poder hacer de puente.

R: Mi música lo refleja y quiero que sea un lugar por el que puedan caminar las próximas generaciones para que puedan comunicarse entre ellas. Y que nos relacionemos todos sin importar nuestra condición.

Aprendí a cantar con mi abuelo mientras él labraba la tierra

P: Dices que no hay nada más radical que hacer el bien. 

R: Hay que ser más valiente para amar que para odiar.

P: ¿Dónde encuentras la belleza? 

R: Es algo que está ahí, que todos podemos sentir, pero nadie sabe muy bien cómo se llama. Yo lo he bautizado a mi manera porque necesitaba ponerle un nombre. Dicen que lo que no se nombra no existe, así que quiero que vea la luz y que habite en nuestra sociedad este concepto. Vengo del campo a la ciudad y veo tanta multiculturalidad, tantas formas diferentes de habitar el cuerpo, de sentir, querer y pensar... Me parece lo más grande que he podido comprobar como ser humano. He llegado a notar que estaba embriagada y colocada de belleza, de observar y contemplar.

P: Víctima de Stendhal.

R: Justo. Ya me pasó yendo a cantar a Roma, me ha pasado en Montreal y en Nueva York. Ver a la gente disfrutar sin prejuicios. A todo eso lo he nombrado ultrabelleza y es lo que me hace ser más feliz, enamorarme y vivir el día a día con alegría. Llegar a una panadería y preguntar cómo estás, dar las gracias y decir qué bien huele el pan. En definitiva, tener un contacto sin miedo con los demás.

P: Más empatía.

R: Que no estemos todos metidos en nuestra cápsula.

P: Vivimos en un mundo cada vez más individualizado.

R: Nos necesitamos los unos o lo otros. No nos valoramos lo suficiente porque nos desconocemos.

P: Al mismo tiempo, la belleza también tiene su antónimo. Todo tiene su lado oscuro.

R: El odio y la política del odio.

P: No hay más que mirar a nuestro alrededor.

R: Al igual que me coloco de belleza, hay veces que también pierdo la fe en el ser humano. Viniendo antes en taxi, íbamos escuchando la radio y todo era muerte y destrucción. Me quita la alegría esa parte del ser humano también.

Maria José Llergo

P: En tus letras no dudas en expresar un mensaje social y político. Por ejemplo, en Superpoder, primer tema del álbum. De hecho dices "Soy como la amapola, morena y roja".

R: No necesito a nadie, me cuido sola. 

P: También hablas del dinero y su tiranía. ¿Qué valor le das a lo material?

R: Lo material va y viene. Lo único que no te pueden quitar es lo que tienes dentro. Eso siempre te acompañará. Que tu vida material sea un reflejo de tu jardín interior. He aprendido a relacionarme conmigo misma de una forma muy bonita. Valorarme y quererme me ha dado la capacidad de enamorarme de los demás.

Cuando te tienes que esconder de un hombre es porque es un fantasma

P: Juramento es un tema muy puro. Un cántico al amor.

R: Compuse esta canción con Antonio Narváez, productor de Dellafuente. Ha sido una delicia componer con él. Además, Granada me inspira muchísimo. La pureza está en el ambiente. En esta canción me imaginaba como si 50 Cent paseara con sus chicos por los jardines de La Alhambra e hiciera una promesa de amor eterno.

P: En La puerta está abierta analizas otra forma de concebir el amor. Una forma fea y tóxica. 

R: En ella hablo de fantasmas. Uno de ellos es una relación muy tóxica. Este fantasma me esconde las cosas / Como me escondo yo de él / Que el niño que yo camelo / Me vale y no sé por qué. Cuando te tienes que esconder de un hombre es porque es un fantasma. 

P: ¿Cómo te curas de eso?

R: Cantando. Trato de convertir la pena en belleza. En canciones que se contagien. Como cuando no puedes evitar sonreír tras ver a alguien haciéndolo. 

P: Terminas el disco con Lucha.

R: Es una llamada a la acción porque hay cosas que me dan coraje. La canción la hice en Londres hace año y medio, junto con Ayanna, una persona talentosísima que canta conmigo en esta canción. Llegó al estudio enfadada y triste porque un hombre se había metido con su aspecto físico por la calle. Yo llevaba mucho tiempo queriendo escribir sobre el acoso callejero porque me da un coraje que flipas. Y empezamos a hacer la canción. Luchar como una mujer no es luchar con debilidad. La mujer no es el sexo débil, tal y como se empeñan en poner en los diccionarios. Todo el mundo necesita del pecho de una mujer para alimentarse. Todos nacemos de una mujer. Es incoherente.

P: Al final, Ultrabelleza es un canto al amor libre y sin prejuicios.

R: No hay nada malo en ti. El mismísimo Dios te hizo así con agua y viento. Cuando puso el amor por encima del miedo, te hizo así. Concretamente, la canción Ultrabelleza me gustaría que la escuchara todo aquel que no recibe comprensión por ser él mismo. 

P: No deja de ser una especie de manifiesto político.

R: Es una forma de vivir basada en el amor y no en el odio.

P: Me imagino que tengas ganas de empezar la gira.

R: Solo quiero disfrutar. Estoy contenta porque está sonando increíble en los ensayos y tengo muchas ganas de llevarlo al directo. Es un reto porque las canciones son más complejas que mis trabajos anteriores, pero las voy a hacer crecer todavía más. Va a ser muy diferente a todo lo anterior. Empezamos este 11 de noviembre en Córdoba, mi casa.

Luchar como una mujer no es luchar con debilidad

P: Qué guay eso de ser profeta en tu tierra.

R: Es muy bonito. Me van a ver mis primos chicos y quiero que sepan que pueden hacer lo que ellos quieran. Que sueñen alto porque los sueños te esperan. Que ser de campo es una bendición y nunca algo malo.

P: Ser de campo te da el verdadero contacto con la tierra.

R: La naturaleza está en todas mis canciones. La montaña en frente de mi casa, los ciervos corriendo por ahí. Lo necesito para vivir, no solo para crear. 

P: ¿Te agobia la ciudad?

R: Es bonita. Pero me gusta descansar en mi campo. La ciudad no agobia, pero sí agota. Es el monstruo más bello que he visto en mi vida. Me sorprende cada día. Tiene los ojos del color de las farolas y de los frenos de los coches cuando se enfada. Siempre tiene hambre y siempre quiere más cante. Pero a veces se me acaba. Sin embargo, en la naturaleza recibo y no me pide nada a cambio. Veo cómo vuelan los buitres y lo hago yo con ellos. Veo las estrellas por la noche, aprendo a relativizar y pienso que brillan más que las de Hollywood. Encuentro la realidad y la toco. Huelo a romero porque crece silvestre. Es otra conexión.